Cuando Charly García coqueteaba con Piazzolla y quería hacer “la nueva música de Buenos Aires”

Infobae Cultura publica un fragmento del libro “La Máquina de Hacer Pájaros. Charly, el rock progresivo y la dictadura”, una crónica del período musical vivido entre Sui Géneris y Seru Giran

La máquina de hacer pájaros

En septiembre de 1976, La Máquina apareció en TV tocando en el programa Todos Juntos Ya, en Teleonce, que conducía Wilmar Caballero. La presentación fue de apenas tres temas: abrieron con “Por probar el vino y el agua salada” (según indicó Charly García, “como para empezar relax”), hicieron los quince minutos de “Ah, te vi entre las luces” y cerraron bien potente con “Rock”.

No quedó registro fílmico en ningún archivo. “Era una época difícil para el rock. El canal tenía un interventor militar, el coronel Amaya. Nada fácil”, apunta el productor del ciclo, Héctor Cavallero. “Hicimos una primera experiencia, como todas las bandas no podían presentarse con facilidad en TV, nosotros nos la jugamos y por tres meses pudimos hacer el programa. Teníamos buena relación con el interventor, pero de repente le vino una orden de más arriba y se terminó. Es así, no quedó nada: todos esos rollos de dos pulgadas fueron regrabados encima”.

A todo esto, La Máquina estaba trabajando en su primer disco, después de que Microfón les acercara la propuesta. Durante la grabación en Estudios ION, entre julio y septiembre de 1976, Charly convocó a Carlos Cutaia para que tocara el órgano Hammond, así como alguna vez Spinetta lo llamó para colorear algunos temas de Desatormentándonos (1972) y se quedó para siempre en Pescado Rabioso. Ya había participado como invitado en Instituciones, de Sui Generis, para “Tema de Natalio”, y había grabado con Oscar Moro en el disco de su esposa Carola, Damas negras (1973). Y lo más importante: había visto a La Máquina en La Bola Loca, invitado por Jorge Álvarez.

Charly está pensando en hacer una banda con dos tecladistas —lo tentó el productor durante el show e hizo el silencio necesario.

Nicolás Igarzábal cuenta historia del grupo que lideró Charly García entre 1976 y 1977, durante una de las épocas más violenta de la Argentina en el siglo XX

Cutaia aceptó enseguida, habló con García y lo invitó a su casa de San Cristóbal a ensayar los temas ellos solos para tener bien pulidas las partes de cada uno. Era un músico de formación académica, todo un estudioso, que podía pasar de Claude Debussy a los Beatles.

“La proyectada banda de Carlos Cutaia con su esposa Carola quedó sin efecto y, en cambio, estaría dispuesto a integrar la formación de Charly García”, informaba la revista Pelo. “Luego de la separación del guitarrista Gustavo Bazterrica, García invitó a varios músicos a participar de las sesiones de grabación. Entre ellos obtuvo excelentes resultados la combinación de teclados llevada a cabo con Cutaia, un experimentado organista que participó en importantes grupos y eventos. Por el momento los planes para armar una banda junto a su esposa Carola han quedado relegados, mientras continúa grabando con García. Aunque todavía no hubo confirmaciones oficiales, Cutaia se mostró muy interesado en participar del experimento de incorporar dos tecladistas”.

Con él cerró filas el quinteto que quedaría en la historia, y La Máquina alcanzaría su vuelo definitivo, en una pujante escena compartida con Crucis, Pastoral y León Gieco. Los cuatro exponentes se unirían para un festival en el Luna Park, el 16 de octubre de 1976, en el que Gieco comentó en el escenario:

—Esto es para los que aún creen que pasamos inadvertidos.

La prensa gráfica de la época reflejaba el momento de transición musical de Charly García, entre Sui Géneris y Seru Giran

Hubo momento PorSuiGieco, con Charly y Nito de invitados, y sonó “Blues del levante”, de Sui Generis. Con el disco casi listo, La Máquina volvió a Rosario y Córdoba, en una gira junto a Gieco, Crucis y la nueva banda de Nito, que ya tenía nombre (Los Desconocidos de Siempre) e incluía como cantante a María Rosa Yorio, por aquel entonces embarazada de Migue. La panza quedaría inmortalizada en la portada del primer LP de Los Desconocidos, que además contaba con un single firmado por García (“Fabricante de mentiras”). El casamiento fue el 16 de septiembre de 1976, mismo día en el que también pasaron por el registro civil Spinetta y Patricia Salazar.

Oscar López solo habla de La Máquina de hacer pájaros. Esa es su obsesión en este momento. Quiere lanzarla al estrellato mundial instantáneo y ha programado todo para que así sea”, destacó Pipo Lernoud sobre el manager de la banda, subido al micro de gira con ellos (16 músicos, 15 técnicos, varias toneladas de equipos) para una cobertura del Expreso Imaginario que sería nota de tapa.

“Cuando los Pájaros entran en escena el estadio (Club Juniors, Córdoba) se agranda para recibirlos, ampliamente preparado por dos horas de música sin altibajos. Pero La Máquina da mucho más de lo que el público espera. Una música que se envuelve a sí misma hasta el infinito con la segura base rítmica de José Luis y Moro, el dúctil trabajo de Cutaia en los teclados, la sorprendente solvencia de Bazterrica, y la personalidad y comisiones de Charly unificando todo, resolviendo los paisajes musicales como cuadros especiales en la imaginación. Orquestación suntuosa y voladora, una música que va y vuelve de la calle a las estrellas, ritmos que se combinan, se bifurcan y crecen. Los Pájaros han volado. El público se pone de pie y el recital termina con una ovación ensordecedora”.

Clarín hablaba de Charly como “el hombre del momento en la música progresiva argentina” y el líder de La Máquina se ponía al frente del movimiento: “Me gusta todo lo que ahora sucede. Al final, le estamos ganando terreno a los Palitos Ortegas y a los Helenos, justo a ellos que tenían copado el terreno e incluso intentaban aplastarnos. Porque, claro, nuestro triunfo los puede hacer desaparecer del panorama: la juventud se da cuenta dónde está la verdad, la buena música, la sinceridad”.

Afiche del debut de La Máquina de hacer pájaros, por entonces la "nueva" banda de Charly García

Era un Charly más afilado que aquel que había salido en TV hablando tímidamente en La Bola Loca. Hasta despotricaba contra Piazzolla, sin que nadie le preguntara nada, como en el correo de lectores del segundo número de Expreso Imaginario: “Piazzolla es lúcido cuando toca, pero me parece un viejo pedante cuando habla (sin entrar en cuestiones personales). A mí me encanta de todos modos”.

Es que el bandoneonista había bendecido toda esta generación de rockeros porteños (lo hizo públicamente en un almuerzo televisivo con Mirtha Legrand), pero después puso en duda su búsqueda. “Hay una confusión cuando se habla de música progresiva y se habla de Charly García y no sé quién más. La música progresiva es otra cosa. La música de vanguardia es la que puede mezclar Bartók, Schönberg y música popular. Lo que hacen Chick Corea, Weather Report, Emerson, Lake & Palmer, lo que hace Miles Davis, eso me interesa a mí. Yo no estoy en la música barata, en la música beat”.

Las diferencias se zanjarían sobre el escenario, en el Teatro Gran Rex, cuando Astor les agradeció, antes de interpretar “Años de soledad”, a “los jóvenes creadores de la nueva música en Buenos Aires”. Los saludos se extendieron a García, Spinetta, Alas, Mederos, Crucis, Pastoral y Gieco, algunos incluso presentes en el pullman.

Charly terminaría el ‘76 entre elogios de grandes maestros, el embarazo de su Bubulina y el nuevo disco de La Máquina bajo el brazo. También produjo el primero de Crucis, tocó en el de Pastoral (Humanos), compuso dos temas para el Trío Lluvia, y protagonizó una publicidad gráfica de equipos de audios Turner. La noticia musical más impactante le llegaría de afuera: ¡Genesis toca en Brasil!

Afiche de la presentación del álbum "Películas", en 1977

Sacudido por todos estos cimbronazos, soltó una reflexión en charla con la Pelo: “Muchos se me acercan no por lo que soy como músico, sino porque se identifican con que yo sea una especie de ‘triunfador’, o porque creen que yo gano mucha plata haciendo esto. Eso me pasó en el interior, donde todos me miraban y trataban como si fuera un fenómeno de circo. Yo soy algo más que un Luna Park, o un ‘loquito’ y quiero cortar toda esa historia de García y sus músicos. Yo soy consciente de que a mis espaldas tengo el fantasma de Sui Generis, un mito que se reaviva y que es muy difícil de superar. Pero yo ya soy otra cosa”.

En la nota se remarcaba el buen ánimo del músico para desarrollar sus conceptos y un detalle para nada menor sobre su apariencia física: que por primera vez lucía un bigote bicolor, su rasgo más distintivo durante las décadas siguientes.

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