Durante cuatro días, Córdoba se convirtió en el epicentro del arte argentino con la onceava edición del Mercado de Arte Contemporáneo (MAC), que reunió a más de 50 galerías y espacios autogestionados de todo el país, que presentaron obras de más de 200 artistas.
Como rasgo principal, el MAC fue otra demostración de la vitalidad y talento de los artistas argentinos del mal llamado “interior”, que como las semillas en terreno fértil, surgen sin importar hacia donde la rosa de los vientos apunte, algo así como que a mayores los desafíos, aún más fuerte la cosecha.
Por supuesto, no brotan de la nada, y es a través de los galeristas y proyectos que, ante la dificultad de un año bastante planchado -salvo algunas excepciones- con respecto a las ventas, apuestan, invierten y regresan, como también al fundamental apoyo del Estado, tanto en la formación universitaria como en las políticas de fomento. Quien reniegue de este círculo o niegue su importancia, simplemente no ama la belleza o no desea ser interpelado en su pensamiento.
En ese sentido, el MAC contó con el apoyo de la Secretaría de Comunicación y Cultura de la Municipalidad de Córdoba en colaboración con la Agencia Córdoba Cultura, la Fundación Pro Arte Córdoba, FARO (Asociación Civil de Galerías de Arte de Córdoba), la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Provincial de Córdoba.
Y esta diversidad de lenguajes, materiales y temas podía observarse en la convivencia entre galerías históricas como Marchiario, que este año cumplió medio siglo de existencia, con nóveles como Mina, con apenas tres meses.
El encuentro se realizó por segundo año consecutivo en el Complejo Ferial, aunque esta vez en vez de realizarse en las dos Cúpulas, una de las dos secciones se mudó al Pabellón Amarillo, un espacio que por sus características arquitectónicas despertó ciertas críticas por parte de los galeristas que estuvieron allí.
“El año pasado al haber dos espacios iguales era mejor para las galerías y los visitantes, porque estábamos todas en una misma jerarquía, más allá de la antigüedad. En esta edición se mezclaron galerías con mucha tradición, con otras muy nuevas, y al haber mudado una parte importante al Pabellón Amarillo, que no tiene el espacio de la Cúpula, da una sensación de que hay dos categorías más que dos espacios”, explicó un galerista a Infobae Cultura.
En el lado de las ventas, el panorama fue el de un país que atraviesa una crisis económica. Mientras algunas tuvieron una feria “muy positiva, ya que se logró vender por sobre lo esperado”, otras se fueron contentas por irse “empatadas habiendo recuperado la inversión” y también estuvieron las que fueron a pérdida. Por su´puesto, una Feria es una moneda al aire y nadie mejor que los galeristas conocen los riesgos y posibilidades, pero hay cuestiones socio-económicas que atraviesan a todos.
“Se ha ido perdiendo la cultura del matrimonio que llega para comprar una pintura para el living de la casa, esos pequeños proyectos familiares que eran tan característicos”, comentó un galerista cordobés, mientras que otro apuntaba a que “si bien hubo una baja del dólar, hay una base de compradores que se sostiene, pero otra gran parte es más eventual y ese, ante la incirtidumbre y al ser la parte final del año, quizá prefiere esperar”.
Las ferias no porteñas, como MAC, que crecieron con potencia en la última década, son una invitación a profundizar en la vibrante escena del arte, con muchos espacios que, por presupuesto o antigüedad, no llegan a participar en los grandes eventos de la Ciudad. Dicen el lugar común que Dios atiende en Buenos Aires, aunque en estos tiempos tumultuosos, esto ya no es tan así.
Se está produciendo desde hace unos años ya un movimiento tectónico en el escenario, con el surgimiento de todos estos nuevos espacios expositivos y de venta, como también de asociaciones galerísticas, con cámaras como Meridiano o Faro, por nombrar algunas, que buscan estrategias y alianzas.
En el sentido ferial, la Docta es pionera al ser la segunda feria con mayor continuidad en el país, detrás de arteba. Le siguieron luego, la Microferia de Rosario, ArteCo (Corrientes), la chaqueña a.362, la mendocina Epicentro o FAS, de Salta, que tuvo su debut este año, en el que Plateada (La Plata), en su segunda edición, cerrará el calendario -del 29 de noviembre al 1° de diciembre.
Esto, sumado a una profesionalización -con un importante rol de las universidades- y el ya nombrado apoyo estatal, los artistas no solo encuentren lugar en galerías nacientes, sino también lideren proyectos propios, lo que permite a la vez que las expresiones y la experimentación no necesite de la “aprobación” o validación histórica que tuvo CABA. Decir que hay más voces sería un acto porteño-céntrico, lo que sí hay es un corrimiento y más oportunidades.
“Es un momento importante para pensar las ferias, para pensar la generación de valor y cómo se construye en precios. Creo que esto es nuevo en nuestra historia, porque en los 60 hubo una cantidad de galerías importantes, un momento de auge, en cuanto a la relación con el mercado, pero ahora a partir de los encuentros de las Cámaras, estos encuentros más federales, resulta muy interesante porque de se trata fundamentalmente de ver cómo hacer redes, cómo construir nexos y vínculos entre los distintos actores. Por supuesto, partiendo de los artistas”, comentó, a este medio, Roberto Echen, curador por segundo año consecutivo de MAC y creador y curador de MicroFeria.
Sin dudas, en la actualidad, la descentralización está recorriendo senderos desconocidos, y en esta carrera en que las provincias se pasan el testigo genera una distribución más virtuosa que enriquece a todos los eslabones. Hay cuestiones que ajustar, siempre las hay, pero el hecho en sí mismo que las ferias existan, se extiendan y resistan los embates del devenir económico ya es en sí algo para celebrar. Y disfrutar.
Una de las novedades de MAC fue la presentación en la capital del Museo Rodante, una iniciativa de la Agencia Córdoba Cultura, que tuvo -para ser extrictos- en sí su debut en la Noche de los Museos provincial en localidad de El Fortín, en octubre pasado.
El vehículo de 12 metros, especialmente acondicionado para el traslado de obras de artes visuales, lleva por el interior la muestra “Carlos Alonso. Un viaje…” con impresiones donadas por el artista, en las que se recorren varios de los temas que exploró en su carrera. El objetivo, contaron a este medio, es acercar obras a las pequeñas localidades que no tienen acceso a los museos, como así que se generen actividades en torno al evento y que, a su vez, los artistas de cada lugar visitado puedan sumarse con sus propias obras.
Con 95 años, Alonso, referente del Nuevo realismo, vive un Unquillo, ciudad de las Sierras Chicas en la que se radicó en 1982, al regreso de su exilio en Europa. Y de allí llegó a MAC la galería Esaa, que celebraba su década, cuyo director Guido Quaglia comentó: “Es una localidad de 30 mil habitantes y tiene algo especial con el arte. Mi teoría es que Spilimbergo se radicó ahí, después fue Alonso y ahora está Raúl Díaz, porque hay una condición lumínica de cómo el sol pega en las montañas y eso era una condición necesaria de los impresionistas”.
En simultáneo a la Feria, como si fuera una “Semana del Arte comprimida”, se desarrollaron actividades e inauguraciones. Hotel Inminente, un espacio autogestionado que alberga a más de 30 artistas, tuvo sus estudios abiertos durante el viernes con ventas de obras, la galería Satélite, con tres años de existencia participó tanto del MAC como estrenó las muestras “Un animal demasiado solitario se come a sí mismo” de Gisella Mailén Scotta y “El todo por las partes” de Fede Galará y tras el cierre ferial del sábado, por ejemplo, Sofía Torres Kosiba y El Pelele realizaron performances a cielo abierto, entre otros eventos.
También en el universo del cinturón galerístico, Ankara, que también participó del encuentro ferial, inauguró su gran nueva sede en Colonia Caroya, con la primera edición de “La casa invita”, en la que a modo de mini feria se podían conocer artistas de todas los espacios de la provincia representados por FARO, fundada en 2019.
“Ankara Rural es un nuevo proyecto en la galería, que ya está funcionando desde hace 10 años. Se trasladó a una nueva sede, con un proyecto donde vamos a ir realizando invitaciones todos los años en el marco del MAC y también a distintos actores y sectores de las artes visuales del país para que vengan a dialogar con los artistas del staff. En el resto del año va a seguir con su proyecto individual de muestras cada tres meses y, a partir del año que viene, también buscamos generar un proyecto de residencias de artistas”, dijo la directora Carla Peresini.
En la catehoría de galardones, el Premio In situ, otorgado por Abel Guaglione y Joaquín Rodríguez, fue para Juan Suárez y Carolina Moreno, quienes recibieron 600 mil pesos cada uno como apoyo para seguir con su producción.
Suárez, originario de Villa del Totoral, se formó en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba (U.N.C.), donde estudió Licenciatura en Pintura y es representado por En Casa Espacio de Arte. Su carrera ha estado marcada por una constante búsqueda de identidad local a través de su obra, que refleja los contextos actuales y reafirma la pintura como un lenguaje para interpretar la realidad. Entre sus logros se destaca el Premio Adquisición en el Salón de Pintura 2014 de Río IV y su selección en varias ediciones del Premio de Pintura Bancor y el Salón Nacional de Pintura de Villa María en 2017. Además de su práctica artística, complementa su formación con cursos de grado y posgrado en técnicas de Restauración y Conservación de Patrimonio en la Facultad de Arquitectura de la U.N.C.
Por otro lado, Moreno, de Córdoba capital, representada por Nilo Galpón de arte, se graduó en 2018 de la Escuela Provincial de Cerámica Fernando Arranz de la Universidad Provincial de Córdoba. En sus piezas, Moreno utiliza la cerámica para expresar su conexión con la tierra, la arcilla, los minerales y el fuego, creando texturas complejas que reflejan su visión contemporánea del oficio alfarero. Durante septiembre pasado, participó en la residencia “Constelaciones” de la Red Quincho, con sede en Tucumán y Buenos Aires, y en 2023, cursó la residencia Corriente Alterna en cc 220, con el acompañamiento de Elian Chali.
Finalmente, en el marco del Programa Adquisición, el Museo Metropolitano de Arte Urbano (MMAU) sumó a su colección la obra “Instalación” de Dana Fanego, artista representada por Brújula Invisible, Galería de La Falda. Además, la Agencia Córdoba Cultura, con un desembolso de 8 millones de pesos, incorporó al patrimonio del Espacio Cultural Museo de las Mujeres (MuMu) las obras de seis artistas: “Poder Animal” de Sara Fernández (Galería Mini Contemporáneo, Córdoba); “La alegría subversiva lo intenta” de Soledad Sánchez Goldar (Galería La Arte, Salta); “El vuelo de la Reina” de Rosa González (Galería The White Lodge, Córdoba); “Un mundo sin nosotros” de Ana Gilligan (Galería Júpiter, La Cumbre, Córdoba), “Latidos” de Vanesa Amenabar (Sasha Galería, Córdoba) y “Jazmín” de Mariana Guagliano (Galería Arguello y Bouchet, Agua de Oro, Córdoba).