En su libro The Hidden Globe: How Wealth Hacks the World, la periodista Atossa Araxia Abrahamian revela un mundo oculto donde las élites globales encuentran refugios fiscales, zonas económicas especiales y enclaves extraterritoriales para eludir leyes y maximizar beneficios. Estas áreas ―desde los freeports de Suiza, Liberia y Chipre, por banderas de conveniencia para barcos, hasta la ciudad industrial de Shenzhen― forman parte de un “atlas fracturado” que, según Abrahamian, permite a los poderosos manipular las reglas del juego global.
“El mapa que aprendemos en la escuela, lleno de fronteras cuidadosamente dibujadas, está incompleto. Deja fuera las muchas excepciones extraterritoriales que esconden cómo funciona realmente la globalización”, afirma la autora, en una crítica profunda al impacto de estas zonas en la soberanía y la equidad mundial.
El libro combina análisis riguroso con historias personales que dan vida a este complejo sistema. En las páginas de The Hidden Globe, Ginebra, ciudad natal de Abrahamian, se presenta como ejemplo clave: no solo es la sede de instituciones como la ONU, sino también un bastión de opacidad financiera donde el dinero de dictadores y fortunas ilícitas ha encontrado cobijo durante décadas.
La propuesta de Donald Trump de crear zonas económicas especiales en Estados Unidos refleja, según el libro, el mismo modelo que Abrahamian analiza críticamente como “islas de comercio” que sacrifican soberanía por inversión. A través de casos emblemáticos, como las maquiladoras mexicanas y los tribunales internacionales en Dubái, entre otros, Abrahamian explora cómo estas prácticas han transformado la economía global, cuestionando su costo ético y el beneficio real para las naciones anfitrionas.
“Estos lugares no son exactamente secretos, pero son lo suficientemente dispersos como para parecer casos aislados, en lugar de una red”, escribe Abrahamian en The Hidden Globe y da detalles.
Ginebra, la capital del “globo oculto”
Un ejemplo paradigmático de este sistema es Ginebra, ciudad natal de la autora y epicentro de su análisis. Aunque conocida por albergar instituciones globales como la ONU, Abrahamian describe su “segunda vida espectral” como un refugio financiero construido sobre el secreto bancario.
Durante décadas, los bancos suizos protegieron riquezas de origen dudoso, desde “el oro nazi” hasta “el dinero de sangre del dictador Mobutu Sese Seko”, con un legado que, según la autora, “aún persigue al país”. Incluso con la presión internacional que ha llevado a Suiza a reducir estas prácticas, Ginebra sigue siendo un punto clave en el mapa de los lugares donde las élites acuden para manejar sus finanzas fuera del escrutinio público.
Además, Ginebra alberga uno de los freeports más importantes del mundo, lugares que comenzaron como depósitos para bienes perecederos en la Italia renacentista, pero que hoy son búnkeres de lujo donde los millonarios almacenan obras de arte para evitar impuestos o facilitar el lavado de dinero.
Según Abrahamian, estas instituciones no solo ocultan riqueza, sino que también destacan las contradicciones de un sistema que privilegia a los más ricos: “El arte no es solo un activo cultural, sino una herramienta en la ingeniería financiera global”.
La autora también da vida a este complejo sistema a través de personajes únicos. Uno de los más memorables es el “rey del freeport” en Ginebra, un empresario que acumuló una fortuna comerciando arte hasta entrar en conflicto con un oligarca ruso, su cliente más importante.
Los nichos ocultos y sus arquitectos
The Hidden Globe también analiza otros nichos que operan en este “globo oculto”. Dubái, por ejemplo, creó un tribunal comercial internacional donde las empresas extranjeras pueden resolver disputas bajo sus propias leyes.
Países como Liberia y Chipre ofrecen banderas de conveniencia para barcos que buscan eludir regulaciones laborales y ambientales, mientras que Luxemburgo se ha posicionado como un refugio legal para empresas interesadas en la minería espacial. Abrahamian argumenta que estos mecanismos son tanto una respuesta al sistema global como una perpetuación de sus desigualdades inherentes.
Estas narrativas humanas, combinadas con un análisis profundo, convierten a The Hidden Globe en una exploración tanto crítica como fascinante del capitalismo global contemporáneo. “La economía global ofrece pocas opciones más que servirla, y recompensa generosamente a sus facilitadores. Quizás un espíritu mercenario es justo lo que un país pequeño necesita para prosperar en el mundo”, escribe la autora en el libro.
Zonas económicas especiales, ¿Motores de desarrollo o espejismos económicos?
Las zonas económicas especiales (ZEE) surgieron como herramientas para atraer inversión extranjera mediante la flexibilización de regulaciones laborales, fiscales y ambientales. Lugares como Shenzhen, en China, y Mauricio, en África, se han convertido en símbolos de su potencial: transformaron economías locales en centros de producción global, generando empleo y acceso a mercados internacionales.
Estas zonas representan, según Abrahamian, un intento de crear “islas de comercio” dentro de territorios que, de otra manera, serían poco atractivos para los inversores. Organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial impulsaron este modelo desde la década de 1970 como una solución a economías cerradas y con altos aranceles.
Sin embargo, Abrahamian cuestiona si las ZEE realmente solucionan los problemas estructurales de los países que las implementan. A menudo, estos enclaves funcionan como espacios aislados que no integran beneficios significativos para el desarrollo general de la nación. Además, critica que estas zonas “cedan fragmentos de soberanía” y perpetúen abusos laborales y condiciones de trabajo precarias.
El caso de las maquiladoras mexicanas ilustra este punto: aunque dinamizaron la industria manufacturera en la frontera con Estados Unidos, también atrajeron denuncias por explotación y un impacto limitado en la mejora del nivel de vida. Para Abrahamian, estas zonas representan un compromiso entre crecimiento y equidad que no siempre resulta en un desarrollo sostenible.
Una propuesta para reformar la globalización
A pesar de sus críticas al sistema actual, Abrahamian no se limita a la condena. La autora propone explorar alternativas audaces, como abrir fronteras o crear ciudades charter inclusivas donde migrantes y corporaciones puedan coexistir.
“Quizás el espíritu mercenario es justo lo que un país pequeño necesita para prosperar”, reflexiona, destacando que el verdadero problema no radica en los enclaves en sí, sino en cómo están diseñados para beneficiar a unos pocos a costa de muchos.
The Hidden Globe no es solo una denuncia, sino una invitación a reflexionar sobre las formas en que la globalización podría ser más equitativa. Abrahamian cierra el libro con una advertencia que resulta especialmente relevante en un contexto político donde las ideas como las de Trump resurgen: “El globo oculto no es inevitable, pero cambiarlo requerirá más que soluciones superficiales; exige una reimaginación completa de cómo compartimos riqueza y poder en un mundo cada vez más interconectado”.
Fuente: The Washington Post