El Taller Azul, de Silvia Katz, cumplió treinta y cinco años, y lo celebra por todo lo alto, con una exposición en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Esta exhibición es el reflejo de la edición del libro 35 pirulines que conmemora este aniversario.
Tal como señala la docente, artista y escritora, la exhibición reúne las obras de 171 creadores, 57 alumnos del taller, y la misma cantidad de artistas visuales y de escritores y poetas. Entre estos, hay ex alumnos que, al día de hoy, se dedican profesionalmente al arte. La marca del taller es indeleble.
La exhibición, que estará abierta hasta entrado 2025, busca visibilizar y resaltar, fundamentalmente, el trabajo de los alumnos, niños y niñas. Silvia subraya la importancia de traer a los niños hacia adelante en este libro-muestra. “Todo partió del laburo de los chicos. Siempre los chicos son los destinatarios de las creaciones de los adultos. O sea, un escritor hace un texto. Después el ilustrador le va a poner una imagen y finalmente el niño es el receptor. Y en este caso es al revés”. En el prólogo de 35 pirulines, ella habla de “triálogo” entre niño/ ilustrador/ escritor, en ese orden. La idea-obra artística nació de los alumnos del taller, que luego viajaron hasta artistas plásticos, en distintos puntos del planeta, para, finalmente, llegar hasta el escritor, que les puso palabras.
En la exposición, los visitantes se sorprenderán ante el vínculo establecido entre el niño o la niña que generaron, por ejemplo, que una ilustración casi abstracta de Ciro del Pin, de 9 años, derivara en un poema muy simpático de Jorge Accame llamado Mac Big Bang:
Si al Big Bang, como presumo
por el aporte de pruebas,
lo detonó una hamburguesa
a la que Dios con ahínco
sumergió en ají kitucho,
cómo será, me pregunto,
un burguer ornitorrinco.
Lo poderoso de esta muestra es que amplía la capacidad de asombro, no solo por la calidad de las obras de los chicos –los gestores, los generadores de las ideas originales de cada trío–, sino, además, por las técnicas empleadas: acuarelas, collages, ilustraciones en lápiz, con marcadores. Los chicos entregaron todo, se comprometieron a fondo. Y se nota.
“Me gusta esta idea de ver siempre a los chicos al frente, no desde los márgenes de las creaciones infantiles, pero en este caso es muy patente que estén. Parte de ellos toda la idea primera”, puntualiza.
La inauguración, que se realizó el viernes 20 de septiembre, contó con la presencia de la autora de literatura infantil y juvenil Adela Basch y el artista Luis Felipe Yuyo Noe. En ambos casos, destacaron la obra de Silvia Katz a la hora de abrirles la cabeza, el corazón y la sensibilidad a niños y niñas durante estos treinta y cinco años.
Con humildad Katz cuenta que se emociona por esas palabras oídas en bocas ajenas sobre su amoroso trabajo, y tal vez por ello, por dejar ser pero, sobre todo, por dejar hacer es que es reconocida por alumnos, ex alumnos y pares que, como en este caso, se suman a sus proyectos. Pero Silvia vuelve a poner en foco a los chicos, a sus alumnos del taller, y en la misma presentación menciona y pide un aplauso para una pequeña alumna que se esconde tímida tras su mamá.
Vale aclarar que no es la primera vez que el Taller Azul exhibe las creaciones en Buenos Aires, pero sí es la primera vez que se anima a tanto: más de ciento cincuenta obras enmarcadas y con vidrio viajaron desde Salta, con todo lo que eso implica.
Otro de los rasgos valiosos de 35 pirulines es que, por el lado de los artistas y escritores adultos es una muestra federal, ya que participaron autores de muchas provincias, reconocidos y premiados creadores de Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Chubut, Buenos Aires (ciudad y provincia) y de Brasil, Colombia, México, Cuba, Estados Unidos, España, Italia, Finlandia e Israel, y artistas argentinos radicados en el exterior.
“A través de estos años, muchos de estos participantes han dejado su huella en el corazón de los niños, en las páginas de nuestros libros y en la casa de las puertas azules: nos visitaron para compartir lecturas, pinceles y juegos, nos invitaron a recorrer sus muestras y dibujar juntos, escribieron prólogos y cuentos en libros que publicamos, y son autores leídos, admirados e inspiradores en nuestras clases. Estamos felices de compartir con ellos el proyecto y agradecidos por el entusiasmo y la generosidad por ser parte de esta aventura, que hoy se hace realidad en esta muestra y en el 27.° libro del taller”, dice Silvia Katz con emoción. “35 pirulines es una obra colectiva que se hizo realidad gracias a la pasión, al compromiso y al esfuerzo de muchos”.
Los escritores e ilustradores que participaron 35 pirulines son “superimportantes, referentes en en sus áreas, lo cual siempre es una hermosura y es un honor que hayan participado del proyecto”, expresa Silvia Katz. Y no es para menos, nombres como Isol, Juan Lima, Istvansch, Iris Rivera, Mempo Giardinelli, Pablo Bernasconi, Laura Devetach, David Wapner, María Teresa Andruetto, Hinde Pomeraniec, Canela, Luis Pescetti y los nombrados Basch y Noe son solo algunos de los que participaron.
Cuenta Silvia que en el marco de la exposición, durante los próximos meses, va a haber actividades y talleres, además de las visitas de familias y de escuelas, en donde chicos y chicas de Buenos Aires podrán encontrarse con obras de pares. Aunque no en la Biblioteca, el libro está a la venta, al igual el resto de la producción del Taller y de estos treinta y cinco años, en librerías especializadas en literatura infantil y juvenil.
*35 pirulines se puede visitar, con entrada libre y gratuita, de lunes a viernes, de 8 a 20, en el Espacio Cultural BCN, Alsina 1835, CABA.
Fotos: Gentileza Silvia Katz, Biblioteca del Congreso de la Nación y Taller Azul.