Un joven va al lejano, polvoriento y caluroso pueblo de Comala para buscar a su padre, un tal Pedro Páramo, al que quiere encontrar para reclamarle lo que le negó a él y a su madre. Así comienza la novela clásica de Juan Rulfo que esta semana estrenó en Netflix su más reciente adaptación cinematográfica, el debut como director del cineasta y fotógrafo Rodrigo Prieto.
Prieto ha sido nominado al Oscar por la fotografía de filmes estadounidenses como Brokeback Mountain (Secreto en la montaña), Silence (Silencio), The Irishman (El irlandés) y, a comienzos de este año, por Killers of the Flower Moon (Los asesinos de la luna). Con Pedro Páramo vuelve a su país de origen con actores como Dolores Heredia, Giovanna Zacarías, Mayra Batalla, Ilse Salas, Tenoch Huerta y Manuel García-Rulfo, así como un equipo de producción local, para retratar una de las historias más emblemáticas de la literatura mexicana, considerada una obra cumbre por Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges.
A pesar de su brevedad (menos de 150 páginas en múltiples ediciones), Pedro Páramo ha dado pie a varias adaptaciones previas, la primera poco más de una década después de su publicación, estrenada en Cannes en 1967, bajo la dirección de Carlos Velo, con John Gavin, Ignacio López Tarso, Pilar Pellicer y Carlos Fernández. Las siguientes fueron de José Bolaños (1977) y Salvador Sánchez (1981).
Prieto está consciente del reto de crear una adaptación para el público mundial de la plataforma de streaming, pero está convencido de que será una historia que los atraerá, incluso para verla más de una vez. “Espero que la gente de todo el mundo se identifique con esta historia local, creo que los temas son universales: todo el mundo tiene dolor, todo el mundo tiene esperanzas y todo el mundo se ha decepcionado”, dijo durante la reciente promoción del filme, en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde fue uno de los invitados de honor.
“Son cosas que todo el mundo puede entender de alguna manera, aunque la estructura es compleja, los temas, las emociones por las que pasan los personajes, son universales”. Prieto suele experimentar con diferentes lentes y técnicas en los filmes en los que colabora para crear diversas atmósferas, sensaciones y temporalidades. En Pedro Páramo, para la que realizó la fotografía, no dejó de lado su constante búsqueda en el arte, especialmente en sus múltiples escenas nocturnas.
“Esta película, como director de fotografía, es muy desafiante para crear una luz de luna creíble y es realmente difícil hacer que se vea auténtica. Así que ese fue un gran desafío, estas largas caminatas por las calles de Comala … Tienes que poder verla, tienes que sentir la oscuridad”, dijo.
“La novela y la película también van y vienen en el tiempo, se superponen los diferentes momentos, no son flashbacks, van mucho más allá de los flashforwards (escenas futuro) y flashbacks (escenas del pasado), el tiempo es circular y está presente, así que para transmitir eso visualmente y colocar a la audiencia, no solo en el diseño de producción, el vestuario y el maquillaje, y cómo se ven los personajes, sino también visualmente, llevar a sentir de inmediato que estás en una época diferente, de repente ese fue otro gran desafío”, señaló.
Juan Preciado es interpretado por Tenoch Huerta y Pedro Páramo por Manuel García-Rulfo (Rulfo por el lado de su padre, Lapuente es su apellido materno).
Rulfo contó que el autor de Pedro Páramo era primo hermano de su abuelo. Otro de sus libros, El Llano en llamas, es su favorito y había pensado en dirigir alguna de sus historias, pero nunca se imaginó que terminaría interpretando a uno de los protagonistas de Pedro Páramo. La respuesta de su propia familia a la película, dijo, le causaba algo de nervios.
“Creo que fue la calma de Rodrigo”, agregó sobre como logró callar esas voces en su mente. “Por lo menos fue como ‘vamos a hacer nuestra versión y a darle’, obviamente va a haber gente que va a decir ‘ese no es el Pedro Páramo que yo veía’ o sí o no, siempre va a haber esas opiniones. Ahorita, la verdad, yo estoy muy orgulloso de lo que hicimos”.
Una de las primeras habitantes de Comala con las que interactúa Juan Preciado es con Eduviges Dyada, dueña de una cantina y posada, interpretada por Dolores Heredia. “Yo quería que Eduviges no fuera una mujer densa, ni pesada, ni sufrida”, dijo la actriz. “Quería encontrar una levedad, de verdad lo digo, me entrené a diario para ver si lograba despegarme del piso aunque fuera poquito, yo quería levitar”.
Al igual que Juan Preciado, nos vamos enterando de quién es realmente Pedro Páramo, y cada descubrimiento es desgarrador; era un hombre despiadado, mujeriego y corrompido por el poder con el que ha sometido a Comala. Parece que su única debilidad es Susana San Juan, una mujer con la que le habría gustado casarse, pero que estuvo ausente por años. Cuando Susana vuelve a Comala no es la misma, padece de enfermedades mentales y una profunda tristeza. La película sugiere que muy probablemente sufrió abusos de su padre.
“Todas las mujeres sufren violencia de género, es impresionante como está ahí y cómo tenemos eso en el tuétano, pero en Susana lo estamos viendo, cuando lo leemos y cuando lo vemos en la película, estás viendo ese dolor”, dijo Salas, quien la interpreta. “Acababa con un hueco en el estómago por lo cercano a nuestra realidad hoy, la verdad … De leer las noticias y que se parezca tanto a nuestra realidad todavía”.
Damiana Cisneros es el ama de la hacienda de Pedro Páramo y de las pocas mujeres que logra mantenerse al margen de la violencia que desata. Es una sobreviviente y un personaje con claroscuros interpretado de forma destacada por Mayra Batalla. “Se va construyendo un espacio personal raro, también oculto, que tiene su precio, que es que entrega su vida a él”, señaló la actriz, para quien Damiana representa un arquetipo de las mujeres mexicanas. “Estamos todo el tiempo en esta contradicción… El hombre, el que me dice cuál es mi lugar, hasta dónde puedo llegar, pero al mismo tiempo soy yo quien lleva una casa o, en este caso, lleva una hacienda, mueve gente”.
Giovanna Zacarías tiene una transformación física en el papel de Dorotea, una de las habitantes más pobres de Comala. En el libro, Dorotea es una de las voces más prominentes del pueblo, en la película es una testigo. “Es un Xólotl (perro prehispánico), como dice Rodrigo, para trascender al inframundo y es la tierra, yo siento que es como la tierra de Comala… Y no tiene derecho ni a una tumba con su nombre”, dijo Zacarías. “Es muy poético, y siento que es contenedor de mucho simbolismo”.
Fuente: AP.
Fotos: Juan Rosas/ Netflix vía AP; Carlos Somonte/ Netflix vía AP; AP/ Berenice Bautista.