En una feria del libro importan las palabras. Sobre todo en la Feria del Libro de Frankfurt, la más grande del mundo. Así como se piensa cada cosa que se escribe, también se piensa cada cosa que se dice. Es una forma de nombrar las cosas, de narrar y explicar la realidad. Por eso, el domingo pasado, en el cierre de la edición número 76 de la feria de la ciudad alemana, cuatro escritores argentinos hablaron con suma precisión sobre lo que ocurre en el país.
“La mentalidad dominante no es tan liberal, sino colonial, están suplicando por favor que nos conviertan en una colonia de nuevo. No queremos tener nada propio. Solo queremos comprar lo que produce el resto del mundo”, dijo Carlos Gamerro, y agregó: “Nuestro presidente va de país en país ahora, con fondos públicos, pero no en visitas oficiales, a los foros de extrema derecha donde cree que les lleva ideas. No, sólo va allí para que le digan qué hacer y qué decir”.
“El programa Sur, que nació en la Feria del Libro de Frankfurt, parece volver al mismo lugar a ser desmantelado”, dijo Gamerro sobre el programa de traducción que ahora está siendo recortado. “Quienes acusan a la ciencia y al arte de ser inútiles tienen miedo de sus resultados, como tienen miedo de los resultados de la resistencia a la realidad que suele provocar la literatura. Temen la vieja alianza entre la verdad, la creatividad y el conocimiento”, agregó Mariana Dimópulos.
“El movimiento del gobierno argentino es claro: estrangular económicamente y retratar patéticamente a un supuesto enemigo. Con un uso específico de las palabras. Los escritores pueden tener en este punto una pista para concebir un modo político de actuar, ellos que sólo tienen el lenguaje como objeto de trabajo y de reflexión. Creo que el futuro depende de lo que hagamos con el lenguaje político”, continuó Dimópulos.
Por su parte, y en esta misma línea, María Negroni habló de la educación y de la cultura como reservas imprescindibles del pensamiento y de la función de la literatura y del arte como antídotos contra el autoritarismo. Luego leyó un texto poético titulado Un nido de prisiones. También estuvo presente el escritor Ariel Magnus; fue el último en disertar y lo hizo con una profunda reflexión sobre el mal uso de los conceptos de anarquismo y anarcocapitalismo.
La mesa integrada por Negroni, Gamerro, Magnus y Dimópulos llevó el título “Resistiendo a la realidad” y formó parte del programa “Perspectives on Culture and Politics” de la feria. El contexto es excepcional: es la primera vez en 62 años que Argentina no contó con un stand oficial en la Feria del Libro de Frankfurt. Debido a los recortes presupuestarios, ni Cancillería ni la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional otorgó financiamiento.
Sin embargo, los socios de la Cámara Argentina del Libro decidieron financiarse ellos mismos. Así fue que viajaron los catálogos de nueve editoriales: Eudeba, Fondo de Cultura Económica, AZ, Clacso, Libros del Zorzal, Dunken, Del Naranjo, Colisión Libros y Tres Olas. En los años anteriores, fueron alrededor de veinte sellos. En ese espacio, que fue de 16 metros cuadrados, albergó el mencionado Programa Sur y el proyecto Argentina Key Titles.
La mesa “Resistiendo a la realidad” fue posible por el apoyo económico de las universidades de Frankfurt y de Colonia, y el trabajo organizativo de Victoria Torres (moderadora de la conversación), “ya que no hubo ninguna iniciativa del gobierno para el envío de una delegación oficial”, explicaron en la presentación. Al concluir, se abrió una sesión de preguntas del público, a lo que los autores respondieron explicando por qué, debido al contexto, se decidió titular así la mesa.