Una familia italiana espera demostrar de manera definitiva que un cuadro descartado de una villa en la isla de Capri hace más de 60 años es un Picasso auténtico, y ha estado reuniendo datos científicos para persuadir a la administración de la herencia del artista en París para que tome una decisión definitiva.
El lienzo enrollado de una figura femenina fue descubierto en un montón de basura por un comerciante de chatarra a principios de la década de 1960, y colgó de manera inocua en la sala de estar de la familia y luego en un restaurante en Pompeya, cerca de Nápoles, durante años hasta que su hijo decidió investigar. “Mi madre decía que era feo”, cuenta Andrea Lo Russo, el hijo del comerciante de chatarra. “Aquí, estamos acostumbrados a paisajes que retratan el mar”.
Lo Russo dijo que su primera sospecha de que el cuadro podría ser una obra importante surgió cuando vio un Picasso en un libro de texto de la escuela secundaria, pero ni su profesor ni su padre se dejaron convencer. Su curiosidad persistió y, cuando cumplió 20 años, él y su hermano viajaron a París y llevaron el cuadro al Museo Picasso. “Miraron y dijeron: ‘No es posible’”, recuerda Lo Russo. Dice que rechazó su invitación a dejar el cuadro para un examen más exhaustivo, no queriendo desprenderse de él.
A lo largo de los años, Lo Russo dice que sus intentos por verificar el cuadro lo expusieron a estafadores que intentaron engañarlo para sacarle dinero, e incluso lo llevaron a ser investigado por sospecha de tráfico de arte falsificado, lo cual fue desestimado después de que presentara documentos que mostraban sus intentos por verificar el origen del cuadro. Después de décadas de intentar determinar la procedencia del cuadro, Lo Russo cree que una reciente serie de pruebas realizadas por la Fundación Arcadia, con sede en Suiza, finalmente ofrece pruebas de que es una obra de Picasso.
Estas pruebas incluyen análisis de laboratorio que muestran que las pinturas utilizadas son consistentes con la paleta de colores de Picasso durante el período en cuestión, revela Luca Marcante, un químico capacitado que fundó la Fundación Arcadia en el año 2000 para investigar la procedencia de las obras de arte. Más recientemente, un experto en caligrafía autenticó la firma en la esquina superior izquierda como la de Picasso, informa Marcante.
La única entidad que puede autenticar el cuadro es la Administración Picasso en París, la cual no ha respondido a una serie de consultas a lo largo de los años. Marcante dijo que está preparándose para compartir con ellos los hallazgos más recientes. “Debes entender que reciben docenas de consultas cada día de personas particulares que creen haber encontrado un Picasso”, señaló Marcante.
Contactada para esta nota, la Administración Picasso declinó hacer comentarios sobre el caso. Marcante valoró la pintura en 6 millones de euros, pero dijo que si se autentica completamente, se elevaría a 10 o 12 millones. Después de años de colgar casualmente en el hogar de la familia Lo Rosso, ahora está en una bóveda en Milán.
A su vez, Marcante dijo que la obra es sorprendentemente similar a una pintura de 1949 atribuida a Picasso llamada Tête de femme, que está incluida en el Proyecto Picasso online curado por la Universidad Sam Houston en Texas. Además, afirmó que hay prueba fotográfica de que Picasso visitó las ruinas de Pompeya en 1917, y afirma que probablemente también visitó la cercana Capri, donde puede haber pintado el lienzo que posee Lo Russo, en algún momento a principios de la década de 1940, dejándolo atrás “olvidado en el tiempo”.
El profesional está convencido de que la pintura encontrada no es una falsificación debido a las diferencias entre ambas, incluyendo techos diferentes y un borde faltante en el asiento. La pintura Tête de femme parece ser de la antigua amante de Picasso, Dora Maar, dadas las características del cabello oscuro y los ojos oscuros, según Enrique Mallen, el estudioso de Picasso que dirige el proyecto online. Sin embargo, pone en duda la teoría de que Picasso habría creado dos pinturas tan similares. “Por lo que sé, después de estudiar a Picasso durante 30 años, él nunca haría una copia idéntica de su propia obra”, afirma. “Se le citó diciendo: ‘Puedes copiar a cualquiera excepto a ti mismo’.”
El único registro de “Tête de femme” fue en un libro de 1967, donde figuraba como parte de una colección privada en Turín. Nunca ha aparecido en otras referencias, dijo Mallen. Mallen subrayó que su base de datos en línea, que cuenta con más de 41.000 entradas de Picasso, reúne imágenes de pinturas, esculturas, dibujos y otras obras atribuidas al artista, pero no certifica su autenticación, algo que solo puede hacer la Administración Picasso. Llamó a “Tête de femme” “una pintura fantasma, porque nadie la ha visto jamás”.
“La única real es la nuestra, que hemos examinado de manera científica. Estamos convencidos de nuestro trabajo y de los resultados que la ciencia nos ha dado”, sostiene Marcante. “Podemos tocar esta pintura con nuestras manos. Es real, es auténtica”. Si se confirma que la pintura que descubrió su padre es un Picasso, Lo Russo dice que la familia todavía está tratando de decidir si la venderían, atrapados en un torbellino de consultas desde que la noticia de la sospechada procedencia de la pintura surgió esta semana. “Estamos confundidos”, confiesa.
Fuente: AP
[Fotos: AP Photo/Antonio Calanni]