El Festival Callejón, un clásico del circuito teatral off, celebra su séptima edición del 6 al 8 de noviembre con una agenda que incluye danza, teatro y música con un programa diario de triple función.
Este ciclo, que nació en 2018 en plena efervescencia del movimiento feminista, antes de la pandemia, surgió con la idea, entre otros objetivos, de dar visibilidad a referentes mujeres. Era Festival Callejón, mujeres al frente; el siguiente paso fue sumar a las disidencias, y hoy se van borrando las fronteras para sumar producciones creadas por hombres. Así lo explica Zoilo Garcés, en representación de la producción del festival, que está a cargo, además, de Ramiro Bailiarini y Sebastián Francia, desde su primera edición.
Garcés señala esta novedad como un paso casi natural: “La curaduría de este festival, de esta 7.ª edición, se enfocó, como todos los festivales, por un lado, en la emergencia de nuevas artistas, de artistas jóvenes. Históricamente, venimos trabajando con mujeres y disidencias, pero también estamos viendo y percibimos una afluencia cada vez más amplia de personas que hacen teatro sin importar tanto su género. De todos modos, en este caso predominan las artistas mujeres, cosa que también celebramos y que vamos a seguir acompañando. Pero nuestro ojo está puesto, sobre todo, en personas que nos resulten interesantes desde lo que están haciendo, desde los recorridos que vengan llevando a cabo, desde los espacios que habitan, desde las formas que piensan el quehacer escénico en esta ciudad”.
Con esto reafirma su apuesta a que los elencos y compañías puedan abrir sus trabajos, mostrarlos, compartirlos o volver a presentarlos. “Porque en esta edición tenemos dos reposiciones de obras que han estrenado en otro lado, pero que fueron invitadas por el festival”.
Remarca la función del Festival de ser plataforma para esos artistas “que tienen algo para decir, que tienen un punto de vista”, una opinión que está en consonancia con el espíritu del Festival Callejón. “Que se toman en serio el trabajo, que confían en un espacio como el festival para poder llevar a cabo las propuestas que están deseando exhibir, y acompañar, sobre todo, es nuestro rol. Si bien generamos y realizamos una curaduría, también nos interesa que ese trabajo sea un poco más colectivo, a partir de experiencias”. Escuchan a artistas que han participado en ciclos anteriores que les acercan recomendaciones de otros artistas. “Es una construcción que nos encanta hacer, que es algo que hacemos a lo largo de todo el año. Se ve el resultado en el festival, pero es algo que no paramos de pensar. Siempre aparecen nuevos nombres y eso nos da mucha felicidad”.
Considerado una maratón artística, este festival, alojado en el emblemático teatro Espacio Callejón, dirigido Javier Daulte y Federico Buso, continúa, como decía Garcés, apostando por los nuevos creadores y, como en otras oportunidades, brindando instancias de work in progress. En esta edición, será el turno de la danza, con Todas mis maldiciones en casa, dirigida por Sofía Rypka e interpretada por Agustina Fiore. “Me resulta a mí muy atractivo que un festival tenga el espacio de presentación de un trabajo que no está terminado. Es una instancia de apertura para el debate y para tener cierta reciprocidad con el público y seguir pensando la obra puertas adentro para el estreno del año que viene [...]. Uno de los de los puntos que a mí me resultan más atractivos de participar en el festival es, por un lado, la instancia de presentar algo de la cocina de un proceso creativo”, dice Sofía Rypka.
Tanto Garcés, como Rypka y Milva Leonardi –que presentó en 2019 su obra de danza Éxtasis y Demonios en esa misma sala–, coinciden en que hay algo de lo colectivo, de la mirada y de la forma de hacer que es lo que aglutina al Festival Callejón. “Hay algo de los colectivos que habitan este festival y que proponen estos materiales que tienen una energía o una filosofía, una forma de pensar lo teatral más que desde lo que se ve, desde cómo se trabaja, cómo se siente y cómo se acompaña, que está muy en línea con nuestro pensamiento y con los trabajos y con las ediciones que hemos venido realizando”, expresa Garcés.
“El espacio del Festival Callejón, además de interdisciplinario, es un espacio de artistas que estamos pensando en el contexto y pensando en la cultura”, señala Sofía Rypka. Por su parte, Milva Leonardi, subraya el pertenecer a una “red de artistas y de personas” que se conocen “en estos contextos tan difíciles, de tanta precarización y de tanto temblequeo. Poder estar en un festival donde estamos en diálogo con artistas de nuestra generación y otras generaciones y poder poner en común nuestras prácticas y nuestras maneras de hacer”.
Los tres coinciden en que la cultura hecha en colectivo es la salida en un contexto social, político y económico complejo. “Resistir es también a través de nuestros trabajos, de nuestras actividades, de lo que nos gusta, de aquello a lo que nos venimos dedicando. [...] Y si no es por políticas públicas o por una mirada un poco más inclusiva del Estado, somos los propios artistas, los y las artistas, quienes vamos a seguir sosteniendo, defendiendo y haciendo crecer estos espacios, porque estamos seguros de que la cultura es lo único que nos salva”, concluyó Garcés.
Programa
- Algunos mensajes en el buzón de mi padre
Funciones: 6 de noviembre a las 21:15; 7 de noviembre a las 23 y 8 de noviembre a las 21. Sinopsis: Ese cuerpo fracturado e inerte es el de mi padre. ¿Cómo se duela un país? Aquí me encuentro, construyendo altares para cada muerte mía. La calle arde, explota, mi masculinidad se desvanece, la gente reclama una vida más digna. La revolución que en Chile no sucedió es el telón de fondo tras la muerte de mi padre. Dramaturgia: Carlos Briones Pino; intérpretes: Maite Mosquera, Agustín Ferreyra; diseño sonoro: Vanesa Del Barco; diseño de Iluminación: Agnese Lozupone; coreografía: Liza Karen Taylor; dirección de arte: Agustín Ravotti y dirección: Amalia Tercelán.
- Confesión tardía de amor
Funciones: 7 de noviembre a las 19 y 8 de noviembre a las 23. Sinopsis: Una aerolínea low cost porteña. Una azafata triste. Una tripulación dispuesta a ayudar. Confesión tardía de amor es un café concert tanguero en donde una azafata ensaya, en medio de un desmayo, en pleno vuelo, cómo confesar su amor a una pasajera que conoce del pasado. Un concierto en el aire, de piano y guitarra eléctrica, para cualquiera que quiera que lo quieran. Dramaturgia: Violeta Marquis; intérpretes: Violeta Marquis, Sebastián Sonenblum, Catalina Telerman; músicos: Sebastián Sonenblum, Catalina Telerman; diseño de iluminación: Rodolfo Eversdijk; producción ejecutiva: Sebastián Cáneva; composición musical: Sebastián Sonenblum, Catalina Telerman y dirección: Tomás Corradi Bracco.
- Bardo
Función: 6 de noviembre a las 23. Sinopsis: una práctica escénica en la cual el tono muscular compone ficciones, relaciones e imágenes que sopesan entre lo berreta y lo onírico. En algún momento puede parecer una pelea entre perros, unas caídas de borrachos, muchos pensamientos anudados en la cabeza, magia del subdesarrollo, una concertista ibérica, un capítulo de art attack o un focus group del indie. Performers: Brenda Lucía Carlini, Victoria Castelvetri, Ana Inés García, Virginia Leanza, Milva Leonardi, Quillen Mut; diseño de vestuario: Marcos Di Liscia; diseño de luces: Matías Sendón; fotografía: Gonzalo Schindler; diseño gráfico: Marcos Krivocapich; producción: Brenda Lucía Carlini; colaboración: Gastón Santos; tráiler: Gonzalo Schindler; coproducción: Galpón De Guevara, Corina Wilson; dirección: Corina Wilson.
- Canciones del tiempo
Funciones: 6 de noviembre a las 19; 7 de noviembre a las 20; 8 de noviembre a las 22. Sinopsis: espectáculo inspirado en el disco Canciones del tiempo de Maricastaña, de María Elena Walsh y Leda Valladares. Canciones para mirar, para exclamar un amor, para arrullar a un niño, para lograr alegrar el trabajo, como himno de resistencia, para avivar la memoria con una guitarra. Un concierto a tres voces y guitarra que invoca el disco de Valladares y Walsh, que en la década del cincuenta decidieron rendirle homenaje a este repertorio de canciones populares que “ni el tiempo, ni la moda, ni los medios de difusión, consiguen borrar” (Valladares y Walsh, 1958). Intérpretes: Vero Gerez, Carolina Saade y Santiago Adano; idea y dirección: Vero Gerez y Caro Saade; diseño de luces: Sebastián Francia y arte: Ramiro Bailiarini.
Work in progress
- Todas mis maldiciones en casa
Funciones: 6 de noviembre a las 20; 7 de noviembre a las 21 y 8 de noviembre a las 19. Sinopsis: Escuché que dijo alguien cualquiera y un día cualquiera: “Que se te arrepienta por toda tu vida y que se te vuelva contra ti enseguida”. Una trampa. Un amuleto vencido. Mis piernas. El gusto fiel. El viento bahiano. La mano que toca. La hora sin hora. Y yo respondí, primero, “ja, ja, ja” y luego repliqué: “Todas mis maldiciones en casa”. Intérprete: Agostina Fiore; diseño sonoro: Francisco Cossavella; vestuario: Florencia Macché; diseño de iluminación: Lía Bianchi; idea, coreografía: Agostina Fiore, Sofía Rypka; dirección: Sofía Rypka.
Fuera de programa
El sábado 9 de noviembre, de 16:30 a 18, habrá un conversatorio coordinado por Victoria Casaurang y Flor D’Antonio. FARSAMAG. Encuentro con los elencos y público general para conversar sobre la experiencia de producción de los proyectos, su participación dentro del festival y el trabajo de producción de las artes escénicas en el contexto actual.
* Espacio Callejón, en Humahuaca 3759, CABA. Localidades a $8000 y $10.000, disponibles en Alternativa Teatral.
Fotos: Gentileza Prensa Festival Callejón.