En una madrugada fría y gris del 6 de junio de 1944, miles de jóvenes soldados estadounidenses, británicos, canadienses y de otras nacionalidades desembarcaban en las playas de Normandía, en lo que se conocería como el Día D, la operación de invasión militar más ambiciosa de la Segunda Guerra Mundial. “La playa parecía viva… un caos de cuerpos y equipos mientras los hombres se esforzaban en ganar terreno”, recuerda uno de los veteranos en When the Sea Came Alive: An Oral History of D-Day, un libro que Garrett M. Graff construye a partir de cientos de voces, desde soldados y médicos hasta civiles y periodistas.
El contexto de la Segunda Guerra Mundial estaba marcado por una Europa sumida en la ocupación nazi. Desde 1939, Alemania y sus aliados del Eje extendieron una sombra sobre el continente, y las fuerzas aliadas planeaban el momento decisivo para recuperar el control. Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética, que conformaban las potencias aliadas, sabían que la invasión de Europa occidental era clave para desmantelar la maquinaria nazi y restaurar la democracia. “Los hombres cruzaron el Canal para preservar la libertad”, explica Dwight Eisenhower, comandante supremo de las fuerzas aliadas, en una cita destacada por Graff, resaltando la magnitud de este evento, que no buscaba conquista alguna, sino preservar la paz y la libertad en Europa.
Con una estructura que combina relatos desgarradores y momentos de reflexión, el autor recoge testimonios que permiten ver la historia desde adentro. “El escenario de la batalla era la cosa más impresionante y terrible que un ser humano podría presenciar”, cuenta un soldado de la 116ª División de Infantería, rememorando las primeras horas del desembarco. Muchos de estos hombres tenían menos de veinte años, y pocos sabían si vivirían para ver el final de aquel día. Desde las frías aguas del canal hasta los estrechos campos normandos, Graff nos lleva de la mano en una reconstrucción detallada de una jornada que cambió el curso de la historia.
Una de las lecciones más profundas que ofrece este libro es sobre el liderazgo, ese intangible que surge en medio del caos. El Día D fue un despliegue sin precedentes de valentía, donde jóvenes sin experiencia previa demostraron una audacia y determinación que inspiraron a generaciones. “El liderazgo del Día D se encontró en cada uno de los jóvenes pilotos que aterrizaron bajo fuego pesado, en los médicos que corrieron entre las balas para salvar vidas, y en los soldados que, uno a uno, lograron avanzar unos metros en una playa teñida de rojo”, escribe Graff. Este evento no solo es recordado por su complejidad militar, sino por las muestras de liderazgo que hicieron posible lo impensable.
La obra también desafía los estereotipos y la mitología que se han construido en torno al Día D. Graff insiste en que, aunque las historias populares suelen contar solo la versión de los héroes convencionales, hubo una gran diversidad de participantes: mujeres, personas de color y soldados extranjeros que lucharon en Normandía. Martha Gellhorn, una periodista y corresponsal de guerra, se escondió en el baño de un barco de transporte durante toda la noche para ser una de las primeras mujeres en llegar al sitio del desembarco. Estas historias permiten entender la pluralidad de las fuerzas aliadas, algo que el autor considera esencial para desmitificar una historia que, en sus palabras, ha sido “casi completamente engullida por la mitología, el folclore y Hollywood”.
Entre los relatos destaca el testimonio de un médico afroamericano que, mientras atendía a heridos en Omaha Beach, fue recibido con miradas de asombro. “Al bailar con la empleada de correos, me preguntó por qué nuestros oficiales decían cosas tan malas sobre nosotros. No podía entenderlo”, relata el médico. Estas interacciones pusieron en evidencia las tensiones raciales que existían entre los soldados, pero también el respeto que les ganaron a través de sus actos de valentía en un contexto en el que los británicos no compartían la misma historia de segregación que vivían en Estados Unidos.
Una y otra vez, Graff nos lleva a entender que en el Día D se dieron actos de valentía cotidianos en personas que jamás imaginarían ser protagonistas. “En el estudio de la historia del Día D, encontramos historias de valentía cotidiana en personas que nunca imaginaron ser protagonistas”, reflexiona el autor. A través de estos relatos personales, vemos el valor no solo en los grandes nombres de la historia, sino en figuras desconocidas que hicieron la diferencia ese día.
El autor no busca un relato heroico sin matices, sino que nos invita a comprender las complejidades del Día D en su totalidad. “El Día D fue la historia de los hombres comunes que enfrentaron desafíos inimaginables, muchos de ellos dejando atrás familias y amigos para embarcarse en una misión cuya magnitud ni siquiera comprendían del todo”, se lee en el libro. Estas palabras no solo hacen eco de la incertidumbre y la crudeza de aquel momento, sino también de la universalidad de la experiencia humana en tiempos de guerra.
Como cierre, el libro nos regala una reflexión de uno de los veteranos, quien al ser cuestionado por su nieto sobre si fue un héroe, responde con humildad: “No, pero serví en una compañía de héroes”. Con esta frase, When the Sea Came Alive nos recuerda que los grandes actos de la historia suelen ser realizados por personas comunes y corrientes, cuyas vidas, sueños y miedos siguen presentes en cada relato.