Nuestro ethos cultural común se constituyó rico y vital desde el principio porque admitió la confrontación, el cambio, lo distinto, el mestizaje y también el entrecruzamiento de lo popular y lo ilustrado. Un ejemplo pertinente es la literatura gauchesca rioplatense que surge cuando un escritor de formación urbana remeda el lenguaje del gaucho a quien toma como tema central de sus obras. Pero llega a su máxima expresión en la segunda mitad el siglo XIX, precisamente cuando el mundo que recrea artísticamente se va disipando. De todos modos José Hernández con su obra y los valores que conlleva, no perdió vigencia nunca y sigue convocándonos ya iniciada la segunda década del siglo XXI y a 152 años de la publicación de El gaucho Martín Fierro.
En este texto, que siete años después se completa con La vuelta de Martín Fierro, José Hernández logró una obra original y clásica, de ahí su vigencia. Fundamento esta convicción en algunas características destacables del estilo de nuestro escritor: el dominio de la lengua del gaucho y la seguridad de su voz de poeta payador, el ritmo y la cadencia de sus versos, el tema regional tratado con carácter universal y el mensaje ético religioso que trasciende la conjunción espacio temporal debido a la fuerza que le da el sustento cristiano en el que está basado. Este último es el aspecto que más me llamó la atención porque creo que Martín Fierro es una obra literaria portadora de valores cristianos arraigados en nuestro ser cultural argentino y esa religiosidad cristiana vivenciada por José Hernández es la que trascendió en su obra.
Martín Fierro
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Desde un punto de vista ampliamente abarcativo, podría decirse que la filosofía in-sistencial del padre Ismael Quiles tiene el propósito de explicar la realidad humana con un enfoque cristiano y lleno de esperanza y que José Hernández con su obra, salvando las diferencias de época, de intención y de discurso, en cierto sentido realiza algo parecido.
Esquemáticamente la filosofía in-sistencial consiste en descubrir que el ser humano tiene sentido si se reúne con el Creador, si mantiene viva su religación con Dios y José Hernández, según mi criterio, concibe a su obra sustentada en principios cristianos. En consecuencia es posible analizar algunos aspectos del Martín Fierro a la luz de la Antropología Filosófica In-Sistencial. Para ello sigo puntualmente dos capítulos: el segundo, “In-sistencia y esencia del hombre”, y el cuarto, “Insistencia y prójimo”.
En el segundo capítulo el Padre Quiles trata el tema de la estructura metafísica del ser humano cuyos aspectos están íntimamente ligados a las características del personaje pues son, claramente, los que sostienen al ser y al actuar de Martín Fierro. Ismael Quiles dice que el ser humano es una conciencia individual o personal y un yo libre. Martín Fierro, gaucho payador, es un ser que tiene muy marcada su conciencia de yo individual, es muy seguro de sí; desde esa subjetividad se refiere a los demás y no de cualquier manera sino con autoridad y la experiencia de la libertad como posibilidad de elegir desde dentro de sí es una de las imágenes más reiteradas y vívidas de la obra.
Otra característica señalada por el Padre Quiles es que el hombre es un yo racional y responsable. El protagonista de la obra de José Hernández actúa individualmente y con libertad pero, aún cuando decide ser “gaucho matrero”, se hace responsable de sus actos por ejemplo cuando con Cruz deciden acompañar al indio que los había ayudado o cuando ayuda a la cautiva, sin tener en cuenta el riesgo que representa para su propia vida.
Pero, dice Quiles que a la vez es un ser contingente, dual y por lo tanto abierto a la Exsistencia Absoluta, es decir a Dios. Junto con la sensación de sentirnos dueños de nuestros actos, que nos dan la conciencia y la libertad responsable, aparece la sensación de dependencia, de ser limitados. Martín Fierro tiene certeza de que sobre él hay un Creador del cual depende toda la Naturaleza, desde los seres más insignificantes hasta él mismo.
Mas quien manda los pesares
Manda también el consuelo-
La luz que baja del Cielo
Alumbra al más encumbrao,
Y hasta el pelo más delgao
Hace su sombra en el suelo. (Vuelta, vv. 367-72)
El hombre es el rey de la Naturaleza y el único ser que puede vivir el orden de la Creación, su belleza y su armonía. Martín Fierro explícitamente dice que Dios es el Eterno Padre, Creador del hombre y sus dones y Creador de todas las cosas. En consecuencia, es innegable que el autor de esta obra propugna la filiación divina del hombre y su preeminencia sobre la Creación.
Le dió claridá a la luz,
Juerza en su carrera al viento,
Le dió vida y movimiento
Dende el águila al gusano -
Pero más le dio al cristiano
Al darle el entendimiento.
En el capítulo “Insistencia y prójimo”, Ismael Quiles desarrolla el tema de la relación de la existencia humana con otras existencias humanas. El reconocimiento y respeto del otro como prójimo, esa íntima unión que nos permite conocernos y encontrarnos seguros en nuestra subjetividad, puede darse en tres tipos de relaciones: de amor, de sangre y de amistad.
La relación de amor es la que se halla más lejos de la concepción que tenemos hoy pero también está tratada en el Martín Fierro. Refiriéndose a una época dorada de gaucho establecido y feliz, al finalizar el primer canto de “La Ida”, dice: “Que padre y marido ha sido”, y al comenzar el segundo canto, agrega: “Irse en brazos del amor/ a dormir como la gente” con lo que se acerca mucho a la relación de pareja contemporánea.
La relación de sangre de Fierro y sus hijos o la de Cruz y Picardía se halla bien marcada y se da de la misma manera. Ambos actúan como padres con mucha responsabilidad. Martín Fierro se refiere siempre a sus hijos con cariño y preocupación. En cuanto puede, los busca, los escucha y les deja amorosamente su experiencia en los famosos consejos del canto XXXII. A su vez Cruz actúa del mismo modo y cuando se da cuenta de que va a morir se lo encomienda a su amigo que lo trata como a un hijo más.
Finalmente, la relación de amistad entre gauchos es uno de los tópicos primeros y más originales de la literatura gauchesca. Podríamos decir que la gauchesca nace en el Río de la Plata con los famosos Diálogos de Bartolomé Hidalgo entre dos amigos, sigue con la conversación cordial y humorística de los gauchos del Fausto de Estanislao del Campo, continúa en el encuentro amistoso y pícaro entre el viejo Santos, el santiagueño y su mujer del extenso Santos Vega de Hilario Ascasubi y alcanza una conceptualización de la amistad más profunda en el Martín Fierro de José Hernández. Es importantísimo el valor del amigo para el gaucho que, por sus tareas, pasa mucho tiempo solo en la inmensidad de la pampa. Recordemos la hermosa definición de amistad cuando Cruz se pone al lado de Fierro, en la Ida:
Ya veo que somos los dos
Astilla del mesmo palo- (Ida, vv. 2.143-44)
Además, la concepción religiosa cristiana cuando se refiere a la amistad está muy presente en los famosos consejos. Es evidente el texto de la Biblia en los que está inspirada esta sextina;
Si tuvieres muchos amigos uno entre mil sea tu consejero. Eclo. 6, 6.
Su esperanza no la cifren
Nunca en corazón alguno -
En el mayor infortunio
Pongan su confianza en Dios -
De los hombres, sólo en uno,
Con gran precaución en dos. (Vuelta, vv. 4.619-24)
Sin dudas el Martín Fierro es un texto portador de valores cristianos enraizados en el ser cultural argentino. La cosmovisión filosófico-religiosa de José Hernández y la cosmovisión filosofico-religiosa del Padre Ismael Quiles, S.J. se vinculan y sostienen el mensaje profundo de la Trascendencia que nos habita.