Demián Rugna revivió el cine argentino de terror: “Me divierte tanto como el humor”

El director cuya película “Cuando acecha la maldad” es un fenómeno de público y críticas en todo el mundo, es protagonista central del FIC.UBA con una retrospectiva de su filmografía

Trailer de "Cuando asecha la maldad", de Demián Rugna

Demián Rugna, director argentino de cine de terror, ha alcanzado un hito con su película Cuando Acecha la Maldad, que se ha convertido en la más taquillera del género en la historia del cine argentino. La película, que debutó mundialmente en el Festival de Toronto y ganó el Premio a la Mejor Película en el Festival de Sitges, ha sido proyectada en más de 600 salas en los Estados Unidos. En nuestro país, supero cualquier récord imaginado para una película de género.

El éxito de Rugna no es casualidad. Desde su infancia en Haedo, donde se convirtió en un apasionado del género de terror, ha trabajado incansablemente para consolidar su carrera. Estudió diseño audiovisual en la Universidad de Morón y comenzó su trayectoria con films como The last gateway, su primera película realizada íntegramente en inglés, ya que en ese entonces era imposible pensar que una película de terror argentina podía conseguir productores interesados. Después siguió con ¡Malditos Sean!, codirigida con Fabián Forte y No sabés con quien estás hablando. Sin embargo, fue con Aterrados en 2017 que Rugna capturó la atención internacional, recibiendo incluso el apoyo del reconocido cineasta Guillermo del Toro para una remake en Estados Unidos, aunque el proyecto se detuvo debido a la pandemia y otros factores.

El impacto de Cuando Acecha la Maldad ha sido significativo, no solo en Argentina sino también en el exterior. La película, que narra una historia de demonios y violencia en el campo, ha sido aclamada por la crítica y cuenta con un 97% de aprobación en la web Rotten Tomatoes que recopila y promedia las valoraciones críticas. Este éxito ha llevado a Rugna a ser una figura destacada en festivales internacionales. Esta semana, el FIC.UBA le ha dedicado una retrospectiva al aire libre bautizada Terror a Cielo Abierto. Además, Rugna participará en un seminario en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Ciudad Universitaria, donde compartirá su experiencia con otros cineastas, guionistas y productores.

Demián Rugna desafió al cine de género en Argentina con "Cuando Acecha la Maldad"

La trayectoria de Rugna es un ejemplo de cómo el cine de género puede trascender fronteras y captar la atención de audiencias globales. Su capacidad para crear historias inquietantes y su habilidad para aprovechar las oportunidades internacionales han consolidado su lugar en la escena del cine de terror. Con Cuando Acecha la Maldad, Rugna no solo ha logrado un éxito personal, sino que también ha marcado un hito en la cinematografía latinoamericana.

—¿Qué sentís cuando revisan toda tu filmografía?

—Me genera muchas emociones. Con Cuando acecha la maldad, he llegado a un punto donde ya casi nada me sorprende. Han sido tantos estímulos, tantas buenas noticias, que me cuesta procesar lo que está pasando. Por supuesto, me llena de felicidad y satisfacción, especialmente porque viene después de cuatro películas anteriores, tras mucho esfuerzo. Me gratifica que la universidad quiera hacer una retrospectiva de mi trabajo, ya que mi camino ha sido de sacrificios, frustraciones, pero también de amor por contar historias. Me gusta ver que mi carrera no se define por una sola película, sino por todas las que he hecho, y eso me hace sentir orgulloso, aunque un poco viejo al recibir este reconocimiento a los 45 años y no a los 70.

—¿Qué papel jugó el concurso del Instituto de Cine en tu carrera, especialmente con “Aterrados”?

Aterrados fue un proyecto que tuve guardado por años. Aunque fue uno de mis primeros guiones, costó mucho encontrar un productor que lo apoyara. El Instituto de Cine abrió una oportunidad con el concurso Blood Window, enfocado en cine de terror y fantástico, y eso fue clave. Justo venía de filmar No sabés con quién estás hablando, una parodia al cine de terror, porque no veía otra forma de hacer el género en Argentina. Cuando apareció el concurso, me anoté sin muchas esperanzas, pero lo gané. Aterrados me dio proyección internacional y nuevas oportunidades, algo que sin ese concurso no sé si hubiera logrado. Es posible que, de no ser por eso, hubiera dejado de hacer largometrajes.

Trailer de "Aterrados": gente que desaparece sin dejar rastros, muertos que vuelven de sus tumbas y voces que se escuchan en los drenajes de agua

—¿Qué crees que cambió en el Instituto de Cine para que comenzaran a apoyar el cine de género, considerando que ya había una generación de cineastas como Daniel de la Vega y Fabián Forte que trabajaban de manera independiente porque no encontraban productores interesados?

—Fue una decisión inteligente del Instituto. Había un movimiento creciente de cineastas haciendo cine de género de forma independiente, cada vez con más calidad y ambición. Además, los responsables, en ese momento, se dieron cuenta en mercados internacionales que había películas argentinas de terror en catálogos y distribuidores, pero que no habían pasado por el INCAA. Ahí entendieron que estaban perdiendo algo importante y decidieron apoyar este movimiento, que ya existía pero estaba siendo reconocido fuera del país antes que dentro. Así surgió la iniciativa de apoyar el cine de género y abrazar a esta generación de cineastas.

—¿Qué te motiva a hacer cine de terror en lugar de otros géneros?

—Para mí, el terror es una forma creativa de explorar la fantasía y, al mismo tiempo, me divierte tanto como el humor. En mi filmografía también tengo comedia, que va desde lo negro hasta lo grotesco y absurdo. Pero hacer una buena escena de terror, generar tensión o un buen susto, lo siento como un gran chiste, porque me divierte ver cómo el público sufre con mis películas. Además, el terror permite explorar otros temas si lo deseas, y siempre es un gran desafío, tanto por lo técnico como por lo creativo. Compites con las grandes producciones de Hollywood, así que tienes que estar a la altura en cuanto a efectos visuales y calidad. También es complejo encontrar una vuelta de tuerca que ofrezca algo fresco en un género que es muy comercial. Y, por último, lograr asustar al público es un reto en sí mismo.

Un fotograma de 'Cuando acecha la maldad', de Demian Rugna, distribuida en España por Selecta Visión

—¿Qué crees que fue lo que más atrajo de Cuando acecha la maldad cuando buscabas productores?

—Creo que lo que más atrajo fue que yo era el director de Aterrados. Si otro cineasta sin una película de éxito detrás hubiera presentado este guion, habría sido mucho más difícil conseguir apoyo. Aterrados abrió puertas tanto con el Instituto como con coproductores. La película no es para todos, tiene una violencia cruda que incluye a los niños, pero creo que lo que la hace especial es su honestidad. Muestra al ser humano tal cual es, sin estereotipos ni héroes típicos. Mi objetivo fue mantener esa autenticidad, incluso cuando la historia lleva a decisiones difíciles, como la muerte de niños, porque es una película de terror.

—En tus películas sueles trabajar con un mismo equipo técnico y actores ¿Cómo ha influido esto en tu proceso creativo?

—Muchos de los que hacemos cine de terror en Argentina repetimos equipo, y esa colaboración comenzó a principios de los 2000, en el festival Buenos Aires Rojo Sangre. En ese momento, éramos como un grupo de frikis que soñaba con hacer este tipo de cine y formamos una comunidad que sigue hasta hoy. Más allá del trabajo, hay una amistad y una experiencia compartida. Conozco bien a mi equipo, sé a quién llamar para el sonido o la dirección de fotografía porque ya hemos trabajado juntos. Aunque los roles a veces cambian, el equipo se ha mantenido bastante estable a lo largo de los años. Incluso con los actores, seguimos colaborando más allá de la película. Cuando acecha la maldad es un ejemplo, ya que después de terminarla y estrenarla, seguimos haciendo cosas juntos para la película.

"El terror me divierte tanto como el humor", dice Demián Rugna

—La película tuvo un gran éxito en un contexto complicado para el cine argentino y las universidades públicas, donde ahora presentas tu trabajo. ¿Cómo estás viviendo este momento?

—Lo vivo con mucha angustia e indignación. La industria del cine, que incluye no solo a cineastas sino a todas las personas que trabajan alrededor de las películas, como técnicos y proveedores, fue uno de los primeros sectores en ser atacados por el gobierno, culpándonos incluso de la pobreza en Chaco. Ahora le toca a las universidades, y ver cómo intentan destruir nuestra matriz cultural, incluido el cine, me llena de bronca. Cada día recibimos noticias de ataques a la educación, a los jubilados, y a la cultura, lo que genera una división constante en la sociedad. Es abrumador y muy triste.

—Dada la falta de apoyo actual del Instituto de Cine y el impacto en nuevos talentos, ¿cómo cambia la charla que tenías planeada para estudiantes de cine en este contexto?

—La charla cambia mucho. Para hacer cine, necesitas una industria en tu país, y el Estado es fundamental para sostenerla, al igual que en otras industrias que reciben beneficios o apoyo estatal. La situación actual es muy compleja, y es difícil motivar a los jóvenes cuando no saben si podrán filmar en dos o tres años. Mi enfoque será más en cómo enfrentar esta realidad, compartir mi experiencia de cuando empecé sin el apoyo del INCAA, y buscar herramientas para avanzar. Más que un seminario técnico, será una charla abierta con los estudiantes, porque como cineasta con una película exitosa, siento la responsabilidad de hablar con ellos, especialmente cuando las universidades públicas están siendo atacadas. Será una conversación importante.

* Dentro del ciclo “Terror a cielo abierto” se proyectan: Aterrados, este sábado 19 a las 20 hs.; Cuando acecha la maldad, el lunes 21 a las 20 hs. en el estacionamiento de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Ciudad Universitaria de Buenos Aires.