“Yo vengo de una generación impura en el tango”. Así explicó Patricia Malanca el origen de su disco “Tangueando a Silvio Rodríguez”, que presentó hace 10 años, en el que cruzó la poesía del trovador cubano con el dos por cuatro, y que ahora le sirve de excusa para un ciclo de conciertos en el que celebrará otro aniversario de ese original proyecto que lleva su sello como compositora.
Malanca no es una improvisada. Esta cantautora ganó el Premio Gardel en 2022 y el Premio Ibermúsicas a la Canción en 2021. Tiene 6 discos editados y también fue a los Premios Grammy Latinos 2017 por su álbum “Bucles, 4 historias de amor y 11 tangos desesperados”, editado por Epsa Music.
Ahora, quienes concurran el 2 y 9 de octubre o el 6 de noviembre, a las 20.30, al Centro Cultural de la Cooperación, avenida Corrientes 1543, podrán descubrir (o redescubrir) un innovador mundo musical que une a Buenos Aires y La Habana, pero reforzado con algunas novedades. Una de ellas es el estreno de “El serio”, un tango de Malanca que rescata el encuentro de dos personalidades del que fue ella fue testigo en la capital de Cuba, en 2014: Diego Maradona y Silvio Rodríguez.
“Así como soy ‘silvista’ también soy maradoniana -confesó Malanca a Infobae-. En 2014 me fui a Cuba de mochilera. Silvio me dio su autorización para grabar los tangos y había elogiado el disco, pero no nos habíamos conocido porque la relación fue a través de mediadores y por mail. Viajé con el disco en mano y ahí me entero que llaman para un programa en la televisión cubana y me preguntan si quería cantar. Cuando termina la audición, me entero de que quien va a conducir ese programa es Diego Maradona. A los dos días estaba en un recital de Silvio Rodríguez y sentada al lado de Diego porque iba a formar parte de su programa. Entonces, en vez de ir a Ojalá (el estudio de grabación de Rodríguez en La Habana) con el disquito, entré con Diego Maradona y mi disco en la mano”.
— ¿Cómo fue ese encuentro cara a cara entre Silvio y Diego?
— Fue algo maravilloso. Un momento único de “unicornio azul”. Fue como mi Disney ver la sonrisa de Silvio cuando lo vio a Diego, como la de un niño frente a un dios. Por eso me pareció que volver a hacer el disco 10 años después merecía convertir esta historia en canción. Y como estoy en una etapa en la que compongo bastante tango, me propuse ofrecer este episodio del que fui testigo no como una anécdota periodística, sino como una canción que pudiera mezclar la poesía y el fútbol.
— ¿Cómo se te ocurrió componer tangos a partir de las canciones de Silvio Rodríguez?
— Yo vengo de una generación impura en el tango. No me crié como mi papá o mi abuelo, que la única música que escuchaban era el tango. Pertenezco más a la generación del tango siglo XXI que consumió y se formó con diferentes músicas y eso, trasladado al tango, genera también otra música. Así como el tango se formó con músicas que vinieron de otros países y terminaron confluyendo en un momento específico en los inmigrantes en Buenos Aires, de la misma manera yo consumo bienes culturales de todo el mundo y Silvio está en mi formación, así como Charly (García) o el rock nacional. Me pareció raro que nadie hubiera hecho algo semejante.
— ¿Por qué te pareció raro?
— Hace diez años yo estaba indagando y me encuentro con que Silvio había sido “versionado” en todas las músicas del mundo: hicieron sus temas desde Javier Calamaro y una banda de rock metálico hasta en cumbia y reggaetón, pasando por el pop y el jazz. Yo me decía: ¿por qué no en tango? Porque la habanera es básicamente una de las de las rítmicas que da base a la milonga, por ejemplo. Por eso me decidí a hacer las canciones de Silvio en tango y ver qué salía. Y salió perfecto.
— Para este nuevo ciclo de conciertos vas a tener invitados.
— Sí, en realidad son grandes amigos, grabaron en dos discos míos y ya tengo historia con ellos. Uno es Cucuza Castiello, el más grande referente del tango cantado en este momento. Ese tango de proximidad, que no es el de los dioses del Olimpo sino que es el de los héroes de la calle. Es como un Polaco Goyeneche de estos tiempos. Y otra es mi querida amiga Dolores Solá, que me viene acompañando hace diez años en esto. Es una gran motivadora para volver a hacer a Silvio.
— ¿Y qué grupo te va a acompañar?
— Voy a cantar con un quinteto de tango, una formación que en estas situaciones es difícil de sostener. Está integrado por Alejandro Montaldo en bandoneón, Miiguel Barci en guitarra, Paula de Ovando en piano, Carolina Ramirez en violín y Paula Roseti en contrabajo. Es un quinteto mixto, de chicos y chicas, donde una parte es mi histórica banda y la otra mitad es la Empoderada Orquesta Atípica.
— ¿Cómo definirías el momento actual del tango?
— Diría que no hay un solo tango sino muchos. Hay muchos tangos confluyendo como en una gran familia: a veces estamos en armonía y a veces, enojados. Este es un momento en donde hay muchas vertientes que confluyen en el gran río del tango, que tiene muchos afluentes. Está el tango clásico y el tango siglo XII, al que pertenezco. Hay mucha composición nueva, mucho tango de autor, hay muchas orquestas, mucho tango electrónico que fue furor en los 90 y se está reavivando. Lo que hay también es una gran afluencia de gente joven por el auge de las milongas, que es muy diferente a la vivencia del tango clásico porque el tango diariamente se cocina en la generación del futuro. Si no, te quedás con el museo. Estamos trabajando para generar un tango siglo XXI o siglo XXII, construyendo nuevas formas de contar. Como la Orquesta Fernández Fierro, la Orquesta Típica La Vidú o el Cuarteto Ullmann, nominado para los Grammy Latinos 2024. Por eso no hay un solo tango, y afortunadamente sigue siendo un lugar de reunión, de afluencia de muchas corrientes. Ojalá siga así de sanito.