Una generación entera de mujeres con una inclinación literaria no ha dejado de contarse historias influenciadas por la maestra narradora Joan Didion. Lo mismo, desgraciadamente, no se puede decir de Eve Babitz, una chica rebelde de Hollywood cuya vida se cruzó brevemente con la de Didion a finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970.
Pocos escritores, por supuesto, tienen la estatura de Didion, y Babitz tiene un grupo de admiradores fervientes e influyentes. Su mayor admiradora podría ser Lili Anolik, editora colaboradora de Vanity Fair, cuyo artículo de 2014 sobre Babitz, seguido de su biografía de 2019 “Hollywood’s Eve,” impulsó un renacimiento del interés por su obra.
Ahora Anolik regresa con un nuevo libro, Didion & Babitz, en el que explora la complicada relación entre las rivales y declara su devoción hacia la menos conocida de las dos: “Estoy loca por Eve, la amo con el abandono irracional de una fan. Además, naturalmente voy en contra de Joan: respeto su trabajo más que me gusta; encuentro su persona —parte princesa, parte aguafiestas— difícil de abordar; y la repudio por enviarnos, al inocente público lector, un ejército, aparentemente interminable, de ensayistas personales jóvenes de clase media que toman sus sentimientos muy seriamente y esperan que hagamos lo mismo.”
Las dos mujeres se conocieron en 1967 cuando Didion y su esposo, John Gregory Dunne, vivían en el 7406 de Franklin Avenue en Hollywood, una época y lugar decadentes que Didion inmortalizó en su colección de no ficción que la lanzó a la fama, Slouching Towards Bethlehem.
En 1971, Didion ayudó a Babitz a publicar un relato en la revista Rolling Stone —”Ella es pintora, no escritora,” dijo Didion al editor. Eventualmente, eso llevó a un contrato editorial. Pero su amistad se fracturó cuando Didion y Dunne fueron contratados por el editor de Babitz para editar el libro, que se convirtió en Eve’s Hollywood, y Babitz se ofendió por sus críticas. Más tarde, se jactó ante un amigo, “Despedí a Joan.”
Anolik presenta un caso convincente del genio literario de Babitz y establece un contraste interesante entre las dos mujeres: una desinhibida, libidinosa y alegremente depravada; la otra tímida, cerebral y muy controlada.
Pero no esperes el enfoque calmado, organizado y equilibrado de un crítico literario o un biógrafo. Con el estilo desenfrenado y chismoso de los tabloides, y con frecuentes guiños al “Lector,” Anolik cuenta chismes sobre todos los actores principales y secundarios de su círculo de la alta bohemia, especialmente Didion y Dunne. Al final, todos terminan viéndose mal, incluyendo, lamentablemente, a Babitz.
Fuente: AP