A veces pasa que desde la pantalla viene algo inesperado, y la magia del cine es magia de verdad. Puede pasar por varias razones, porque algo nos divierte demasiado, nos conmueve demasiado, porque es distinto a lo que vimos antes, por lo extraño, lo salvaje, lo romántico, lo novedoso, lo virtuoso o grandioso o lo conmovedor.
Para los que amamos el cine y las historias, sabemos que siempre hay algo que nos queda, una emoción, una idea, una imagen, aunque nos olvidemos de esa película o esa serie al otro día.
Nuestro reino es un corto que uno puede ver de varias maneras, con o sin información previa. Pero de las dos maneras, sea que sepamos o no sepamos nada, lo que es distinto esta vez es el enfoque, el que narra, la voz que cuenta.
Ya vimos muchas películas que abordan el tema de la neurodiversidad, del espectro autista, desde siempre (I am Sam, Goyo, Rain man) pero son siempre películas que lo hacen “desde afuera”, es decir, se asoman a esas historias, las cuentan con respeto, pero como testigos o coprotagonistas, algunas hasta son complacientes.
Lo que hace a Nuestro reino especial, es que está escrita, dirigida, actuada y narrada por Maximiliano Wurzel, que es neurodivergente y un pibe talentoso. Es un enfoque auténtico, genuino y único.
Es la historia de sus recreos en la escuela primaria, de sus momentos para adentro porque no querían jugar con él, sus juegos solitarios y llenos de imaginación, y de los abrazos, la contención y la relación amorosa con una maestra (que nunca lo tuvo en el grado), de lo importante que fue en esa etapa de su niñez y cómo se vuelven a encontrar más adelante en la vida. Con la emoción y conexión como motores de ese vínculo especial.
Sin golpes bajos, sin moralejas, sin bajada de línea de ninguna especie, lo que logra que la narrativa se sienta más real y menos forzada, es una historia, una nota autobiográfica, que está bien contada. Contada desde el protagonista y con sus herramientas.
Ahora sí, una vez que la vemos, es importante saber más, porque esa relación tan especial existió, porque se transformó en un cuento escrito por la maestra, y ese cuento que llega por azar a manos de Maximiliano se transformó en su ópera prima.
Y está bueno, además, porque hay tanto para desaprender y aprender de nuevo, tanto para saber, cómo integramos y sobre todo, tanto amor dando vueltas, que vale la pena toda la experiencia.