Jamás pensé en escribir un libro, hacer una investigación o rodearme de periodistas, editores y correctores.
Una tenía una vida simple. Con altos y bajos. Com aspiraciones y sueños.
Silvina Luna también.
Tratamos ambas de mejorar alguna parte de nuestros cuerpos. Darnos unos mimos de mujeres. Aumentar nuestra autoestima.
Intentamos corregir detalles estéticos que para los otros eran ridículos.
Confiamos en el cirujano de moda. El que veíamos por la televisión en los programas de espectáculos. Nos encaprichamos.
Independientemente de lo que el espejo nos devolvía.
Cuerpos envenenados: La víctima que logró vencer al cirujano Aníbal Lotocki
eBook
Gratis
Ahora nos damos cuenta que previo a una cirugía estética hay que cerciorarse sobre quien te intervendrá el cuerpo.
Pero ya es tarde. Nuestros cuerpos fueron esculpidos al gusto del Dr. Muerte.
O algo que es peor, envenenados.
Remordimientos me sobran.
La vida te da segundas y terceras oportunidades. Estoy escribiendo estas palabras a un año de su muerte. De su asesinato.
Así la quiero recordar a Silvina.
Solamente ella y todas las víctimas del Dr.Muerte, sabemos cómo nos sentimos. Como sufrimos y lo que padecemos.
Vale la pena recordar que muchas murieron en total anonimato.
Impunidad.
Caminé los tribunales y los sets de televisión en busca de Justicia legal y pública.
Trabajé en pos de este objetivo junto con mis amigos, mi abogado y mi familia.
Intenté por todos los medios. No fue fácil. Era exponerme ante la sociedad y ante mi misma.
Muchos me decían: “Gaby, él tiene poder. Lo cubren”.
Ahora me siento mejor. Lotocki está donde debe quedarse hasta sus últimos días y no está envenenando a nadie.
Silvina debe estar orgullosa del camino que hemos recorrido.
Dimos una batalla y, al final, la ganamos.
Encerramos al Frankenstein argentino.
Lotocki no volverá a operar nunca más.
Organizados vamos a mantener siempre vivo el recuerdo de Silvina y las otras víctimas.
Tratamos de poner en evidencia lo que las autoridades de salud no quisieron ver.
Obtuvimos una reivindicación y sepultamos para siempre su figura.
Coraje, resiliencia y perseverancia.
Kilométricas páginas con datos y pruebas que significaron su condena.
Intento con estas palabras homenajear a Silvina para que a nadie le pase lo que nos pasó a nosotras.