México se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, con más de 150 periodistas asesinados desde el año 2000, según Reporteros Sin Fronteras (RSF). En este contexto, el documental Estado de silencio, producido por Diego Luna y dirigido por Santiago Maza, busca visibilizar los riesgos extremos que enfrentan los periodistas en el país.
El documental, que integra la programación del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA) y se estrenará el jueves 17 de octubre en Netflix, presenta los casos de Marcos Vizcarra (Sinaloa), Jesús Medina (Morelos) y el matrimonio conformado por Juan de Dios García Davish y María de Jesús Peters Pino (Chiapas), quienes diariamente enfrentan amenazas y violencia en su labor informativa.
Desde el año 2000, más de 141 periodistas han sido asesinados en México, según la ONG Artículo 19 y el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). La impunidad es la norma, y el crimen organizado y la corrupción política se entrelazan en una narcopolítica que deja a los ciudadanos indefensos y a los periodistas en el centro del peligro. En 2022, se registraron 19 asesinatos de periodistas, colocando a México como el país más letal para la prensa.
El documental Estado de silencio no solo expone la violencia, sino que también es un llamado a la justicia. Los periodistas retratados no solo son cronistas de la tragedia, sino también víctimas de un sistema que los persigue por ejercer su derecho a contar la verdad. La obra destaca la importancia de la libertad de prensa como un pilar fundamental que no puede ceder ante la barbarie.
Además de los asesinatos, la intimidación, las amenazas y los ataques físicos y digitales son parte del día a día para muchos reporteros. Según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre enero de 2020 y junio de 2023, se documentaron más de 600 agresiones contra periodistas, que incluyen desde amenazas y acoso hasta desapariciones forzadas. Frente a esta situación, diversas organizaciones de derechos humanos y periodistas han demandado la intervención del gobierno y la creación de mecanismos sólidos que brinden seguridad a quienes ejercen la comunicación social.
Santiago Maza, formado en prestigiosas escuelas de cine británicas y director de los documentales Crónicas del Taco, Duda razonable y El Tema (junto a Gael García Bernal) dialogó con Infobae Cultura sobre la violencia imperante en su país y la repercusión internacional del documental.
—¿Cómo surgió el proyecto y cómo seleccionaron a los valientes protagonistas que dieron su testimonio?
—El proyecto surgió por la iniciativa de Joris Ivens, documentalista y periodista holandés, y Jan-Albert Hootsen, representante del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en México. Ambos llevaron la idea a Diego Luna, quien ya estaba comprometido con la causa, especialmente tras el asesinato del periodista Javier Valdez, a quien Diego conocía. La idea original era hacer una serie con un perfil de periodista en cada episodio para explorar diferentes aspectos de la violencia contra la prensa. Diego aceptó de inmediato, y se financió un piloto que luego intentamos vender. Sin embargo, aunque el proyecto fue bien recibido, nadie quiso financiarlo por miedo a represalias políticas o económicas. Ante esta situación, decidimos transformar la serie en un largometraje. Me uní como productor y luego asumí el rol de director. Reconfiguré la historia para enfocarnos en las realidades de distintos periodistas en diversas regiones del país, mostrando cómo sus experiencias varían según el contexto.
—¿Cómo fue la experiencia de filmar y acompañar a estos personajes que corrían peligro?
—Tuvimos que implementar medidas de protección para el equipo, asegurándonos de no exponernos más de lo necesario. Aunque asumimos ciertos riesgos, siempre fuimos responsables y coherentes con lo que estábamos haciendo. La clave fue estar siempre con los periodistas, ya que ellos conocen el terreno, los horarios y las rutas seguras. En varias ocasiones, fueron ellos quienes nos advirtieron cuando era momento de detenernos para evitar peligros. Aliarnos con Artículo 19 y seguir protocolos de seguridad fue fundamental, pero la mayor protección fue seguir de cerca a los periodistas. Afortunadamente, no tuvimos incidentes graves, y logramos capturar la pasión y valentía con la que ellos realizan su trabajo, incluso en situaciones de riesgo.
—¿Qué descubrieron al estar con los periodistas, filmando y conociendo los territorios donde viven y trabajan?
—El mayor desafío de este documental fue contar la historia de quienes cuentan historias, enfocándonos en los periodistas que reflejan las duras realidades que cubren. Fue difícil no dejar que la cámara gravitara hacia los temas mismos, como las madres buscando a sus hijos desaparecidos o los talamontes que, aunque cometen crímenes, tienen sus propias razones para hacerlo. Aprender sobre las diversas realidades que estos periodistas enfrentan fue revelador y nos impresionó profundamente. Aunque el documental no profundiza tanto en ello, sí toca el tema de la salud mental y emocional de los periodistas, quienes cargan con el peso de relatar los traumas de un país, lo que es admirable pero también muy desafiante.
—¿Cómo lograron lidiar con el impacto emocional de estar inmersos en historias tan pesadas y regresar a su propia realidad?
—El proceso fue difícil, especialmente durante la edición, que tomó más de un año. Pasamos días revisando y escuchando material intenso, y aún estamos en una fase de transición, tratando de soltar ese peso emocional. La idea es dejar que la película hable por sí sola, que sensibilice a la audiencia y despierte la conciencia sobre la realidad de los periodistas. Queremos que la película impulse cambios, no solo en las leyes y condiciones laborales, sino también en la actitud del empresariado, que debe involucrarse activamente para proteger a sus empleados, comenzando por pagarles mejor. El periodismo de investigación en México y en la región está desatendido porque no hay incentivos. Es crucial que la película resuene en México y Latinoamérica para generar un cambio de conciencia, tanto entre los políticos y empresarios como entre la ciudadanía, que debe apoyar y ser vocal en la defensa de los periodistas.
—¿Cómo ves la aparente contradicción entre un gobierno nacional que se presenta como progresista y defensor de los derechos humanos, pero que permite que ocurran estas situaciones?
—Esta es una de las grandes tragedias de la administración actual. México eligió un gobierno de izquierda que ha fallado en cumplir con aspectos básicos que deberían caracterizarlo. El ex presidente López Obrador tenía un discurso liberal, pero su relación personal con periodistas que lo criticaron tras las elecciones de 2006 ha influido negativamente. Agrupa a todos los periodistas, sin distinguir entre empresarios mediáticos en Miami y profesionales locales que ganan apenas el salario mínimo y enfrentan realidades violentas en lugares como Culiacán o Chiapas. En los últimos 20 años, más de 160 periodistas han sido asesinados, y muchos más han abandonado la profesión por miedo o por no poder ganarse la vida. Esto está destruyendo generaciones de periodistas. Aunque Morena ha sido reelegido para gobernar, espero que el cambio de liderazgo de Andrés Manuel a Claudia signifique un avance en la protección de los periodistas y que el gobierno finalmente esté a la altura de una agenda de derechos humanos.
—¿Han tenido la oportunidad de presentar el documental en otros lugares, y cómo reaccionaron los protagonistas cuando lo vieron?
—Por razones de seguridad, los protagonistas vieron el documental antes de su estreno para asegurarse de que se sintieran cómodos con cómo se les retrató, sin exponerlos ni a ellos ni a sus familias. Afortunadamente, les gustó, lo que fue un gran logro para nosotros. Vieron su trabajo reflejado con respeto, dignidad y admiración, lo cual era fundamental para nosotros como equipo. El documental no solo informa y sensibiliza, sino que también muestra cómo ha cambiado el periodismo. Hoy en día, los periodistas son muchas veces su propia oficina, grabando, editando y publicando desde un celular, algo que muchas personas no tienen presente. Ver que los protagonistas se sintieron bien representados fue un triunfo.
* Estado de silencio se proyecta el viernes 4 de octubre a las 17 hs. en el Cultural San Martin con la presencia de Santiago Maza.