Del Bellas Arte al Guggenheim: las grandes compras en arteba

¿Qué adquirieron los museos y fundaciones de Argentina y del mundo? En esta nota, el detalle de las obras y los artistas que las crearon

Del Bellas Arte al Guggenheim: las grandes compras en arteba

Tras cinco días -tres abierto al público general- arteba finalizó su 33° edición con sensaciones positivas en tanto a visitas y ventas por parte de los organizadores y galeristas. Como en ediciones anteriores, se llevaron a cabo diferentes programas de ventas de obras, de las que participaron museos y fundaciones del país y del exterior.

La selección de los espacios fue ecléctica, lo que revela una vez más la diversidad del ecosistema del arte argentino. Así, podrán verse en diferentes espacios obras de artistas contemporáneos de diferentes generaciones, algunos consagrados como Rómulo Macció, Graciela Sacco, Fernanda Laguna o Alfredo Londaibere, junto a creadores jóvenes como Trinidad Metz Brea, Amanda Tejo Viviani o Fernanda Kusel, por solo nombrar algunos.

El Museo Nacional de Bellas Artes ha incrementado su colección con la incorporación de piezas de Graciela Sacco (1956-2017) y Rómulo Macció (1931-2016), gracias al respaldo fundamental de la Asociación Amigos del emblemático espacio y la colaboración de la galería Rolf Art, ya que fue uno de los deseos expresos del Estate de la artista, gestionado por sus hijos Clara y Marcos Sacco.

“El cóndor y el águila” (2017), un tríptico de gran formato de la serie “Fueron al norte para llegar al sur”, de Graciela Sacco

Realizadas dentro del Programa de Adquisiciones de Museos, las obras incorporadas son “El cóndor y el águila” (2017) de Sacco, un tríptico de gran formato que pertenece a la serie “Fueron al norte para llegar al sur”, una impresión digital sobre fragmentos de metacrilato y caja de luz. La pieza se suma a “Victoria, de la serie cuerpo a cuerpo 1996-2011″, adquirida en 2013, una heliografía, técnica en que la artista rosarina fue pionera.

“En esta ocasión, gracias al aporte de nuestros fondos junto a los de la empresa Zurich y su programa Matching Funds, tuvimos la oportunidad de sumar una pieza clave que enriquece nuestra colección, a la vez que reconoce y celebra la destacada producción y trayectoria de la artista en la historia del arte argentino”, dijo Julio César Crivelli, presidente de la Asociación.

Por otro lado, el museo también amplió su colección con tres témperas sobre papel de pequeño formato de Macció, creadas aproximadamente en 1970. Estas obras fueron adquiridas a través de la Galería Vasari y son posteriores, pero representativas del periodo en que Macció formó parte del movimiento Nueva Figuración. Así se suman a otras obras del acervo como “Hambre” (1961), donado por Torcuato Di Tella, y “El fumador” (1969). ambas en óleo sobre tela.

“Punto en Boga” y dos témperas más sobre papel de Rómulo Macció, de los '70

Nueva Figuración, integrado por Macció, Ernesto Deira (1928-1986), Jorge de la Vega (1930-1971) y Luis Felipe Noé (1933), fue una denominación que los cuatro artistas recibieron por parte de los críticos pero que, sin embargo, nunca utilizaron como nombre del grupo, que desarrolló exposiciones entre 1962 y 1965.

Hasta su disolución en 1965, los cuatro artistas compartieron exposiciones, diálogos, reflexiones y viajes, ganando espacio y prestigio en la Argentina y en el exterior, y produciendo un amplio y variado repertorio plástico signado por la libertad, vitalidad, desmesura, desequilibrio, la incertidumbre y el caos.

“No constituimos un movimiento, ni un grupo, ni una escuela, simplemente somos un conjunto de pintores que en nuestra libertad expresiva sentimos la necesidad de incorporar la libertad de la figura. Porque creemos en esa libertad no queremos limitarla dogmáticamente, esclavizándonos a nosotros mismos, por eso evitamos un prólogo”, expresaban en el catálogo de su primera muestra en la galería Peuser, el 23 de agosto de 1961.

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) sumó cinco nuevas piezas de arte de artistas argentinos: “Lo suficiente” (2011) de Alfredo Londaibere, “Tapial naranja” (1967) de Anselmo Piccoli, “La campaña” (2019) de Florencia Böhtlingk, “El hogar de las niñas mueble” (2022) de Verónica Gómez y “Niño soldadito” (2024) de Manuel Brandazza.

Marita García, curadora en jefe del Malba, expresó que “estas piezas buscan fortalecer la narrativa curatorial del museo, que se centra en la consolidación de un relato unificado del arte latinoamericano”. Todas las piezas fueron elegidas por el Comité de Adquisiciones.

“Lo suficiente”, de Londaibere, adquirida a Nora Fisch, es una pintura sobre madera que destaca por su enfoque en la vida y la muerte, representada a través de una retícula marcada por la frase “Lo suficiente”. Londaibere, figura central del círculo del Rojas en la década de los 90, enfatiza en su obra la relación entre la tradición y la subjetividad del placer visual.

Londaibere (1955-2017) comenzó a exhibir sus trabajos en los años 80, mostrando tanto de forma individual como grupal, en una variedad de lugares que incluían galerías, bares, discotecas y espacios del circuito underground de Buenos Aires. A fines de esta década, fue invitado a exponer en la Galería del Centro Cultural Ricardo Rojas. Esta invitación, extendida por Jorge Gumier Maier, significó un punto de inflexión en su carrera. Desde ese momento, Londaibere participó en numerosas muestras, consolidándose como una figura esencial del grupo conocido como los Artistas del Rojas.

Entre 1997 y 2002, Londaibere asumió el rol de director de la galería del Centro Cultural Ricardo Rojas, donde también se desempeñó hasta 2017 como docente y coordinador de talleres de dibujo y pintura. Su producción artística abarcó una amplia gama de técnicas y temáticas, incluyendo pintura, trabajos sobre madera, collage, fotografías intervenidas y témperas. Sus trabajos se caracterizaban por la incorporación de elementos de la cultura visual contemporánea, una práctica común entre los artistas del Rojas.

En 2019, el museo homenajeó al pintor, curador y maestro de dibujo y pintura Londaibere con la retrospectiva Yo soy santo, que destacó el impacto del artista en la escena cultural argentina.

"Tapial naranja", de Anselmo Piccoli

Por su parte, “Tapial naranja” de Piccoli muestra un paisaje con una retícula que indica su transición hacia la abstracción constructiva. Piccoli, un influyente artista rosarino, jugó un rol importante en el círculo de Antonio Berni y su obra es fundamental para entender el proceso evolutivo del arte argentino hacia nuevas formas de expresión visual durante el siglo XX.

En 1942 Piccoli (Rosario, 1915 - Buenos Aires, 1992) obtuvo una beca por concurso de la Comisión Provincial de Cultura de Santa Fe y fue cofundador de la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario, junto a figuras reconocidas como Berni y Gambartes. Además, participó en numerosos certámenes y bienales, y fue invitado a muestras internacionales, destacándose por su evolución desde la figuración hacia la abstracción.

El Museo de Bellas Artes J. B. Castagnino, el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez y el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otros, albergan obras en sus colecciones. En 2014, la Galería Diego Obligado, a la que fue adquirida, y en 2016, el Museo Castagnino, reconocieron su trayectoria con importantes exhibiciones.

"La campaña", de Florencia Böhtlingk, adquirida a Galería Hache

La obra de Böhtlingk (Buenos Aires, 1966) mezcla imágenes de exuberantes plantas de la selva misionera con pancartas políticas de la campaña presidencial de 2019, resaltando términos como indemnización, pueblo y dignidad. Esta mezcla ofrece un paisaje de manifestaciones que dialoga con el activismo y la identidad nacional.

Böhtlingk estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y la Escuela Ernesto de la Cárcova, además de perfeccionarse con artistas como Luis Felipe Noé y Gabriel Messil. En 1994, la Fundación Proa le otorgó una beca para formarse con Guillermo Kuitca. Ha presentado exhibiciones individuales tanto en Buenos Aires como en el exterior y ha publicado varios libros sobre su obra.

En los últimos años, ha incursionado en el cine documental, co-dirigiendo los filmes “María” en 2020 y “Los colonos de La Flor” en 2016. Fue galardonada con el Segundo Premio del Banco Central en 2017 y el Tercer Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2019. Sus obras forman parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y de numerosas colecciones privadas a nivel nacional e internacional.

“El hogar de las niñas mueble” de Verónica Gómez

La pieza surrealista “El hogar de las niñas mueble” de Verónica Gómez (Buenos Aires, 1978) muestra niñas con cuerpos en forma de muebles antiguos, recreando interiores burgueses de comienzos del siglo pasado. Esta obra dialoga con las incorporaciones recientes en el Malba de la obra de artistas como Remedios Varo y Leonora Carrington, enfatizando la conexión con surrealistas de otras latitudes.

La obra de Gómez, toda de reciente producción, ingresa de manera fantástica en esta tradición animalística, pero lo hace desde una perspectiva que recurre a la pintura metafísica en sus planos y que juega con los usos renacentistas de la simbología, mixturando también una construcción victoriana en decorados que se construye a partir de su experiencia estética de las casas de clase media.

Gómez es Profesora Nacional de Pintura y Licenciada en Artes Visuales, habiendo recibido importantes becas y participado en residencias artísticas en China y Finlandia. Su obra ha sido incluida en colecciones del Museo Nacional de Arte Moderno de Buenos Aires y del Museo Castagnino-MACRo, entre otras instituciones. En 2002 obtuvo el Gran Premio Adquisición del Fondo Nacional de las Artes. En estos días se puede ver sus nuevas obras en Las vestiduras peligrosas, en la galería Cott de San Telmo.

“Niño soldadito” de Manuel Brandazza, adquirida a Pasto Galería

El “Niño soldadito” de Brandazza, es una obra realizada con barro del río Paraná, reflejando una conexión espiritual con el entorno del litoral argentino. Su trabajo lleva a reflexionar sobre cómo el arte contemporáneo revisita los clásicos integrando elementos formales, poéticos e históricos.

Brandazza (Rosario, 1975) fusiona artes visuales y diseño en su producción artística. Estudió diseño de indumentaria y textil en la Universidad de Buenos Aires y participó en el Programa de Artes Visuales Rojas-UBA/Kuitca. Desde 2021, cuando ganó el Premio Adquisición del Salón Nacional de Rosario con su obra “Muchacho del Paraná”, ha desarrollado una serie continua de trabajos. En 2022, presentó su muestra individual “PARAMPARA” en la galería Pasto, consolidando su presencia en el panorama artístico actual.

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires incorporó 15 nuevas, marca récord en su historia, que se realizaron a través de diversos programas y donaciones.

En el contexto del Programa Matching Funds, una iniciativa de la Fundación arteba y la Asociación Amigos del Moderno, presidida por Florencia Perotti, se compraron “Terra communis” de Trinidad Metz Brea, una monumental escultura; “La cosa del arte” de Joaquín Aras, una película Super 8 intervenida y digitalizada; “Piel Rizoma” de Julia Padilla, y “Cerbera” de Amanda Tejo Viviani.

"La batalla de las Lorenzas", de Trinidad Metz Brea, adquirida a Valerie's Factory

Metz Brea (Buenos Aires, 1994) se especializa en la escultura y que trabaja a partir de la impresión 3D, a partir de los que crea escenarios que desbordan mitología, como al a vez cierto arrumbamiento de la composición del medioevo.

Licenciada en Artes Visuales en la UNA, en 2019 tuvo su primera muestra individual “Nada que lastime” en la Galería CPU, Palacio Barolo. En 2020 formó parte de las muestras “Toque de Seda” en Quimera Galería y “Mientras mi sueños sangran” en Fundación El Mirador, donde un año después tuvo un solo show, “La Motherboard”. Del 2016 al 2019 gestó KIDZ, un colectivo artístico y autogestivo LGBTIQ+. Además, fue parte de muestras en CC Recoleta, los centros culturales San Martin, CCK y Haroldo Conti; las galerías Gachi Prieto, Nora Fisch y Pasaje 31 entre otras. En 2021 obtuvo el Premio en Obra de arteba y en la edición 2021-2022 de La Bienal de Arte Joven, su obra Delicia fue seleccionada en la convocatoria Artistas Visuales.

"Simbiogénesis", friso de Metz Brea (Galería Valerie´s Factory)

“Me gusta la idea de agarrar lo que es el alto y bajo relieve y traducirlo en clave digital en algún mundo. Que de esa apariencia de un tallado a mano, pero que es todo modelado digitalmente”, dijo en diálogo con Infobae Cultura.

Los proyectos de Joaquín Aras (Buenos Aires, 1985) parten de investigaciones teóricas y culminan en obras que exploran diversas formas de arte. Recientemente, su trabajo ha gravitado hacia entender cómo la narración puede desafiar la noción tradicional de la historicidad y cómo la ficción puede servir como un vehículo para la preservación de la memoria.

“Me interesa cómo la narrativa afecta la vida cotidiana. Mis proyectos se basan en el estudio de las estructuras y géneros narrativos – especialmente los cinematográficos – junto a sus personajes arquetípicos, explorando también las estrategias y técnicas utilizadas para la construcción de los relatos. Uso estas prácticas conocidas para narrar historias y así tratar de entender las maneras en que la ficción afecta la realidad. Recientemente mi trabajo se concentra en la distancia afectiva entre el público y los medios, y en la manera en que la narración puede preservar la memoria y desafiar la historicidad. La mayoría de mis proyectos parten de investigaciones teóricas y concluyen en obras de diversos formatos que incluyen videos, instalaciones, textos, performances, dibujos, grabados, objetos y fotografías”, explica.

“Piel Rizoma” de Julia Padilla y “La cosa del arte” de Joaquín Aras

Por su parte, Julia Padilla (Buenos Aires, 1991), que realizó clínica de obra con Ernesto Ballesteros y José Luis Landet, trabaja sobre el lugar de la materialidad y su posibilidad de transformación.

“Busco desaprender los conceptos convencionales de las formas para encontrar nuevas conjunciones a través del diálogo entre materialidades desconocidas. Me interesa el extrañamiento que surge del ensamble de objetos cotidianos, ese desplazamiento que los convierte en otra cosa. Híbridos que fusionan lo orgánico, lo animal /vegetal con lo artificial. Superficies sensuales relacionadas con el cuerpo que activan lo táctil y generan una curiosidad sensorial. Creo que cada objeto puede despertar recuerdos, sensaciones olvidadas relacionadas con una memoria ancestral o de la especie”, comenta en su sitio.

"Cerbera" de Amanda Tejo Viviani, adquirida a la galería NN de La Plata

Amanda Tejo Viviani (Madrid,1994) explora sensibilidades extraviadas y espacios incómodos. Haciendo uso de mecanismos propios de la psicodelia y la fantasía, su obra des familiariza experiencias cotidianas, revelando su faceta más onírica y surreal, retratada de forma dramática e irónica.

Es licenciada en Artes en la Universidad Nacional de La Plata. En su formación se incluyen diversos programas y talleres. Entre ellos, el programa de formación ArtistasxArtistas, Fundación El Mirador 2020 y el Programa de formación artística de la Universidad Torcuato di Tella 2022. Ha participado en varios salones. Recibió la mención de honor Raquel Forner obtenida en el Salón Provincial de Arte Joven, Museo Pettoruti 2021 (La Plata) y ganó el Segundo Premio Adquisición en el 66 Salon Belgrano de Artes Visuales,Museo Sívori. Desde 2017 ha realizado diversas muestras individuales y participó en exposiciones colectivas en Argentina y EEUU.

Además, se recibieron donaciones: Natalia Valdéz, del Grupo Lapachos Holding, facilitó la adquisición de seis pinturas acrílicas - “El esfuerzo es un valor”, “Buen día”, “Rompiendo el ayuno”, “Calistenia”, “Amistad” y “Jugando en el parque”- de Sandro Pereira a través de la galería The White Lodge, destacando el carácter federal de la colección del museo y también una segunda obra Metz Brea, “La batalla de las Lorenzas”, llegó al museo gracias a la donación de la Colección MYP, gestionada por la galería Valerie’s Factory.

Las seis obras de Sandro Pereira

Pereira (Tucumán, 1974) es un referente esencial del arte contemporáneo en Tucumán desde finales de los años 90, siendo esta adquisición de seis obras las primeras en ingresar al acervo del museo. Pereira ha desarrollado una obra profunda que bebe del conocimiento de la historia del arte, la cultura contemporánea y los imaginarios populares., a los que trabaja con materiales sencillos.

Pereira experimenta con disciplinas como el dibujo, la pintura y la escultura. Su enfoque creativo presenta escenas entrañables imbuidas de humor y referencias visuales que abarcan desde lo cotidiano hasta lo erudito.

A través del Comité de Adquisiciones se incorporaron un óleo sin título de Carrie Bencardino, “Escritura” de Sofía Böhtlingk, y el video “Tercer sedimento” de Florencia Levy.

Las obras de Carrie Bencardino y Sofía Böhtlingk

Bencardino (Buenos Aires, 1993) indaga en los discursos visuales presentes en las diferentes escenas, creando personajes con modificaciones corporales con elementos frecuentes tomados de “antros, imágenes basura de Internet, iconografía de bandas”. “Construyo un relato propio de quien habita estos espacios, sus fenómenos y sus contradicciones. Lo autobiográfico se presenta como posible exponente de situaciones que, aisladas del contexto que justifica su existencia, invitan a pensar la agitación como una forma de habitar el mundo contemporáneo”, dice.

Sofía Böhtlingk (Buenos Aires, 1976) explora distintas posibilidades de desarrollo de la pintura a través de los movimientos corporales implicados en su producción. Sus obras se inscriben dentro de la abstracción pictórica, pero no desde la composición, sino escenificando la relación que el cuerpo establece con el lienzo, en un planteamiento que combina el acto de pintar con estrategias performativas, mientras que Florencia Levy (Buenos Aires, 1979) incluye en su trabajo una amplia variedad de medios: video, pintura, fotografía, instalación y proyectos en colaboración, y su trabajo ha formado parte de exhibiciones en Rusia, Japón, Estados Unidos, Corea, Alemania, Colombia, Cuba, Holanda, Lituania y Francia.

The Grate (1946-1947) de Nikolai Kasak, quien manifestó en una carta de 1967 a Gyula Kosice su deseo de donar la pieza al Museo Moderno

Además, se recibió una donación histórica con la obra “The Grate” de Nikolai Kasak (1946-1994), referente del arte abstracto y constructivo que formó parte del movimiento Madí desde los años 50. La pieza donada por Christina Kasak-Rubic comenzó a integrar al patrimonio del museo gracias a la historiadora Cristina Rossi y la colaboración de Ignacio Pedronzo y la galería Del Infinito.

Desde el museo explicaron que Rossi, investigadora del Fondo Gyula Kosice en el Archivo IIAC-UNTREF, descubrió en un intercambio epistolar entre ambos artistas en el Archivo Nikolai Kasak, alojado en Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA) de Nueva York, una carta fechada en 1967 en la que Kasak manifestaba a Kosice la intención de donar la pintura al Moderno de Buenos Aires. Así, la hija del artista expresó su disposición para cumplir el deseo de su padre.

El Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aire (Macba) sumó tres obras, a las que consideró trascendentales para el guion curatorial de la colección, que fueron seleccionadas por el fundador y presidente Aldo Rubino.

Un acrílico sobre tela sin título, de Edgardo Giménez (1942, Argentina), uno de los referentes del pop-Art junto a Marta Minujín, destacándose desde su participación en el Instituto Di Tella. Esta obra pertenece a una serie desarrollada en la década del 90′ en la que se apropia de elementos de la geometría clásica que se fusionan con elementos representativos de su línea de trabajo para crear una estética única.

Fragmentos de las obras de María Suardi, Alicia Orlandi y Edgardo Giménez

“Continuidad-movimiento N°2″ (1966 - 67) de la pintora y grabadora argentina Alicia Orlandi (1937-2022), egresada de la Escuela Superior de Bellas Artes E. de la Cárcova, fue becada por el Reino de Bélgica. Realizó 22 muestras individuales y participó en 29 bienales internacionales, como las de Tokio, París y San Pablo. Fue distinguida con 30 premios: 1a Bienal de Puerto Rico (1971), Gran Premio Salón Nacional y 1er Premio Salón Municipal. Poseen obras suyas más de 15 museos de Argentina, EE UU, Perú, México, Inglaterra, India y Checoslovaquia. Entre ellos, el Museo de Arte Moderno - MOMA (NY).

También “Prismas triangulares II” de Maria Suardi (1937) una pieza en acrílico en la que expone espacios ilusorios, generados a partir de la yuxtaposición de figuras geométricas y el color. La artista rosarina ha recibido numerosos premios, entre los que cabe destacar: Primer Premio en Grabado, Fondo Nacional de las Artes, Salón de Artistas premiados en Arte Moderno, Museo JB Castagnino; Segundo Premio Nacional de Grabado, XXIX Salón Nacional. Fue nominada por la Academia Nacional de Bellas Artes para el Premio Trabucco en Grabado. En 2008 obtuvo el Tercer Premio de Grabado en el Salón Manuel Belgrano. Su obra forma parte de colecciones de museos e instituciones públicas y privadas nacionales y extranjeras.

“Fábrica de Arms”, de Lucrecia Lionti y “Agujeros rojos grandes con moños”, de Valentina Liernur

El Museo Sívori adquirió “Fábrica de Arms”, de Lucrecia Lionti (San Miguel de Tucumán, 1985) a galería Barro. La artista tiene una obra que recorre los textiles, collages, dibujos, pinturas, objetos e instalaciones, en los que siempre propone algún tipo de juego sobre la alteridad y la construcción del sentido a partir de las palabras, como también reflexiona sobre los contrastes entre la vida contemporánea y las tradiciones, lo actual y la historia, sea de las sociedades o del arte.

Por su parte, la Fundación Klemm sumó a su acervo “Agujeros rojos grandes con moños”, de Valentina Liernur (Buenos Aires, 1978), a Isla Flotante. La artista estudió Artes Visuales y Dramáticas en la Universidad Nacional de las Artes. En 2008 asistió a Städelschule en Frankfurt, Alemania, y entre 2018 y 2019 formó parte del equipo de profesores del programa Análisis de la producción artística, en la Universidad Torcuato Di Tella. Participó de la residencia FAAP, Sao Paulo y obtuvo las becas de Maria Marta Sanchez Elia Nunez (2008), Beca Fondo Nacional de las Artes (2007), Beca Rojas/Kuitca (2003/2005), Beca Fundación Antorchas (2003/2004) y en 2019 obtuvo el segundo premio de la Fundación Fortabat, Buenos Aires Argentina.

Desde Corrientes, el Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal” se llevó del stand de Via Margutta la obra de Carlos Alonso “Super Carne”, un acrílico sobre tela de 1973.

"Super carne I", de Carlos Alonso, ahora propiedad del Museo de Artes "Dr. Juan R. Vidal", a través del Programa de Adquisiciones de Museos de la Fundación arteba

La obra se inscribe en las emblemáticas pintas de la una década oscura de la historia argentina. Y Alonso (Tunuyán, 1929) retrató como nadie aquellos años aciagos previo y durante la última dictadura militar. Considerado uno de los más grandes pintores argentinos del último siglo, Alonso refleja también la mirada del artista con compromiso social. Tuvo diversos maestros, entre los que se puede mencionar al gran Lino Enea Spilimbergo en la Universidad de Tucumán, quien lo marcó por la calidad estética y enseñanzas.

Además de recibir numerosos premios, en Argentina y el exterior, participó de muestras individuales y colectivas en todo el mundo, entre ellas Museo Nacional de Bellas Artes (México), Museo de Arte de La Habana (Cuba), las galerías italianas Giulia de Roma y Eidos de Milán, incluyendo la Bedford Gallery de Londres.

Las obras de Santiago Gasquet, Ana Clara Soler y Clara Johnston

El Museo de Arte Contemporáneo de Salta, que este año celebra sus dos décadas, regresa con “Herbario [Palo Campeche, Yerba mate e Índigo]”, de Lucila Gradin (COTT); “Tríptico cálido”, de la serie ‘Alfabetos’, de Ana Clara Soler (Quimera), “Of course I still love you, de Clara Johnston (Remota) y “SIEMPRE” de la serie ‘Escrito en el cielo’, de Santiago Gasquet (PIEDRAS).

La Agencia Córdoba Cultura redondeó la compra de ocho obras, seis de ellas de galerías cordobesas y de artistas vinculados a la producción artística local: los dibujos “Reconciliación” -de la serie ‘No soy bonita soy peor’- y “Escudos” - de la serie ‘La naturaleza al igual que él ha aprendido a ser malvada’ de Gisella Mailén Scotta (díptico), ambas a Satélite; “Cuando la fe mueve montañas” - Allÿs y Venus de los trapos -de Gabriel Alarcón (Satélite) y las pinturas “Todo a mi alrededor fomenta mi ilusión” y “De la tarde hacia la noche, la desintegración”, de Fernanda Kusel, a Aura Gallery.

Las obras de Gisella Mailén Scotta

Técnica en Artes Visuales en la Escuela Figueroa Alcorta, Scotta (Córdoba, 1988) obtuvo el título en la Diplomatura Superior en Dibujo de la misma institución y actualmente cursa una Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional del Litoral. Se formó paralelamente mediante becas de clínicas y talleres del FNA, como también realizó talleres y clínicas con diferentes artistas y formó parte de Trillo Sustentable – La Pinguela – Residencia para artistas, Oberá Misiones, y de Manta-taller – residencia de arte, San Martin de los Andes. En su trabaja reinterpreta escena de la historia argentina desde una perspectiva de género.

Alarcón (San Salvador de Jujuy, 1982) es un artista visual que reside en Córdoba, profesor de Artes Visuales y estudiante de la facultad de Artes de la UNC que en su obra resignifica símbolos patrios o escenas del arte a través de lo textil para construir poéticas que interpelan la historia y los objetos simbólicos del poder colonial. Por su parte, las obras de Kusel (Buenos Aires, 1991) resumen una melancolía líquida a través de objetos de lo cotidiano, que enmarcan una sensación de espera continúa.

Obras de Fernanda Kosel y Gabriel Alarcón

El Museo Franklin Rawson de San Juan obtuvo dos pinturas y una escultura, “Fade” de Max Gómez Canle (Galería W), un relieve tallado en madera de Federico Cantini (Galería Pasto) y “La magia del amor” de Lulo Demarco (Galería Jamaica),

“A diferencia de otros años, es la primera vez que se incorpora un autor uruguayo, en este caso la obra de Demarco y también la primera vez que se compra obra de corte escultórico. La obra de este artista uruguayo, es un tronco natural donde están tallados los nombres, iconografías o simbologías de referentes en la historia del arte, con un relato encriptado en cada parte de la madera (en su interior figuran nombres de artistas gay con líneas que conectan las personas que tuvieron sexo entre sí, según la reseña). En cuanto a Canle, es una pintura de mediano formato, con un paisajismo disruptivo, una geografía imaginaria, formas abstractas y geométricas. Mientras que el relieve de Cantini, tiene un corte intimista, con connotaciones de una escena retratada en personajes a la intemperie”, dijo el director del museo Emanuel Díaz Ruiz a El diario de Cuyo.

Las obras de Max Gómez Canle, “La magia del amor” de Lulo Demarco y el relieve tallado en madera de Federico Cantini

En su segundo año de participación, la Fundación Azcuy hizo una visita guiada por los pabellones de galerías y proyectos artísticos para sus clientes, durante los cuales se realizaron las adquisiciones de una pieza sin título, de Joaquín Boz (Barro) y “Orlas jesuitas”, de Benjamín Felice (TOMAS REDRADO ART)

En sus grandes óleos de estilo abstracto de Boz (Rojas, 1987) investiga las cualidades de los materiales, sus movimientos y reacciones, sus posibilidades de combinación y reconfiguración a través de los encuentros, los choques, las tensiones y las fusiones que se producen entre ellos. Mientras que Felice (Tucumán, 1990), licenciado en cinematografía y productor de música, se inspira en diagramas de publicaciones científicas –sobre la hipergeometría y el campo magnético terrestre–, que él interviene, limpia, deforma y combina con símbolos y guiños personalísimos para dar a las piezas una cualidad hermética.

Las piezas de Joaquín Boz y de Benjamín Felice

Larisa Andreani directora de la Fundación arteba, organizadora del evento, explicó a Infobae Cultura que a través del Programa de Adquisiciones se dirigen recursos propios para convocar directores de museos y curadores internacionales a través del cual se le proporciona a cada espacio “un fondo inicial para que adquieran obras de arte argentino, que ellos luego deben igualar o superar con fondos propios” y que gracias a este programa, que cumple dos décadas, “hay más de 200 obras de artistas argentinos en museos de todo el mundo”.

En ese orden, desde el Guggenheim Museum de Nueva York se adquirió “Los mártires del Ocean”, de Santiago García Sáenz, en Hache, artista que el año pasado llegó a la colección del Centre Pompidou.

“La de García Sáenz (Buenos Aires, 1955-2006) fue una obra solitaria, porque no había otro grupo pintando lo mismo que él, y tenía una imagen muy personal. No se involucró mucho con ciertas tendencias o líneas que había, como el Rojas o el Bellas Artes. Era un artista que si bien expuso, mandaba mucho a salones”, comentó Santiago Villanueva a Infobae Cultura, en una muestra realizada hace unos años en la Colección Amalita.

“Los mártires del Ocean”, de Santiago García Sáenz

La pintura de García Sáenz cultivó desde sus comienzos una sensibilidad capaz de mezclar el mundo de lo cotidiano de cierto costumbrismo y la fantasía de los estados extáticos para construir un lenguaje plástico figurativo capaz de oscilar entre lo real y lo icónico sin solución de continuidad.

El Museo Nacional Reina Sofía adquirió “Yo (Cuando no te veo)”, de Londaibere, mientras el también español Centro de Arte 2 de Mayo una serie de “Dibujos de fuerza”, de Verónica Meloni, a la galería Rolf. Por su parte, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona seleccionó para su colección la obra “Oruguismo” de Rosario Zorraquín, en Isla Flotante.

Meloni (Córdoba, 1974) es una artista cuya práctica oscila entre la performance, el arte público, el dibujo, la escritura y los eventos escultóricos. Hace más de 20 años, cuando comenzó a realizar performances, su producción se orientó hacia la búsqueda de interlocutores fuera del ámbito cultural, y hacia la experimentación en contextos culturalmente subestimados y desperdiciados.

“Yo (Cuando no te veo)”, de Londaibere y extracto de la pieza de Verónica Meloni

En su trabajo Zorraquín (Buenos Aires, 1984) involucra experimentos en torno al lenguaje y la práctica de registrar la experiencia humana, en la búsqueda de nuevos espacios y mundos sincrónicos a través de sus pinturas e instalaciones. Inspirado por el chamanismo, la magia y el psicoanálisis, el artista utiliza un sistema de símbolos de creación propia para llevar a cabo rituales que verbalizan los pensamientos sordos de amigos y extraños. Al crear diálogos que se convierten en narrativas internas de sus lienzos diáfanos, su trabajo funciona como un contenedor, un portal que existe en una zona fronteriza.

Finalmente, el Museo de Arte de Lima llevó “Felicidad”, de Fernanda Laguna (Buenos Aires, 1972) de la galería Nora Fisch. Laguna, co-creadora del espacio de arte Belleza y Felicidad (1999-2008), es una poeta y artista visual con presencia en el Moma, la Colección Patricia Phelps de Cisneros, LACMA, Museo Tamayo, Pérez Art Museum Miami y el Museo Guggenheim, entre otros.

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