Yayoi Kusama, a sus 95 años, sigue siendo una figura central en el mundo del arte contemporáneo. Su más reciente exposición, “Cada día rezo por amor”, se inauguró en la galería Victoria Miro de Londres esta semana, en el marco de Frieze London.
La exhibición, la decimocuarta que realiza en el espacio que la representa, se destaca por mostrar, una vez más, la energía creativa inagotable de la artista japonesa a través de una variedad de pinturas, instalaciones y esculturas.
La muestra incluye la imponente instalación “Muerte de los nervios” (2022), que se exhibe cerca de la entrada de la planta baja de la galería. Esta obra, originalmente comisionada por el museo M+ de Hong Kong, presenta tentáculos de tela decorados con los característicos lunares de Kusama. En Londres, la instalación se encuentra en un espacio más reducido, lo que ofrece una experiencia visual dinámica desde diferentes perspectivas.
Otra pieza destacada es la “Sala Espejada Infinita—Belleza Descrita por un Corazón Esférico”, una nueva versión de la serie de salas espejadas de Kusama. Esta obra, ubicada en un espacio hexagonal, utiliza luces LED intermitentes que crean un efecto visual único, aunque para algunos puede resultar incómodo debido a la intensidad de las luces.
Las pinturas de la serie “Cada Día Rezo por Amor” (2021-), creadas en la habitación de Kusama, reflejan su enfoque hacia el arte como una búsqueda constante. Los lunares siguen siendo un motivo recurrente, pero las pinturas incluyen perfiles de caras y textos en japonés e inglés, sugiriendo una conexión con la poesía.
En el jardín de la galería, se presenta la escultura “Escalera al Cielo” (2024), una nueva versión de su serie homónima. Esta pieza, diseñada para instalación al aire libre, simboliza la conexión entre el cielo y la tierra a través de paneles espejados que crean la ilusión de una escalera infinita.
La exposición ha atraído a una multitud diversa, con largas filas de visitantes ansiosos por sumergirse en el mundo de Kusama. La artista, conocida por su capacidad de conectar con personas de todas las edades, sigue siendo una figura adorada en el ámbito del arte, no solo por sus ventas, que alcanzaron los 190 millones de dólares en 2023, sino también por su capacidad de inspirar y emocionar al público.
Desde su infancia en Nagano, Kusama mostró una inclinación por el arte, a pesar de la desaprobación de sus padres. Su madre, en particular, era una figura fría y violenta, lo que llevó a Kusama a buscar refugio en su creatividad. A los 10 años, comenzó a desarrollar su característico estilo de “red infinita”, inspirado en sus alucinaciones y visiones de patrones repetitivos.
En 1957, Kusama se trasladó a Estados Unidos, donde su carrera artística comenzó a florecer. En Nueva York, se sumergió en el movimiento avant-garde, colaborando con figuras prominentes como Andy Warhol y Donald Judd. Sus instalaciones de Espejos Infinitos y performances políticas la consolidaron como una figura central en el arte contemporáneo. Sin embargo, a pesar de su éxito, Kusama enfrentó discriminación por su origen japonés y su género, lo que la llevó a regresar a Japón en 1973.
De vuelta en su país natal, se encontró con un entorno artístico que no la aceptaba. Enfrentando una profunda depresión tras la muerte de su pareja, el artista Joseph Cornell, Kusama decidió internarse voluntariamente en el hospital psiquiátrico Seiwa en Tokio. Desde allí, continuó creando arte, encontrando en su reclusión una forma de mantener su enfoque en su obra.
A pesar de su retiro del ojo público, Kusama nunca dejó de trabajar. En 1993, su carrera experimentó un resurgimiento cuando fue invitada a representar a Japón en la Bienal de Venecia. Este evento marcó su regreso al escenario internacional, y desde entonces, sus obras han sido exhibidas en museos de todo el mundo, consolidando su legado como una de las artistas más influyentes de su tiempo.