“Sin duda la de Rodrigo es el himno definitivo porque lo describe muy bien, pero además porque el tema es muy arriba, es como de cancha, pero también para bailar. Sin embargo, a mí el que más me gusta es el de La Guardia Hereje, que es una banda o una agrupación de tangos y milongas de La Plata. El que compuso la letra es Jorge Alorsa, un taxista de La Plata que mientras manejaba su taxi escribía poemas y se juntó con unos músicos. Armaron La Guardia Hereje y compusieron ‘Para verte gambetear’, que es una hermosa pincelada de Diego, con un ritmo muy fino. Alorsa murió muy joven, cuando tenía 38 años, y es el que más me gusta”. El que habla es Fabián Pico. Acaba de publicar, editado por el sello El Ateneo, Música de D10S: la vida de Maradona en canciones, una posible playlist pero también un anecdotario emocional que explica porque “a Diego lo llevamos en las tripas”.
En 2011, Fabián Pico trabajaba como guionista en Canal 9. Se encargaba, sobre todo, de armar informes televisivos. Un día le encargaron uno sobre Maradona. Cuando lo terminó, se preguntó qué canción podía sonar de fondo mientras transcurrían las imágenes. Antes de la tele, había trabajado varios años como periodista de música. Se le vinieron varias a la cabeza. Se puso a buscar y se le abrió un mundo. Un mundo enorme. “Me sorprendí con la cantidad de canciones que había y no conocía. Empecé a tirar de la piola y aparecieron un sinfín de temas y de situaciones, y me entusiasmé. Empecé a investigar, a hablar con músicos y colegas. Lo que averiguaba lo fui guardando en un documento. A mí me gusta decir que los sueños no se abandonan. Mi sueño era juntar dos pasiones: Maradona y la música. Y yo seguía buscando, me servía de motor, con la idea de que el día de mañana otros pudiesen encontrarse con ese mundo con el que yo di”.
Como periodista, trabajó en medios que van desde Clarín y Página 12 a El Porteño y Cerdos y peces. En televisión fue guionista en Canal 9 y en Telefe para Susana Giménez. También fue corresponsal durante diez temporadas de verano en Mar del Plata y Carlos Paz. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y escribió Memoria histórica para adolescentes: dictadura y derechos humanos en Argentina. Pero este libro es diferente a todo lo anterior. “A Maradona lo amo como si fuese de mi familia”, confiesa. “Diego es un disco blanco, sin maldad, todo amor, baile, música. Donde hay música no puede haber nada malo. Detrás de las canciones te encontrás con un Diego auténtico, divertido, que te emociona, que te hace reír. Al escribir este libro me sorprendió ese vínculo que tenía Diego con la música. No solo que le gustaba cantar, hay muchos registros de él cantando, incluso profesionalmente, además me parecía como que pensaba en canciones”, agrega.
Más canciones en el ranking personal del autor: “También me gusta el tema de Manu Chao, ‘La vida Tómbola’: me parece simple, pero súper bien logrado. El de Andrés Calamaro me gusta mucho también, que se llama ‘Maradona’, que está en el disco Honestidad brutal. Me gusta la historia que está detrás del tema que le canta Charly García. Charly tiene una canción que se llama ‘Maradona Blues’, que curiosamente no está en ningún disco de Charly, porque estaba invitado a cantar en un disco de Claudio Gabis, ex Manal. Al llegar al aeropuerto de Barajas, se toma un taxi para ir al estudio de grabación y en la radio del taxista escucha que a Maradona le había dado positivo el doping del Mundial de Estados Unidos. Cuando llega al estudio de grabación se encuentra con un velorio: gente llorando que estaba muy mal por la noticia. Entonces se ponen a zapar y sale ‘Maradona blues’. No es casual que haya sido en un género musical más bien triste, ¿no?”
“Pensé la estructura de este libro originalmente con cuatro columnas vertebrales. Están las canciones que hablan de Maradona, cuya letra se refiere a él. Hay una segunda tanda que tiene que ver con que la canción no habla de Maradona, pero lo menciona o lo homenajea de algún modo Hay una tercera que tiene que ver con Diego cantando. Y una cuarta y última con anécdotas o vivencias que él tuvo con músicos. Entonces estos cuatro elementos, estos cuatro categorías, terminan siendo agrupadas en diez capítulos, con la particularidad de que cada capítulo tiene un género. Están todos los géneros al punto tal que pudimos jugar con el número diez en su camiseta y que estén representados diez géneros distintos”, cuenta. Efectivamente: canción, folk, italianas, cuarteto, urbano, rock, tango, cumbia, reggae y un “varios” final que va de Hugo del Carril y Ricardo Fort a Calle 13 y Maluma.
En la introducción, Pico se pregunta si Diego es un artista apropósito de un tuit del Malba cuando falleció: “Diego Maradona, 1960-2020, artista argentino”. “Hay muchos músicos que lo consideran un par. Él coqueteaba y se juntaba con todos. Sé que le gustaba mucho el tango y que los rockeros le llegaban de cerca. También muchos artistas le llegaban por Dalma, Giannina o Claudia. Le gustaba todo lo romántico, pero la cumbia también porque le gustaba la pachanga y bailar y joder”, dice ahora, y agrega: “Diego traspasa su rol de futbolista y se vuelve un revolucionario cultural. Yo creo que el acercamiento de los músicos era porque a muchos de nosotros nos vino a representar lo posible. Es un chico que sale de un lugar hiper recontra humilde, que llega a la cima, en este caso del deporte, y es el triunfo de uno de los que nunca ganan nada. Es la ilusión o la esperanza de decir: ‘Che, si uno de los perdedores gana, capaz que a nosotros nos puede pasar lo mismo’”.
Entre 1984 y 1990 jugó en el Napoli. Durante esa gesta implacable, “se interesó mucho por la música”, cuenta Pico. “Era una persona que respiraba música, que todo lo hacía bailando y cantando. Los músicos italianos se acercaron del mismo modo que los argentinos: le dedicaron muchas canciones, Hay una de Pino Daniele que es maravillosa. A él le gustaba mucho una de Massimo Ranieri que se llama ‘Perdere l’amore’. Esa canción aparece cantándola en media docena de registros. Y tiene una historia hermosa con Gigi D’Alessio, que había compuesto una canción y Diego la escuchó y se sintió muy identificado. Hablaba de un tipo que llega a la cima del éxito máximo y sin embargo se siente vacío y solo. Lo llamó y le dijo: ‘¡Escribiste una canción para mi!’ ‘No, Diego. Mirá, no te ofendas, pero la escribí hace como cinco años y no te tenía en el registro’. ‘Bueno, quiero que sea para mí’. Y ahí se juntan, hacen un video en Dubai y lo presentan en un programa de televisión”.
Nunca se conocieron. Un día, casi. Pico conocía a un abogado que lo defendió a Diego en los noventa. Eran amigos de la infancia. Cuando le contó que estaba con este proyecto de escribir sobre su relación con la música, el abogado lo apuró y le dijo: dale, el martes. En ese momento Maradona vivía en una quinta en Moreno, famosa, entre otras cosas, por la vez que disparó perdigones a los periodistas (hay una canción de Attaque 77 que describe esta faceta maradoniana: “El francotirador”). “No, pará, que yo esto lo tengo re en pañales. Me daría vergüenza ir de chamuyo a contarle algo. Quiero ir cuando sea un proyecto serio, no a venderle humo”, le dijo. Entonces esperó y esperó y la vida fue adormeciendo el libro hasta que en el año 2020, cuando Diego murió, Fabián Pico se dijo a sí mismo: “Tengo que hacer algo con todo esto. No puedo seguir esperando”. Sacó del cajón del olvido aquellas páginas, las trabajó, las engordó, las desarrolló, y acá están.