Este libro está organizado en poemas inspirados en la secuencia cronológica de la película Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, a 45 años de su estreno en 1979. La versión tomada para este poemario es la Final Cut.
Toda lectura —toda visión del mundo— es una traducción. También lo es toda escritura. El propio Coppola crea su película basándose en la novela Corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. De modo que este libro es, ante todo, una traducción de una traducción y, como toda traducción, produce la creación de un nuevo texto, de una nueva versión. Finalmente eso somos: versiones de lo que vimos, leímos, escribimos, sentimos. Por demás, al trabajar con los materiales de la escritura, hay una vuelta a los orígenes literarios de esta obra de Conrad.
La versión de este libro está narrada desde los ojos del protagonista, el capitán Benjamin L. Willard, interpretado en la película por Martin Sheen. Como una cámara de cine puesta sobre su mirada, estos poemas están escritos en primera persona como si fuera él quien hablara. Es su mano la que escribe estos versos en medio del salvaje aire. Toda traducción es imaginación. A modo de tecnicismo, cada vez que en el poemario aparecen frases en cursiva son extractos textuales del guión de la película, salvo los casos de uso por regla gramatical.
Ahora: Apocalipsis mantiene el concepto de mis últimos dos libros de poemas: Troya, aparta de mí este cáliz (2022) y Las armas y las letras (2023). En el primero, el que habla es Telémaco, hijo de Ulises y Penélope; en el segundo, toma la palabra Don Quijote: Alonso Quijano quiere narrar su propia vida.
En este concepto de fondo hay una búsqueda de proponer algo diferente en el campo poético contemporáneo respecto al uso del “yo”. No hay caminos estéticos correctos o incorrectos. Yo simplemente elijo este camino. La imaginación siempre busca sobrevivir por todos los medios.
Ojalá que este libro aporte su imaginación a través de esta película de lírico viaje al final de la noche; no es, tampoco, un film elegido arbitrariamente: el mundo y el país, en este 2024, atraviesan su propio apocalipsis now, una tiniebla que no es cine.
Le oponemos poesía. También.
XXI
Veo tu foto, coronel Kurtz,
Walter E. Kurtz,
Walt Kurtz,
corazón de mi tiniebla.
Como pintura rupestre
tu imagen es futuro
dentro de esa cueva.
La fe nunca
cuestiona lo primitivo.
XXII
En un grabador
escucho su voz
tomada en Camboya.
Habla de un caracol,
de una hoja de afeitar,
de un sueño de cuchillas.
De prender fuego
pueblo por pueblo,
ejército tras ejército.
Es como si hablara un reptil.
Como si hablara el río.
Ningún sueño
puede hablar así.
CI
Estoy sin guardia frente a él.
Me deja libre:
sabe
que no iré a ningún lado.
Podría apuñalar
ese pecho de albatros.
No lo hago.
¿Por qué no lo arrebato
y lo destripo en esta selva?
Me siento
el mismo animal que él.
Yo también quiero
leer a T. S. Eliot.