“Por qué damos gracias por el regalo de nuestro propio sacrificio? A veces me pregunto si soy un monstruo por sentir lo que siento; si me convertí en la única mujer que encuentra algo fuera de lugar en esto de tener que dar la vida a otro que se alimenta como un parásito de nuestro calcio, de nuestro sueño, de nuestro tiempo. Yo tengo el instinto materno dormido porque el amor no me sale así, naturalmente, lo construyo como una obra todos los días. (…) tengo un amor débil, siento que soy un accidente casi fatal para mis hijos. Yo no quería ser mamá, quería trabajar en el circo para ir de acá para allá, aunque tal vez sí quería ser mamá, lo que no quería era estar siempre en el mismo lugar; sí, es eso, yo quería ser mamá, pero lejos”. La que habla es Tulia, la protagonista de Significados de Jano (Enero, 2024) escrita por Fernanda Gómez. Tulia está esperando a León y Jano, para cenar los tres juntos. Está en la cocina preparando milanesas. “Es la mesa del reencuentro”, le dice René que llega con un ramo de jazmines y otro de fresias”. “Quiero estar presente”, agrega. Y es por eso que se le aparece por la puerta con las flores para que Tulia las ponga como centro de mesa, tal como lo había pensado. Es un momento muy importante para ella: se reencontrará con sus dos hijos después de varios meses de no verlos.
Significados de Jano, la primera novela de Gómez logra crear un espacio singular donde el silencio habla en voz alta y las palabras se buscan en el diccionario. Aunque no se encuentren. Porque para Tulia la maternidad es un misterio. Y esas mismas palabras que ella busca compulsivamente en los libros, no le alcanzan para explicar lo que siente. Lo que la rebalsa. Lo que la abruma.
Es que esta mujer pensó muchas veces en morirse como una solución: “¿Por qué insistimos con la vida –se preguntaba– si antes o después es lo mismo?”. Además, si el problema de sus hijos era ella misma (así lo veía) “acabar conmigo sería acabar con el problema”. Cuando nació Jano, el hijo menor, su vida y la de toda la familia cobró un nuevo significado. De pronto quedó todo patas para arriba y empezó el vendaval. A León le costó horrores dejar de ser el centro y aceptar al nuevo hermanito. Y cuando el “outsider” empezó a caminar, León pensó que iba a tener un compañero de juegos. Pero no. Al tiempo se dio cuenta de que nada que ver y se desilusionó. Y con esa desilusión llegó –además– el divorcio de Tulia. Es decir que Jano, cuyo nombre refiere a la deidad romana que está en medio de todas las cosas, era ese nene que había venido para estar literalmente en el medio, pero de todos los problemas que sobrevinieron al interior de esta familia.
“Yo lo único que hice fue protegerlo, abrazarlo un poco más fuerte y más largo que a su hermano.” Ella no entiende. “Él es distinto. ¿Cómo podría Jano defenderse del padre que le tocó? A mí no me quedó otra que sostenerlo para que no se viera tan indefenso. Y ahora lo único que hice fue obedecer a Chirino (su terapeuta) y el chico se lastimó todo y encima la culpa es mía. Estoy harta de la terapia, de la maternidad, de los grupos, harta de todo, ¿Entienden?”, dice Tulia en el grupo de ayuda del hospital donde fue a buscar respuestas que tampoco encontró.
El dios romano de los inicios y los umbrales
Lo que me encanta de Jano, este niño que resignificó todo lo conocido hasta ese día, es que llevara el nombre de un dios de la antigua Roma, al que justamente se le atribuía el epíteto “el que abre todas las puertas” y “el que cierra las puertas”. Y así Jano no hizo otra cosa que abrir esas puertas que no había que abrir y cerrar otras que no había que cerrar. Y voló todo por el aire.
Significados de Jano revela el lado oscuro de la maternidad. El lado B del vinilo que nadie quiere escuchar. Es una novela breve pero espesa, de estilo simple y escritura minuciosa donde la autora cuida cada línea para que podamos entender –y muy bien– qué es lo que perturba a la protagonista. Aquello que la llevó al abismo. ¿La llegada de Jano? No sé. Pero sí estoy segura de que fue la chispa que la hizo arder. Y Tulia quedó en carne viva. Vulnerable. Con miles de dudas y sentimientos contradictorios. Cautiva en su propia trampa. Por eso la historia de Fernanda Gómez es sin duda una gran invitación a mirarnos en el espejo y escuchar nuestros silencios que a veces nos hablan fuerte, aunque nosotras no queramos escuchar.
Quién es Fernanda Gómez
♦ Nació en Buenos Aires (1956).
♦ Pasó los primeros años de su vida en Tigre.
♦ Estudió hasta encontrar lo que se transformó en su vocación: la escritura y la docencia.
♦ Fue maestra, profesora y tallerista. Gran parte de su carrera la desarrolló en colegios y como capacitadora del Estado.
♦ Participó en varias antologías y publicó dos poemarios: Mar de tinta y Elijo no resucitar, ambos bajo el sello editorial Halley. Significados de Jano es su primera novela.