1984 no es solo una crítica al totalitarismo del siglo XX. Es una obra que indaga en los mecanismos del poder y cómo estos transforman la vida cotidiana. La figura del Gran Hermano, aunque intangible, domina cada aspecto de la existencia en la sociedad, convirtiendo al Estado en un vigilante permanente. Este panóptico que vigila y castiga obliga a los ciudadanos a interiorizar esa mirada, volviéndose partícipes de su propia opresión. Orwell no describe simplemente un régimen opresivo; construye un sistema en el que la individualidad es un peligro que debe ser erradicado.
“No había manera de saber si te observaban en un momento dado... debías vivir con la suposición de que cada sonido que hacías era escuchado y, excepto en la oscuridad, cada movimiento examinado”. Recordemos brevemente el argumento de 1984: Winston Smith es un ciudadano común que trata de resistir el control totalitario del Partido. Trabaja en el Ministerio de la Verdad, donde se ocupa de reescribir documentos que le sirven al régimen para manipular la Historia. Un anhelo de libertad, impulsado por un amor prohibido y el sueño de un futuro distinto, lo lleva a desafiar el orden establecido… Pero, antes de continuar, hay que señalar que la novela de Orwell es una distopía: no hay espacio ni para el optimismo ni los finales felices.
La vigencia de 1984 se renueva en un mundo donde la tecnología ha integrado la vigilancia en la vida cotidiana. Cámaras, algoritmos y dispositivos inteligentes no solo recopilan datos personales, sino que también influyen en decisiones y comportamientos, desde nuestras elecciones de consumo hasta nuestras interacciones sociales. Hoy, no es necesario un líder como el Gran Hermano para imponer el control: la vigilancia se ha descentralizado y normalizado. En este contexto, las redes sociales instauran un voyeurismo compartido, donde todos participamos al exponer nuestras vidas y observar la de los demás, convirtiéndonos en parte del sistema que observamos.
El regreso del programa Gran Hermano a la televisión, que comienza este lunes, es una oportunidad para nuevas reflexiones sobre nuestra vida vigilada. Si pensamos en cómo fue la primera edición del reality, a comienzos de siglo, y la comparamos con las versiones actuales, notamos cómo el formato ha cambiado: ya no basta con la vida como espectáculo. Los participantes son convocados a juegos, desafíos y situaciones diseñadas para captar la atención de los televidentes. Ahora que la exposición pública es tanto una elección como una expectativa, la pregunta parece inevitable: ¿cuánto del Gran Hermano queda en Gran Hermano?
Una aproximación crítica a la novela y al programa de televisión impone una reflexión sobre los límites de la privacidad, la vigilancia y la libertad en la sociedad contemporánea. Alguien alguna vez dijo que clásicos son aquellos libros que tienen la capacidad de dialogar con los dilemas de cada época. A más de 70 años de su publicación, 1984 —quizá lamentablemente— mantiene intacta esa capacidad.
La novela 1984, de George Orwell, está disponible en BajaLibros