Nos conocimos en la Universidad Nacional de las Artes. Allí compartimos aula y fuimos amigas antes de ser colegas. Siempre tuvimos muchas ganas de producir en conjunto y trabajar juntas. Un tiempo después, compartimos un seminario de actuación en el Sportivo Teatral y allí nació nuestro proyecto de “La Bicha”. En una de las clases hicimos una prueba con objetos, había que “darles vida”, interactuar con ellos y desarrollar situaciones.
Allí nos encontramos con una manguera de aspiradora, un elemento un tanto carente de poesía, pero que de repente empezó a brindarnos infinitas posibilidades para la improvisación. La manguera fue apodada rápidamente “La Bicha” y se convirtió en un electrodoméstico rebeldón que se trepaba sobre el cuerpo de Leticia. Planteamos entonces una pequeña escena: Leticia, ante el avance del artefacto sobre su cuerpo, alterada y preocupada por la imposibilidad de quitárselo de encima por cuenta propia, asiste en busca de ayuda al consultorio de la doctora Robinson, una médica marginada e incomprendida.
Esa idea fue nuestro puntapié. Era una idea descabellada, bastante “sonsa” y que dependía totalmente de la convención con el público, ya que la manguera simplemente reposaba sobre el cuello y brazo de Leticia. Conforme pasó el tiempo, le dimos un poco más de forma al dispositivo de la manguera, pero aún hoy continúa siendo algo bastante básico y simple, defendido únicamente por la actuación y la convención.
En ese sentido, la propuesta estética de la obra es desplegar un alto grado de teatralidad y de convención para que sea posible contar esta historia alocada. Creemos que en el teatro la convención puede ser incluso mejor que un truco de magia. No nos interesa sumar efectos especiales para narrar que una aspiradora cobra vida, tenemos la actuación y eso al teatro parece alcanzarle.
Hoy podemos decir que “La Bicha” es un melodrama de ciencia ficción que transcurre en un pasado distópico. La obra, a través de un universo de corte fantástico y en clave cómica, reflexiona principalmente sobre la soledad. Se plantea un universo anclado en una estructura melodramática clásica en donde se alternan elementos trágicos y cómicos, haciendo foco en pasajes sentimentales. Es una obra de dos personajes, una médica con un pasado polémico y Leticia, un ama de casa de los años cincuenta que se encuentra acechada por la manguera de su aspiradora.
La obra se estrena dentro de un ciclo llamado Les Actuantes. Un ciclo muy necesario que busca impulsar a artistas jóvenes emergentes. Ser parte del ciclo es un gran honor que nos tiene muy entusiasmadas pero también es un cierre -y comienzo- de un proceso que llevó su tiempo.
Como dijimos, teníamos solo una idea, nos faltaba escribir un texto y armar un equipo para salir a la cancha. Eugenio Schcolnicov nos dio una mano muy grande en las primeras pruebas del material. Luego, llamamos a dos amigas: Violeta Marquis, nuestra directora y luego a Luna Schapira para la colaboración artística. Fuimos escribiendo a la par de los ensayos, entendiendo el texto a medida que lo actuábamos, con la mirada amorosa y precisa de Viole y Luna. Hacer teatro, sobre todo hacer el tipo de teatro que nos convoca e interesa es un enorme placer y privilegio, pero hacerlo con amigas es una alegría inconmensurable.
*Las autoras son las actrices de la obra.
*La Bicha. Estreno sábado 9 de noviembre. Funciones: sábados de noviembre a las 17hs. Teatro Caras y Caretas 2037 (Sarmiento 2037, CABA). Entrada general: $14.000 (descuentos a estudiantes y jubilados) por Alternativa.