La Legislatura Porteña le rinde homenaje a Federico Moura

Federico Moura, reconocido como un ícono del rock argentino y primer cantante de la banda Virus, será homenajeado por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El acto se llevará a cabo el lunes 21 de octubre a las 17 horas, cuando se descubrirá una placa conmemorativa en el edificio ubicado en Piedras 469, en el barrio de Monserrat, donde Moura vivió sus últimos días.

La iniciativa, impulsada por el legislador Juan Pablo Arenaza, busca recordar el legado cultural de Moura, quien nació en La Plata el 23 de octubre de 1951 y falleció en 1988. Arenaza destacó la influencia perdurable de Moura en la cultura nacional, afirmando que su música conecta generaciones y mundos diversos. “Federico Moura es un emblema de nuestra cultura”, expresó el legislador.

La placa incluye una frase de la canción “Encuentro en el río musical”, del álbum Superficies de placer lanzado en 1987, que Moura compuso junto a Eduardo Costa. Esta canción, considerada un mensaje de despedida del artista, refleja su deseo de dejar un legado duradero para sus seguidores. Según el libro Virus de Marcelo Moura, hermano de Federico, el músico planificó meticulosamente su mensaje final, buscando que fuera sutil y significativo.

El evento contará con la presencia de familiares, amigos y admiradores del artista, quienes se reunirán para celebrar su contribución a la música y la cultura de los años 80 en Argentina. Moura, además de su carrera musical, fue diseñador de indumentaria y un pionero de la cultura “under” que promovió nuevas ideas y valores democráticos en el país.

La ceremonia en Piedras 469 no solo busca honrar la memoria de Moura, sino también inspirar a quienes pasen por el lugar a recordar su legado y acercarse a su obra. La influencia de Moura sigue vigente, y su música continúa siendo un puente entre diferentes generaciones y culturas.

El 21 de diciembre de 1988, Federico Moura falleció en esa casa donde se colocará la placa, a causa de una insuficiencia cardiorrespiratoria. Su muerte marcó el fin de una era en el rock argentino. Moura, nacido el 23 de octubre de 1951 en La Plata, fue una figura clave en la transformación del rock nacional durante la década de 1980, introduciendo elementos de la new wave y contribuyendo a la masificación del género.

Desde temprana edad, Moura mostró interés por la música. A los cuatro años, su madre, Velia Oliva, lo sentó frente al piano, y a los siete ya cantaba en reuniones familiares. Durante su adolescencia, formó su primera banda oficial, Dulcemenbriyo, con la que incluso realizó una gira por Bolivia. Paralelamente, estudió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata y militó en el Movimiento Siloísta.

La tragedia golpeó a la familia Moura en 1977, cuando Jorge, el hermano mayor de Federico, fue secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar en Argentina. Este evento dejó una profunda marca en Federico, quien decidió no utilizar la tragedia familiar como parte de la estrategia de promoción de su banda, Virus.

Virus, formada en 1980, se convirtió en un referente de la modernidad en el rock argentino. La banda debutó oficialmente en el Club de Leones de La Plata y, a pesar de las críticas iniciales, logró consolidarse en la escena musical. Federico Moura, con su estilo particular y su capacidad para desafiar a los críticos, lideró la banda hacia el éxito. Produjo el primer disco de Soda Stereo, abriendo el camino para otras bandas emergentes.

El álbum Agujero interior, lanzado el 10 de diciembre de 1983, coincidió con el retorno de la democracia en Argentina y consolidó a Virus como una de las bandas más importantes del país. Sin embargo, durante la grabación de su último disco, Superficies de placer, Federico fue diagnosticado con VIH, lo que impactó profundamente a la banda y a su entorno. Federico Moura decidió alejarse de la actividad pública para enfrentar sus últimos meses de vida en privado. Su legado perdura en la música y en la transformación que impulsó en el rock nacional, dejando una huella imborrable en la cultura argentina.