“La vergüenza tiene que cambiar de bando”, dijo Gisèle Pelicot, ¿pero existe hoy la vergüenza?

En un ensayo sobre el tema, la filósofa argentina Diana Cohen Agrest analiza qué es este sentimiento y qué hicieron de él las redes sociales. Lo sexual y lo social

La vergüenza, en discusión.

“La vergüenza tiene que cambiar de bando”, dijo Gisèle Pelicot, víctima de un marido que durante diez años la drogó y la hizo violar por decenas de hombres. Y esa frase es una bandera, un signo de su dignidad y de su lucidez. Pero ¿qué es la vergüenza? ¿Un sentimiento moral? ¿La mirada de los otros? ¿Haber sido descubiertos en eso que, en fin, reconocemos como degradante?

“Una vez expulsados del paraíso terrenal, Adán y Eva sintieron, por vez primera, vergüenza. ¿Qué verdad les había sido revelada por la serpiente? ¿Por qué debieron entretejer hojas de higuera con el fin de cubrir sus sexos? ¿Por qué Dios censuraría su sexualidad cuando los órganos reproductores eran obra del Artífice de la Creación y en cuanto tales, ‘vio Dios que eran buenos’?”

Así, con esa fuerza, con ese nivel incisivo de reflexión, empieza este ensayo de la filósofa argentina Diana Cohen Agrest. Se titula La vergüenza: la derrota narcisista y desde ahora puede descargarse de forma gratuita en BajaLibros, dentro de la colección Tiempo de Filosofía.

Y continúa: “¿Qué simboliza esa mirada divina condenatoria del pecado original, mirada que, tal vez por su omnipresencia, encarna todas las miradas? ¿Y qué dice de nosotros, creadores del mito de la inocencia originaria?”

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La vergüenza. La derrota narcisista

Por Diana Cohen Agrest

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Cohen Agrest explica en este texto cómo el pudor se instaló en el mundo desde el momento en que Adán y Eva cubrieron sus sexos con hojas de parra. Las preguntas que siguen son: ¿Qué dice de nosotros esa mirada condenatoria?, ¿es lo mismo sentir pudor que vergüenza? Y propone: “El pudor precede a la mala conducta o a la infamia, la vergüenza nace después de la mala conducta o la infamia”.

Somos vulnerables a la mirada del otro, pero también sentimos vergüenza ajena. Nos avergonzamos cuando ponemos en riesgo nuestra autoestima o nuestra intimidad. Entonces, ¿la cultura mediática es la que estaría provocando la declinación del rol de la vergüenza? ¿Y qué ocurre con la política: perdió la vergüenza?

“Una vez expulsados del paraíso terrenal, Adán y Eva sintieron, por vez primera, vergüenza. ¿Qué verdad les había sido revelada por la serpiente?", se pregunta Cohen Agrest (Pintura: el pecado original según Miguel Ángel)

Doctora en Filosofía por la UBA y magíster en Bioética por la Monash University de Australia, Cohen Agrest se dedicó a temas de filosofía moral y ética, enseñó e investigó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y es investigadora externa de la UNAM de México.

A partir del asesinato de su hijo Ezequiel, en 2011, se comprometió con la situación de las víctimas en la Argentina y las falencias del sistema judicial. Por su iniciativa se creó la asociación Usina de justicia, que asiste a las familias de las víctimas de homicidios y femicidios.

Diana Cohen Agrest es Doctora en Filosofía por la UBA y Magíster en Bioética por la Monash University de Australia (Gentileza D.C.A.)

Escribió una decena de libros: Ausencia perpetua. Inseguridad y trampas de la (in)Justicia, Ni bestias ni dioses. Trece ensayos sobre la fragilidad humana, ¿Qué piensan los que no piensan como yo? 10 controversias éticas, Por mano propia. Estudio sobre las prácticas suicidas e Inteligencia ética para la vida cotidiana, Spinoza: una cartografía de la Ética y El suicidio: deseo imposible (o la paradoja de la muerte voluntaria en Baruj Spinoza), entre otros.

Es periodista, y una voz presente en los medios de comunicación. En 2009 obtuvo el Premio UBA a la Divulgación de contenidos educativos en medios periodísticos nacionales. En el 2016, recibió el Premio Konex de Platino en “Ética”, galardón máximo otorgado en cada especialidad a los máximos exponentes de la última década.

La vergüenza es uno de esos libros imprescindibles para repensar la historia, la cultura, pero sobre todo nuestra cotidiana actualidad. También es una buena muestra de la forma en que Cohen Agrest ilumina las zonas más oscuras del pensamiento.