En un pequeño teatro de Red Bank, Nueva Jersey, donde Bruce Springsteen ha estado ensayando para una próxima gira mundial, la estrella de rock de los trabajadores decide dar por terminada la jornada. “King, me voy a casa”, le dice Springsteen a Jon Landau, su productor y mánager de toda la vida. Asombrado, Landau recibe la noticia con una mirada un tanto inquisitiva, seguida de un diplomático “Uhm...”.
Es un momento fugaz del documental Road Diary: Bruce Springsteen and the E Street Band, de Thom Zimny, sobre la gira que comenzó en 2023 y continúa hasta hoy. Pero en su franqueza e intimidad, es un momento que contiene multitudes. Tras más de dos décadas observando y colaborando con ambos personajes, Zimny lo reconoció al instante como un ejemplo del “lenguaje secreto entre los dos”, un léxico basado en el gusto mutuo, el enfoque singular, la atención obsesiva a los detalles y —cuando es necesario— dejar espacio para preguntar: “¿Seguro, Boss?”, aunque solo sea con una pausa significativa.
“Si no llevara 24 años con ellos, no vería la belleza de esos detalles”, dijo Zimny el mes pasado en las instalaciones de edición del centro de Manhattan, donde él, Landau y Springsteen trabajaron en secuencias clave de Road Diary. “Sería [solo]: ‘Están teniendo una conversación y Bruce quiere terminar antes’”.
Lo que Zimny llama la “hermandad silenciosa” entre Springsteen y la mano derecha a la que llama King no es el único mundo oculto revelado en Road Diary, estreno de esta semana en Disney +. Como crónica de la primera gira de la E Street Band desde 2017, la película documenta asociaciones creativas —entre Springsteen y sus músicos, así como con Landau— que se encuentran entre las más prolíficas y duraderas del rock and roll.
Filmando a los fans en “el foso” de los conciertos de E Street en todo el mundo, Zimny transmite hábilmente la experiencia extática de ver las actuaciones en directo de Springsteen, legendarias por su energía desenfrenada, su electrizante espectáculo y, con más de tres horas, sus épicas duraciones. Además, más que ninguna otra película anterior de Springsteen, descorre el velo sobre la creación de esos espectáculos, que él llama “una parte profunda y duradera de quién soy y cómo justifico mi existencia aquí en la Tierra”.
Pero lo más sorprendente de Road Diary podría ser cómo, en medio de la euforia y la catarsis, la película consigue entretejer temas más reflexivos sobre la mortalidad, la pérdida y la inexorabilidad del tiempo. Retrasada tres años por la pandemia, la gira actual estaba programada originalmente para apoyar Letter to You de 2020, un álbum en el que Springsteen, que acaba de cumplir 75 años, reflexiona con nostalgia sobre su pasado. Al igual que el disco, el espectáculo incluye emotivos saludos al primer grupo de Springsteen, TheCastiles, así como a los miembros fundadores Danny Federici y Clarence Clemons, fallecidos en 2008 y 2011, respectivamente.
En Road Diary no se mencionan los contagios de los miembros de la banda ni la úlcera del propio Springsteen, que lo llevó a cancelar varios conciertos, pero en un momento de la película, la esposa de Springsteen, Patti Scialfa, explica que no ha estado de gira tanto en los últimos años porque le han diagnosticado mieloma múltiple.
“No hubo ninguna discusión previa [de que] íbamos a ir por ese camino”, dijo Zimny, explicando que algunos de sus primeros proyectos fueron videos musicales para los proyectos en solitario de Scialfa. “Ahí hay una enorme confianza”. En cuanto a la presencia de Springsteen en la película, el cineasta optó por la contraintuitiva decisión de renunciar a una entrevista en primera persona, y en su lugar lo grabó leyendo una narración a modo de diario. El resultado es un retrato aleccionador y festivo de un artista que ha pasado toda su carrera interpretando cada concierto como si fuera el último, y que ahora se prepara a sí mismo y a sus fans para el día en que esa metáfora se haga realidad.
Zimny, de 59 años, dice que Road Diary es una película “que lleva 24 años gestándose”, y se refirere a la relación que ha establecido con Landau y Springsteen desde que los conoció cuando editaba el documental de HBO Bruce Springsteen and the E Street Band: Live in New York City. Landau quedó especialmente impresionado por el trabajo de Zimny en Tenth Avenue Freeze-Out, una versión épica de 19 minutos que se prolongó en una versión de Take Me to the River, una oración de resurrección que culmina finalmente en una icónica puesta en escena con Springsteen y su saxofonista, Clarence Clemons.
“La forma en que Thom montó esa secuencia fue uno de los momentos en que supe que tenía futuro aquí con nosotros”, observó Landau. “Thom no se daba cuenta de que había sido capturado por el Planeta Bruce. Y veintitantos años después aquí está, haciendo el mejor trabajo que ha hecho nunca”.
Thom Zimny , hijo de un obrero de la construcción en paro frecuente, crecía en la ciudad costera de Point Pleasant, Nueva Jersey, cuando escuchó por primera vez Darkness on the Edge of Town. Tenía 13 años. “[Aquella] fue la primera vez que la música me habló tan profundamente”, recuerda, “porque conectaba muchos detalles, imágenes y personas que me rodeaban”. Cinco años más tarde, Zimny, que es disléxico, creó un video musical casero de “Born in the U.S.A.” utilizando dos aparatos de video, empalmando imágenes de un documental de la PBS sobre Vietnam y de un desfile local del Día de los Caídos. “De repente, por primera vez como disléxico, pude componer una frase”, dice Zimny. “No es una frase con palabras, es una frase de imágenes”.
Con un nuevo lenguaje al alcance de la mano, Zimny siguió editando, estudiando cine en la Escuela de Artes Visuales de Manhattan y trabajando para la productora de no ficción New York Center for Visual History; en 2000 le pidieron que sustituyera a un editor que había abandonado inesperadamente el montaje de Live in New York City, que recogía los dos últimos conciertos de una épica gira, en el Madison Square Garden.
Springsteen reconoce ahora ese documental como un punto de inflexión en su relación con el cine. Las películas siempre han desempeñado un papel importante en sus composiciones, desde Bad lands, el drama policíaco de Terrence Malick de 1973 que inspiró tanto la canción como su álbum Nebraska, hasta el ambiente de cine negro que impregnó Darkness on the Edge of Town. Su frase final en Western Stars, el documental de 2019 que codirigió con Zimny, es de una de sus películas favoritas, The Searchers. Pero al principio de su carrera, Springsteen tenía lo que él llama una “aversión” a filmar sus actuaciones en el escenario y en el estudio. “Un mago no quiere que mires demasiado de cerca su truco de magia”, explicaba Springsteen en una reciente conversación telefónica, y añadió entre risas: “A medida que me hacía mayor, empecé a darme cuenta de que no teníamos muchas películas de la banda. Me pregunto por qué”.
Aunque accedió a filmar sus actuaciones para la película Live in New York City, aquel proyecto tuvo un comienzo rocambolesco. “Fue el principio de la alta definición”, recuerda Springsteen, “o de la muerte lenta, o como quieras llamarlo”. Aunque Live in New York City se había grabado en video digital de última generación, mientras se editaba él veía los trabajos en curso en casa, en VHS. Cuando fue a Manhattan a ver la película terminada en la gran pantalla, se quedó mudo. “Apareció algo que simplemente no reconocí”. Recuerda que se volvió hacia Zimny y le dijo: “¿Por qué estoy mirando al tipo de la fila 30 con la camiseta de Grateful Dead en lugar de la narración que [nosotros] estamos tejiendo en el escenario en este momento? ¿Por qué estoy estudiando la esquina iluminada del elevador de la batería? Había una enorme cantidad de información, y mucha de ella era innecesaria”.
Zimny recuerda cuando Springsteen le dijo lo que quería para Live in New York City: un aspecto “de archivo” que calentara las imágenes prístinas de la película. “Se volvió hacia mí y me dijo: ‘Hice un álbum [Nebraska] en un casete. No tengo ningún problema en agarrar esto y ponerle grano’”. Utilizando herramientas digitales disponibles en la época, Zimny procedió a añadir grano, textura y desaturación hasta que la estética visual contó con la aprobación de Springsteen. “Fue el principio de hacer un trato con nosotros mismos”, recuerda Springsteen, “diciendo: ‘Ok, si podemos tener todo este cuidado, podemos empezar a filmar con regularidad’. Y eso es lo que hicimos”.
Hasta entonces, Springsteen había tenido una experiencia desigual con los videos musicales (un primer intento abortado del video musical de “Dancing in the Dark” es un famoso desastre), que él achaca a no haber encontrado un socio a largo plazo a la altura de colaboradores musicales como Landau, Jimmy Iovine, Chuck Plotkin y Ron Aniello. ”No teníamos eso en el cine hasta que llegó Thom Zimny. Fue una parte enorme del rompecabezas”.
Zimny editó las películas de los conciertos de 2003 en Barcelona y de 1975 en el Hammersmith Odeon de Londres, que se habían rodado y guardado durante casi treinta años. Para entonces, era montador en la serie The Wire y trabajaba en el proyecto de Springsteen por la noche, sincronizando las imágenes visuales canción a canción, utilizando como guía su experiencia de primera mano con la puesta en escena de Springsteen. “Con solo mirar los hombros de Clarence, sabía si era un riff de ‘Rosalita’ o de ‘Jungleland’”, recuerda Zimny.
En 2005, Zimny dirigió Wings for Wheels, sobre el rodaje de Born to Run (no se dañaron videograbadoras), utilizando material rodado por el cineasta Barry Rebo, que había filmado varios conciertos, ensayos y sesiones de estudio en los años setenta y principios de los ochenta. Ese material se ha convertido en un elemento esencial del canon visual de Springsteen, que ahora abarca más de una docena de largometrajes, gracias en gran parte a la fusión mental que Zimny ha logrado con Springsteen y Landau.
No se equivoquen: No se trata de investigaciones antagónicas (Springsteen y Landau siempre figuran como productores). Pero tampoco son un mero fan service. Mientras que la mayoría de las películas de rock se contentan con documentar una actuación o ilustrar una canción, las de Zimny se han convertido en extensiones más densas de la propia narración de Springsteen, un logro aún más impresionante por la ambivalencia inicial del músico sobre cómo utilizar el cine en su trabajo.
Para Landau, Zimny ha conseguido el equivalente cinematográfico de los músicos de la E Street Band, que están tan metidos en el bolsillo que son “capaces de colaborar con Bruce dondequiera que vaya Bruce”. Para Zimny, por muy gratificante que haya sido sumergirse en la bóveda, dice: “Lo más importante para mí es el viaje cinematográfico. ¿Cómo vamos a contar estas historias? Lo más bonito que dijo Bruce al principio fue: ‘No existe Born to Run II’. Siempre lo he utilizado como referencia. Cada vez vamos a abordar la historia de una forma nueva”.
Más recientemente, y en consonancia con lo que Springsteen llama una “geografía emocional” compartida con Zimny, eso significó volver a sus raíces comunes en Freehold, Nueva Jersey, para dirigir un vídeo del cantante apoyando la candidatura de Kamala Harris a la presidencia. Después de que Landau le hablara del proyecto, Zimny sugirió rodar en Roberto’s Freehold Grill, un restaurante que “El Jefe” ha frecuentado “desde que tenía 5 años”, con sus abuelos y padres, y en sus citas de adolescente. También es donde lo entrevistó para el documental Born to Run y rodó el video de “Long Walk Home”, una canción que Springsteen ha presentado en la gira como “una plegaria por mi país” (”Aquí todo el mundo tiene un vecino/ Todo el mundo tiene un amigo/ Todo el mundo tiene una razón para empezar de nuevo.”).
A Landau le encantó la idea. “Dije: ‘Pondremos a Bruce en el mostrador’”, recordó. “Y Thom dijo: ‘Y la cámara será el amigo con el que está hablando’. Fue un golpe maestro”. Para Zimny, la elección fue instintiva, impregnada de una historia que ha contribuido a preservar y moldear. “Nunca puedo desentrañar del todo una elección creativa”, señaló. “También creo en el misterio de los errores. Es algo que he visto hacer a Bruce en el estudio y en el directo. Te sales de tu propio camino y algo ocurre, y la historia se cuenta”.
Fuente: The Washington Post.
[Fotos: Rob DeMartin/ The Washington Post]