El sábado pasado hizo calor en Chivilcoy. Pero al día siguiente no: frío, mucho frío. Por eso la gente entraba rápido a Estadio Centro, abrigada, las manos en la campera, sorprendida del viento. Y así, poco a poco, el lugar se fue llenando. El evento sobresalía en el cronograma de la ciudad bonaerense: se celebraba una nueva edición, la tercera, del Festival del Libro de Chivilcoy, más conocido como La Flich. Walter Lezcano, Alejandra Kamiya, Martín Kohan y varios autores eran las estrellas invitadas. El cierre, a cargo de Dolores Reyes, tenía un color especial: más allá del valor de sus libros —Cometierra (2019) y Miseria (2023) gozan de buena crítica y notables ventas—, una polémica envolvía a la autora y todo el mundo del libro lo sabía: acababa de ser acusada por el Gobierno de escribir “libros porno para niños”. Aún no se había expresado, y todo indicaba que no lo haría. Pero esta charla ya estaba programada, el ambiente expectante y el micrófono prendido.
Cometierra
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“La escuela es un lugar privilegiado para la formación de lectores, quizás por eso se la ataca tanto”, comenzó diciendo la autora, en diálogo con el periodista Dino Bercellini. Fue una larga conversación por los recovecos de su escritura. Y en uno de esos resquicios, Bercellini introdujo la pregunta por la polémica: “¿Por qué pensás que a esta altura hay tanto problema por trabajar la sexualidad en la literatura?”
Para Reyes, la cuestión es bastante simple: “Es atacar la ESI, la presencia de bibliotecas en las escuelas, y la escuela pública. Es atacar la ficción en las escuelas. Lo dijeron abiertamente: libros de biología y matemática sí, libros de ficción no. Argentina es conocidísima en el exterior por la cantidad de lectores, de librerías independientes, las fiestas que son las ferias de libros. Si yo muestro esta panorámica que tengo acá con niños saltando, stands súper variados, gente de fiesta en torno a los libros a mis editoras de Suecia, Noruega, Finlandia, no lo podrían creer”.
No es la primera vez. Ya en 2022, una concejala neuquina denunció la novela como “material pornográfico”. En octubre, en el Colegio Corazón de María de Mendoza, un grupo de padres señaló a un profesor por hacerles leer libros “pornográficos”. Pero en las últimas semanas se sumó un nombre: Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Es que Cometierra, junto a Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, Las primas de Aurora Venturini y Si no fueras tan niña de Sol Fantin, está en las bibliotecas de escuelas secundarias bonaerenses. “Todo explotó”, dice Reyes, con el tuit de la vicepresidenta Victoria Villarroel: “Los bonaerenses no merecen la degradación e inmoralidad que Kicillof les ofrece”. La autora lo ve de otra manera: “Cometierra es una forma de narrar un pedido de justicia: una chica que falta, una historia que fue silenciada, y por lo tanto no escuchada. El silenciamiento es una de las armas más efectivas de la violencia de género”.
“Muchísimo de esta celebración de la lectura tiene que ver con nuestra tradición de escuela, donde se lee y se comparte ficción y donde disfrutamos de la lectura. Y ese disfrute le gana, hoy en día, al menos por un rato, al streaming, a las series, a un montón de cosas”, dijo y agregó que “están disciplinando por terror”. Contó que ya ha recibido “infinidad de amenazas”, pero “no quería hacerlo público, no quería que escalara”.
“Considero que Cometierra es un libro que es muy triste y muy tremendo, y quedó ligado a la pornografía, algo que no me interesa para nada. Encima pornografía generada para los adolescentes. ¡Peor! Era como pánico, realmente. Y eso mismo les hacen a los docentes. Es un intento de disciplinar a los docentes por medio del terror. ‘Si vos hacés esto, te vamos a hacer lo mismo, te vamos a mostrar, vas a estar solo’”, sostuvo en La Flich, que esta vez se hizo en el Estadio Centro del Club Gimnasia, a metros de la Plaza Principal de Chivilcoy.
Muchas personas, explica Reyes, “opinaron antes de leer”, y cita el caso de Ernesto Tenembaum, que entrevistó a una de las personas que denunciaba el libro, pero días después, al leerlo, el periodista cambió hacia una posición tajante y habló de censura. “Me conmovió muchísimo”, dijo la autora tras escuchar la defensa que Tenembaum hizo del libro. “Asociar un libro tan triste, tan doloroso y tan desolador a porno para niños, como se dijo, no solo es raro, sino que es una máscara para que te agredan. Sobre todo en relación a nuestras batallas cotidianas, como llevar literatura de calidad a los lectores. Por supuesto que hay que discutir después de la lectura. Han atacado muchísimo al libro porque muchos profesores me dicen que lo usan para hablar con sus alumnos de un montón de cosas, entre ellas la ESI. Quieren tirar abajo la ESI, que no se converse nada en las aulas”.
“Qué triste lugar que les dejan a los adolescentes. El 60% de los adolescentes reales están bajo la línea de pobreza. Los adolescentes, que son los que peor se van a insertar, en muy poquito tiempo, en el mercado laboral. Los adolescentes, que viven bombardeados por la riqueza de sus ídolos del reguetón, del fútbol, de quien sean. Los adolescentes, que quedan a merced, desde los 12 años, de las apuestas virtuales. ¡Qué desolador el mundo que les toca! Y en el caso de las chicas: la carne en las violencias sexuales, la carne en las violencias de género, la carne en el consumo, y para todo lo demás es despreciada. Como Melina Romero o Araceli Ramos, después de ese consumo que las mata o las liquida, son descartadas en la basura. ¡Qué desolador! Para mí sí hay una batalla con la ficción, porque la ficción es un lugar real de libertad, un lugar donde podemos pensar mundos posibles, donde podemos pensar alternativas”, dijo ante una escalada de aplausos.