Eduardo Bergara Leumann, un artista multifacético, dejó un legado cultural único en Buenos Aires con la creación de La Botica del Ángel, un espacio que desafía las convenciones del arte y la modernidad. Este museo escenográfico, ubicado en el barrio de Monserrat, es un testimonio de la creatividad y la resistencia cultural, según un recorrido realizado por Infobae.
La Botica del Ángel, que ocupa un edificio con una fachada que alguna vez fue una iglesia, se ha convertido en un refugio para el arte kitsch y bohemio. Desde su traslado a la calle Luis Sáenz Peña en 1969, el museo ha albergado una vasta colección de obras de arte y objetos curiosos, que incluyen piezas de artistas como Antonio Berni, Raúl Soldi y Guillermo Roux. La diversidad de estilos y la aparente falta de orden en la disposición de las obras son parte de su encanto, creando un laberinto artístico que invita a la exploración.
El origen de La Botica se remonta a 1966, cuando Bergara Leumann inauguró el primer local en Lima al 600. Este espacio se transformó rápidamente en el primer café concert del país, un lugar donde figuras destacadas del arte y la cultura, como Lola Membrives y Susana Rinaldi, encontraron un escenario para sus expresiones artísticas. La Botica se convirtió en un punto de encuentro para la vanguardia cultural de la época, compartiendo protagonismo con el Instituto Di Tella.
Durante la dictadura de Onganía, el primer local fue clausurado debido a una obra de Berni que fue malinterpretada. Ante la inminente llegada de otra época de restricciones, Bergara decidió emigrar a Europa, prestando las piezas de su colección. No fue hasta 1997 que el museo fue reinaugurado, recuperando las obras prestadas y reclamando aquellas que no le fueron devueltas, según relató José Luis Larrauri, uno de los responsables del museo, junto con Yolanda Acuña y Maura Ooms.
El Museo Botica del Ángel es una joya cultural en Buenos Aires que honra la memoria y la riqueza del arte argentino, gracias a la visión de Eduardo Bergara Leumann. Reabrió sus puertas el 8 de diciembre de 2009 después de ser legado a la Universidad del Salvador mediante el testamento de Bergara Leumann. “Él buscaba una institución seria, que tuviera trayectoria, que le respetara todos los ítems que puso en su testamento y que pudiera mantenerla”, indicó Larrauri.
El museo se mantiene fiel a la concepción original de Bergara, quien lo diseñó para ser un espacio escenográfico que rinde homenaje a la cultura de Argentina. Está compuesto por cuarenta ambientes dedicados a diferentes expresiones artísticas, desde el tango hasta el folklore. Este concepto convierte al museo en un complejo tributo escénico donde cada sector representa un homenaje a diversas disciplinas artísticas.
El museo, que Bergara legó a la Universidad del Salvador, se caracteriza por su eclecticismo y la presencia predominante del color azul, el favorito del artista. Cada rincón de La Botica está cuidadosamente diseñado, desde las salas teatrales con mística tanguera hasta un baño dedicado a Shakespeare. La figura de Carlos Gardel también tiene un lugar destacado, con una colección de sus pertenencias y recuerdos.
Las visitas guiadas, que han sido declaradas de interés cultural, capturan la esencia de lo que Bergara Leumann creó en sus espectáculos de televisión. En un giro teatral, los visitantes interactúan y participan activamente, llevándose consigo una foto de recuerdo y explorando sectores recreados con una estética cuidada. “La gente participa dentro de la visita”, señala Larrauri, subrayando la intención de Bergara de hacer este espacio un museo vivo y de memoria.
A pesar de su fallecimiento en 2008, Bergara continuó contribuyendo a La Botica hasta sus últimos días, asegurando que su creación permaneciera como un espacio de arte y cultura inalterable. La Botica del Ángel no admite nuevas piezas, manteniendo su esencia original como un homenaje a la visión artística de su fundador.
El legado cultural de Bergara se extiende a través de los homenajes a personalidades icónicas como Carlos Gardel, Libertad Lamarque, y Mercedes Sosa. Los objectos y manuscritos que forman parte de esta colección única, destacando cómo en algunos casos estos artículos fueron hechos especialmente para La Botica. El museo no es exclusivamente un homenaje al tango, sino que busca abarcar una variedad de géneros musicales, desde el folklore hasta el rock.
La fuerte conexión de Bergara Leumann con la cultura se reflejó en su programa de televisión, Botica de Tango, donde supo juntar varias disciplinas artísticas. Edmundo Guibourg, citado por Larrauri, describía a Bergara como “un armonizador de las artes”. Esto se manifiesta en su habilidad para integrar música, artes plásticas y literatura, no solo en el programa televisivo, sino también en los elementos que ahora conforman el museo.
El impacto de La Botica del Ángel también resulta fundamental en las carreras de algunos artistas argentinos. Ejemplos de ello son Susana Rinaldi y Leonardo Favio, quienes encontraron en estas paredes el escenario de sus primeros éxitos. Según Larrauri, “cuando empezó a cantar Susana Rinaldi, su carrera de cantante la empezó allí”, dato que resalta cómo este espacio ha funcionado como un trampolín para el talento emergente. Esto se debe al “sexto sentido” que tenía su creador a la obra de elegir artistas.
El Museo Escenográfico Botica del Ángel está ubicado en Luis Sáenz Peña 543, CABA. Las visitas guiadas tienen una duración aproximada de dos horas y al público general cuestan: $7000; jubilados: $5000; y los alumnos y personal de la Comunidad USAL tienen entrada libre y gratuita. El ingreso es con reservas al teléfono 4384-9396 o al mail botica@usal.edu.ar.
También de puede visitar gratis, de martes a viernes de 15 a 18 hs., y allí se puede acceder solamente a la sala principal “Pintores argentinos”, al pasillo homenaje al Instituto Di Tella Además y al pasillo “Historia del Botica”. Las actividades especiales se comunican en las redes sociales de la institución.