¿Quién es el jugador oculto que mueve los hilos sin revelar sus motivaciones? Hay situaciones en la vida que, de tan extremas e inesperadas, remueven pendientes. Te activan. Como un resorte. Y no importa la edad. Importa el deseo frustrado. Ese que te molesta, te incomoda, te persigue, pero hacés de cuenta de que no. Eso que no pudiste hacer (aún) te mira a los ojos y ya no podes esconderte más. Por eso, Dominó (Fagus, 2024), de José Salem, no es solo una novela sobre la vejez y sus prejuicios. Es mucho más que eso. Es un relato de suspenso que muestra cómo la muerte trágica de un amigo, que hasta ayer tomaba mate con vos, puede reavivar el fuego de los sueños dormidos. Porque en tiempo de descuento, las pasiones pueden llegar de forma virulenta. Incluso bajo la forma de la crueldad. Y Tomás Ruiz, el protagonista de esta historia, lo cuenta, poco a poco y en primera persona. “Hay muertes esperables, previsibles, hasta razonables, que se anuncian para un momento o para el siguiente; también existen las muertes robadas, las que no dan chance a un simple adiós; algo sabía yo de eso”, dice Ruiz. Y yo también sé. Y bastante.
Como sea, lo inesperado y lo brutal cambian por completo la vida de este hombre viudo, de casi 80 años, que se reúne –religiosamente– con sus amigos a jugar dominó, a las cinco de la tarde, una vez a la semana. Están en Buenos Aires, en La Paternal. “No somos más que unos pobres veteranos que nos juntamos a hacer cosas de viejo, boludeces, como piensa la mayoría de la gente. ¿Qué otra cosa puede hacer un rejunte de jubilados que ya no produce, que consume medicamentos y es una carga para la sociedad? Porque así nos ven, así nos consideran. ¿Qué carajo les vamos a importar?”
Pero volvamos a ese día fatal, el día de la partida de dominó en que uno de los jugadores no llegó y los “muchachos” lo fueron a buscar hasta su casa. Y acá es cuando el curso de la historia te pega un piñón y caés desplomado en el ring. Resulta que al amigo en cuestión, el que no llegaba, lo encuentran tirado en el living de su casa con la cabeza reventada. Y es el propio Tomás Ruiz el que se topa con esa escena de terror, antes de salir como una bala hacia la calle, preguntándoles a los otros cómo alguien puede hacerle algo semejante a un viejito inofensivo. “Así, en medio de un clima glacial, y de un aire denso que acusaba falta de oxígeno, avancé unos pasos hacia el centro del ambiente. Un zapato marrón de cuero ajado apareció ante mi vista, una media a rombos bordó y blanco y una botamanga de pantalón azul. El resto del cuerpo permanecía oculto. (…) Conocía el rostro de la muerte, aunque no las expresiones que revelaba la vida cuando había sido arrancada, como era el caso dado el buraco que pude ver en la cabeza de Manolo Crotto y el mar de sangre que la rodeaba”.
Hay también una nota en uno de los bolsillos del saco del muerto y es el mismo Ruiz quien la encuentra y con eso abre el juego del misterio por resolver de esta novela negra, prologada por Edgardo Scott. Más adelante habrá otra muerte, también inesperada, que completará el cuadro de situación dentro del cual deberá moverse Ruiz (y todos nosotros) en busca de respuestas que parecen nunca llegar.
Siempre hay tiempo para el amor
Pero en Dominó, no todo es crimen y suspenso. También hay amor. Las historias son dos. Una, la de Tomás con Inesita, su difunta esposa, que permanece más viva que nunca y le da consejos desde un portarretrato que el personaje principal atesora en su casa. “(…) los ojos de Inés algo me prevenían desde una foto que descansaba apoyada en la cómoda. (…) Acerqué la imagen. Los músculos de mi cara reaccionaron con la sonrisa más amplia y genuina de la que eran capaces. Esa mujer seguía colmando mi vida, me acompañaba y hasta me aconsejaba, aún, como parecía pretender con el gesto de advertencia –y algo de enojo– que me lanzó desde la foto en blanco y negro, ya sepia por el paso del tiempo, tomada en la rambla de Mar del Plata”. “(…) las imágenes, como las de Inesita nos acompañan con gratitud, llenan espacios, comparten nuestros días, nos acarician y hasta nos hacen sentir amados (…)”.
La otra historia es la de su amigo el Uru. “Con Lucía, el Uru conoció la exaltación, la comunión y la ebriedad de los sentidos; no sé si el amor. Un deseo animal. ¿Qué otra forma podría tener el deseo? Si no hay furia, si no es como un cuchillo que se clava en la carne, no es deseo. (…) En Lucía encontró la paz y el infierno. Lucía era una rubia que le llevaba unos cuantos años; milonguera de profesión. (…) Después de Lucía, no lo vi con ninguna otra mujer”. Y en este juego de contrastes, José Salem encuentra la manera de presentar dos formas de amor diametralmente opuestas, pero que coinciden en intensidad y efecto sobre los personajes. ¿Amor del bueno y amor del malo? Ni idea. Como sea, el autor logra llegar al hueso (en este y en otros temas), y nos recuerda que el amor trasciende la muerte. Lo que se pierde se tiene para siempre, diría Javier Berdichesky. Y tiene razón.
La pegunta, las dudas
¿Vale la pena, a los 70 u 80 años seguir persiguiendo los sueños? ¿Estamos a tiempo? ¿A qué costo? La propuesta del escritor y abogado argentino, que vive en París, quiere responder estos y otros interrogantes en cada una de sus 213 páginas. Pero termina por interpelarnos y nos pone en jaque. Organizada en cuatro partes: I) De este lado del río, II) Del otro lado del río, III) De este lado del río y IV) Del otro lado del océano. Dominó es la primera novela del autor y también la primera vez que la editorial española Fagus, distribuye un libro de su sello en Argentina. La escritura es meticulosa, casi obsesiva.
Con toda elegancia y empatía busca la palabra justa (y la encuentra), evitando los calificativos y dejándole al lector ese trabajo, si hiciera falta (no hace). La primera copia de esta novela, la escribió en 2011 y la retomó siete años después. Desconozco cómo fue ese primer intento, pero les aseguro que esta versión vale la pena y mucho.
Quién es José Salem
José Salem es abogado y escritor de narrativa y poesía en español y en francés. Se formó en Periodismo, Historia del Arte y Lengua y Civilización Francesas en la Sorbonne Université.
Es autor del libro de cuentos Donde la vida nos lleva (Paradiso ediciones, 2021). Dominó (Fagus, 2024) es su primera novela. Actualmente vive en París.