Fui, vi y escribí: “La Pilarcita”, milagros que produce el teatro y los colores de la fe en el Litoral

Se cumplen 10 años del estreno de la pieza de María Marull que lleva el nombre de la santita correntina. Historia de una obra pequeña y universal. Este artículo reproduce el newsletter de Cultura: lecturas, cine, teatro, arte, música e historias que despiertan entusiasmo y, por qué no, fascinación o perplejidad

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Mercedes Moltedo como Celeste, en "La Pilarcita". (Foto: Mariano Asseff)
Mercedes Moltedo como Celeste, en "La Pilarcita". (Foto: Mariano Asseff)

Hola, ahí.

Si hay algo que envidio profundamente a veces es la fe de los otros. Los que confían, los que creen en un dios, cualquiera sea; los que piensan que las cosas malas se resuelven o, al menos, se suavizan rezando o por medio de los milagros de los santos, todos ellos habitan un espacio que para mí es desconocido.

Tener fe, creer en algo por encima de lo humano me resulta una conducta lejana. A lo largo de los años, excepcionalmente y en el colmo de la desesperación, me encontré metida para adentro e invocando o pidiéndole ayuda a alguna clase de deidad, pero siempre como de prestado. Y es que, como dije, no soy consecuente en el terreno de la fe, no soy de fiar.

Soy, más bien, una aprovechada ocasional del cielo ajeno.

En "La Pilarcita" se cuenta una historia pequeña, que transcurre en Corrientes y que habla de mujeres que no terminan de encontrar su propio destino hasta que sucede el milagro.
En "La Pilarcita" se cuenta una historia pequeña, que transcurre en Corrientes y que habla de mujeres que no terminan de encontrar su propio destino hasta que sucede el milagro.

La nena y su muñeca

Las tragedias se escriben con sangre y algunas veces encarnan en leyendas.

Pilar Zaracho tenía cuatro años el 12 de octubre de 1917, cuando viajaba junto con sus padres en un carruaje tirado por bueyes por un camino de arena. La familia se estaba mudando de Mercedes a Concepción de Yaguareté Corá, en Corrientes. La nena llevaba con ella una muñeca de trapo para jugar durante el viaje y, cuando faltaban 30 kilómetros para llegar a Concepción, la muñeca se le cayó de las manos y fue a parar a la ruta. En el intento por recuperarla, por salvarla, por no perderla, Pilar cayó del carruaje. Murió aplastada por una de las ruedas.

La historia dice que fue allí mismo que su padre puso una cruz y que desde que comenzaron a recordarla se iniciaron los milagros que convirtieron el recuerdo en veneración. El lugar hoy es el Paraje Cerro Pitá -en los Esteros del Iberá, a casi 200 km. de Corrientes capital- y año a año, cada 12 de octubre llegan hasta allí miles de peregrinos que van a pedirle a Pilar, La Pilarcita, por su dolor o por el dolor de los que aman.

Velas en el altar de "La Pilarcita", en Concepción, Corrientes (Gentileza María Marull).
Velas en el altar de "La Pilarcita", en Concepción, Corrientes (Gentileza María Marull).

Esa fe en la niña santa va creciendo con el tiempo y la ofrenda es, naturalmente, una muñeca. Kilómetro 22 de la ruta a Concepción: llegan en micro, a pie, en auto o en chatas. Muchos son personas necesitadas de un milagro y otros muchos, gente que vuelve cada año a agradecerle a La Pilarcita por haberle conservado o cambiado la vida.

Hay muñecas de todas las especies y tamaños -incluso ya existe ahí un pequeño museo con muñecas del mundo-, hay también asado, polenta y baile popular para multitudes: todo eso es lo que se comparte el día del homenaje a la santita popular litoraleña.

Diez temporadas de "La Pilarcita"

La Pilarcita de María

Un pueblo del interior de Corrientes, calor de ahogo. Un patio, una pelopincho mínima, sábanas colgadas, un juego de jardín blanco, de hierro y con firuletes. Una joven intenta estudiar, otra se pasea en bikini rosa, habla y habla y de noche cose el traje de plumas que la tiene ilusionada. Es el que va a usar en la comparsa, en apenas unas horas. A un costado, un altar colmado de muñecas.

El lugar es una posada muy modesta, las chicas (Celina es la estudiante, Celeste, la inocente charleta) se encargan de atenderla. Hernán, el hermano de Celina, dejó el pueblo pero cada tanto vuelve y busca con esfuerzo seguir pareciendo local. Una pareja acaba de llegar a la posada desde Santa Fe. Horacio, el hombre, no sale de la habitación, pero Selva, que vino con él, entra y sale para atenderlo. Se la ve desesperada y superada por la situación.

Él está enfermo; ella no es su esposa pero abandonó lo que era su vida antes de conocerlo para estar a su disposición. Fue Selva quien tuvo la idea de viajar a Corrientes para pedirle a La Pilarcita que haga el milagro de salvarlo. Como a la niña santa hay que llevarle una muñeca y Selva no trajo ninguna, Celeste le ofrece ayudar: va a coser una muñeca para que la mujer la lleve como ofrenda.

Una escena de "La Pilarcita", con Mercedes Moltedo como Celeste, la chica ingenua que sueña con bailar en la comparsa de su pueblo. (Foto: Fede Kaplun)
Una escena de "La Pilarcita", con Mercedes Moltedo como Celeste, la chica ingenua que sueña con bailar en la comparsa de su pueblo. (Foto: Fede Kaplun)

Selva es mucho más grande que Celeste y la consume la amargura. Celeste aún es muy joven, pero no sabe hacia dónde enfilar y, pese a su extraordinaria energía, solo sabe dar vueltas en círculo. Llora todas las noches, cuenta, aunque asegura que no le hace mal. “No lo pienso, me acuesto y lloro nomás”, dice. Hay un choque de culturas y una fusión de deseos entre ellas. El encuentro entre estas mujeres -la mujer urbana y muy vivida y la pueblerina inocente e inexperta- y el lugar y el tiempo en el que sucede esa comunión cambiarán definitivamente la vida de ambas. Porque los milagros suceden.

Esto que te cuento es una historia chiquita y universal. Se trata del argumento de La Pilarcita, la obra escrita y dirigida por María Marull que está pronta a cumplir diez años de su estreno. Sigue siendo representada en El Camarín de las Musas todos los viernes y un año atrás pudo verse una muy buena adaptación en la TV Pública, en un ciclo que contó con la curaduría de Rubén Szuchmacher y que tenía como presentador a Maxi Legnani. María Marull resultó nominada como autora para el Martín Fierro por la versión televisiva de la obra, que puede verse y disfrutarse en Youtube.

Una foto de la grabación de "La Pilarcita" para la TV Pública. Puede verse en Youtube.
Una foto de la grabación de "La Pilarcita" para la TV Pública. Puede verse en Youtube.

El milagro, ya que de esto hablamos, es que se logró encontrar una forma de traducir, adaptar la obra a otro formato y a otro lenguaje sin perder ni la belleza ni la esencia del teatro. Pero además, de esta manera se pudo llevar la pieza a lugares remotos, y a las casas de familias que habitualmente no van al teatro y que, tal vez, luego de ver La Pilarcita, se quedan con ganas de más. La obra tiene vida propia y tiene también una dinámica propia.

“Una vez Mauricio Kartun me dijo una frase que me quedó y que es que las obras son como las plantas, nunca se sabe hacia dónde pueden crecer. Y en ese sentido La Pilarcita ha crecido para muchos lugares, es como si se hubiera ramificado”, me dice María Marull.

Mauricio Kartun y sus alumnos de la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático), entre ellos María Marull (abajo, arrodillada, a la izquierda).
Mauricio Kartun y sus alumnos de la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático), entre ellos María Marull (abajo, arrodillada, a la izquierda).

Diez años y una vida propia

Charlar con María, escuchar todo lo que tiene para contar sobre su obra y el milagro de esta especie de vida propia que adquirió la pieza, puede ser fascinante. Fue escrita en 2012, bajo la supervisión de Mauricio Kartun, entonces director de la carrera de Dramaturgia en la EMAD, Escuela Metropolitana de Arte Dramático, y se estrenó en 2015. A lo largo de los años, los actores fueron cambiando, algunos se fueron y volvieron, otros regresan por breves temporadas como si no pudieran terminar de decirle adiós, y todos los que pasaron por la obra tienen una historia de amor con ella.

La Pilarcita también se representó en otras provincias y en España, con algunas leves adaptaciones. Hay algo profundamente conmovedor en esta historia chiquita y profunda en la que no falta el humor y a la que la música le añade algo especial, ya que las canciones compuestas por la misma Marull y Julián Kartun (quien representó originalmente el personaje de Hernán) no solo funcionan como intervalo o descanso de los diálogos sino que brindan información clave del desarrollo de la historia.

En la versión que puede verse actualmente en el teatro, Celeste es interpretada por Mercedes Moltedo, Celina, por Agustina Cabo, Selva, por Julia Catalá y Hernán, por Julián Rodríguez Rona.

María Marull y el elenco actual de "La Pilarcita".
María Marull y el elenco actual de "La Pilarcita".

Cuenta María que arrancó a escribir la obra atravesada por dos imágenes: una, la de la espera para ver al padre Ignacio, el cura sanador al que acuden multitudes desesperadas en Rosario, y la otra, un hotel y un patio en Esquina, Corrientes, que de alguna manera se terminó transformando en la posada de La Pilarcita, ahí donde pasan sus días Celeste y Celina.

Lo cuenta así:

“Una vez fui a ver al padre Ignacio, adonde va mucha gente a pedir milagros, y algo de esa espera de horas me conmovió. Lo que me conmovió fue esa espera y todo lo que pasa en esos lugares, donde hay algo que de alguna manera iguala a la gente. Todos los que están ahí van a pedir algo importante y se trata de personas muy distintas, que vienen de lugares diferentes y esa comunión, eso que pasa ahí, esa antesala no sé si de la desesperación o de la fe o esa última cosa que uno va a pedir, hay algo ahí muy conmovedor que a mí me atravesó.

Pero yo no quería hablar en sí del padre Ignacio, entonces me acuerdo que en ese momento Mauricio Kartun me prestó un CD con todo un archivo de santos populares argentinos y leí Santos ruteros, un libro de la periodista Gabriela Saidon en el que habla de la Difunta Correa y del Gauchito Gil y de todo lo que significa, lo que tiene que ver con los promesantes y estos eventos así, tan masivos, y ahí encontré la historia de La Pilarcita. Yo escribí la obra sin haber ido y sin conocer el sitio de veneración en persona. Pero en 2018 viajamos al festejo real de La Pilarcita con Mercedes Moltedo (N. de la R.: la actriz que hace de Celeste), y fue un viaje maravilloso, muy conmovedor”.

Altar de La Pilarcita en Concepción, Corrientes. (Gentileza María Marull)

Celebración con multitudes

María y Mercedes “Peche” Moltedo viajaron a conocer el paraje en el que, según el mito, el padre de Pilar Zaracho clavó la cruz para que todos veneraran a la niña que murió al caer del carruaje, la misma que les concede los milagros a los peregrinos. Compartieron comida, baile y oraciones con la multitud. Al regreso, Marull escribió una crónica preciosa en el sitio Damiselas en apuros, de la que extraigo unos fragmentos.

“Cuando le preguntamos a Munda -que fue cuidadora del altarcito por cuatro años- sobre el comienzo de los milagros en La Pilarcita nos dijo que la gente que pasaba por ahí no podía seguir de largo. Que cuando los baqueanos seguían de largo, algo malo les pasaba. Tenían la sensación de parar y no se querían ir. Si estaban apurados y pasaban de largo arreando vacas, las vacas se les perdían. Entonces sentían la necesidad de parar. Y agradecer también, cuando volvían. Así empezó todo, hace ya más de cien años”.

“Me hubiera quedado ahí toda la vida. Observando a la gente que bailaba y agradecía. Bailaban con seriedad, agradecían con respeto. Qué lindo es creer en algo”.

Otro video del altar de La Pilarcita en Concepción, Corrientes (Gentileza María Marull)

“Le escribí ‘gracias’ en el pecho a la muñequita que había llevado desde acá, encendí la vela color rosa y me arrodillé. Me costaba adentrarme de tanta gente y cosas que había. Se me iba el cuerpo a las canciones, los ojos a las historias que la gente traía. No tenía ningún apuro, me quedé ahí hasta que la gratitud y el pedido llegaron. Lloré. Dejé a la muñequita al lado de esas tres muñequitas de trapo de las señoras. Y me levanté”.

“En el hotel me seguía sonando la música en la cabeza. Los personajes de esa fiesta. Las muñecas y mi querida Pilarcita. Esa nena que sin querer se había transformado en alguien tan importante para mí”.

La magia de la santita se continúa en la obra. Hace poco tiempo, familiares de la niña milagrosa fueron a verla en una de las funciones que se hicieron en el CCK. Eran unas sobrinas nietas de Pilar Zaracho, primas entre ellas, que hacía unos 50 años que no se veían: este encuentro, parece pensar María, también puede leerse como algo parecido al milagro.

María Marull con el elenco original de "La Pilarcita".
María Marull con el elenco original de "La Pilarcita".

Actores, actrices, fundadores

Cuando se estrenó la obra, la actriz que representaba a Celeste era Lucía Maciel y el personaje de Celina lo hacía Paula Grinszpan, las actrices que actualmente actúan y brillan en Las reinas, obra que escribieron y además dirigen. Muchas mujeres acuden al paraje de La Pilarcita en Corrientes para pedirle a la niñita el milagro de un embarazo que no llega. Cuenta María que mientras la obra estaba en escena, quedaron embarazadas ella -autora y directora- y dos de las actrices. Milagros de santita correntina.

Lucía Maciel era compañera de María en la carrera de Dramaturgia de la EMAD y era amiga de Paula, tenían ganas de hacer algo juntas y pensaron en María para que las dirigiera. A María, que también conocía a Paula como actriz, se le ocurrió que tal vez las chicas podían ser Celeste y Celina en su obra, si bien eran más grandes que los personajes.

“Entonces hicimos una lectura en un bar con ellas dos. Me acuerdo que Paula, mi hermana, hizo de Selva, el personaje que después hizo Luz Palazón”, cuenta María. “Y ahí sentí que sí, que iba a estar hermoso. Empezamos a ensayarla, después lo convocamos a Julián Kartun, que les puso música a las canciones de la obra y la estrenamos hace 10 años en El Camarín de las Musas. Es una obra que se sostiene en el tiempo también porque los actores la quieren mucho, le ponen el corazón”.

María Marull y Mercedes Moltedo en el altar de La Pilarcita, en Concepción, Corrientes.
María Marull y Mercedes Moltedo en el altar de La Pilarcita, en Concepción, Corrientes.

María me cuenta todo esto y pienso en la rotación de los actores, en el amor por esta pieza que sienten quienes la protagonizan pero también muchos espectadores, que la han visto más de una vez. Y me pregunto y le pregunto cuánto pesa la impronta de aquellos que representaron a los personajes al comienzo para todos los que siguen actuando. ¿Es realmente un peso o una guía? ¿Es posible diferenciarse mucho? Su respuesta me encantó.

“Creo que hay algo fundante en los primeros actores que le ponen el cuerpo al texto que uno escribe porque hay algo en el traspaso del texto, de esa imagen que yo tengo de ese personaje y que luego es una persona. Yo cuando escribo nunca pienso en un actor, entonces ese personaje existe en mi imaginación y tiene una voz, una altura, un pelo, ¿no? Después, cuando uno tiene que volcar eso al cuerpo del actor, hay algo que se pierde porque no existe ese personaje que uno inventó y hay algo que se gana, que es todo lo que el actor le pone, que es su corazón, su poética, su imaginario, su voz, su cuerpo, su magia. Entonces, hay un trabajo en conjunto.

En este caso, ese trabajo yo lo hice con Paulita, con Lucía, con Julián Kartun y con Luz Palazón, que fue el primer elenco que moldeó y que le dio vida a esos personajes. Y fue un proceso muy hermoso que yo tuve con ellos, y muy lúdico. Creo que también estuvo esta pretensión de hacer algo chiquito, en el buen sentido, y que sigue siendo chiquito y que creo que nos permitió jugar sin exigencia. Ahora, también aprendí que cada actor puede hacer una versión diferente de ese personaje y parecida al mismo tiempo, digamos.

"La Pilarcita": Celeste y Celina, las amigas que cuidan la posada modesta donde transcurre la obra
"La Pilarcita": Celeste y Celina, las amigas que cuidan la posada modesta donde transcurre la obra

Cuando viene un actor nuevo, hay que volver como a cero porque hay cosas que no están. Pongo un ejemplo, Lucía Maciel canta y baila muy bien, entonces había algo en la construcción de su Celeste en donde usábamos eso. Ahora Peche, Mercedes Moltedo, que vino después, tiene otras cosas, pero eso no, pero lo usamos a favor porque en la obra ahora Celeste dice que no canta ni baila bien y eso está usado a favor. Es como que igual el personaje quiere hacerlo y ensaya para que le salga bien a pesar de ella.

El trabajo que yo hago en estos casos es volver otra vez al papel, a la imagen, al texto y volcar eso en ese cuerpo nuevo que ahora se presenta para ser Celeste. No tanto copiar exactamente la poética de Lucía, sino encontrar la de Peche, una nueva Celeste.

Pero respecto a la pregunta que me hacés, creo que sí, que hay algo que queda, una huella. Hay algo que ellos fundaron para mí, que encontramos en conjunto, con sus colores, con su poética, con su cuerpo, con su alma, que está y que va a estar siempre”.

"La Pilarcita" sigue reprensentándose en Buenos Aires. En estos años tuvo puestas en diferentes provincias y en España.
"La Pilarcita" sigue reprensentándose en Buenos Aires. En estos años tuvo puestas en diferentes provincias y en España.

Me despido después de un envío a puro teatro, en una semana en la que además hice y publicamos en Infobae una entrevista a Mariano Saborido, un actor que me maravilla cada vez que lo veo en escena (“el problema es que provoca adicción”, dijo esta semana Hugo Paredero) y que justamente trabaja con las hermanas María y Paula Marull en ese fenómeno popular que es la obra Lo que el río hace, escrita, actuada y dirigida por ellas.

Espero que tengas una buena semana, que vayas a ver La Pilarcita -podés hacerlo los viernes a las 20 y a las 22 en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA- y que si no podés o estás lejos, veas la versión televisiva de la obra, que también está buenísima.

Las imágenes que acompañan este envío son de diferentes épocas de La Pilarcita, de la grabación de la obra en la TV Pública y del viaje que hicieron María Marull y Mercedes Moltedo a la celebración de la santita.

Los peregrinos celebrando el día de La Pilarcita, en Concepción. (Gentileza: María Marull)
Los peregrinos celebrando el día de La Pilarcita, en Concepción. (Gentileza: María Marull)

Vuelvo a decirte que, aunque me emociona la fe de los otros, sigo sin creer en algo superior a la humanidad que digita nuestros destinos. Se me ocurre que tal vez, aquella frase de mi viejo que decía “No creo en Dios, creo en los hombres” me marcó con el fuego de su humanismo racional.

Respeto -hasta envidio a veces, como dije al comienzo- a los que creen, en cambio repudio a aquellos que buscan imponer su credo. Prefiero mantenerme lejos de fundamentalistas y autoritarios que, fuera de toda sensibilidad, solo buscan avanzar sobre la sensibilidad de los demás.

Te recuerdo mi correo, por si te dan ganas de escribirme para contarme algo o hablarme de estos envíos. Es hpomeraniec@infobae.com.

Hasta la próxima.

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