En su nueva película, El primer día de mi vida, el director y guionista italiano Paolo Genovese explora la posibilidad de conseguir una segunda oportunidad en la vida. En medio de una tormentosa noche en Roma, cuatro personajes que han tocado fondo y están decididos a terminar con sus vidas encuentran un inesperado guía, interpretado por el popular y premiado actor Toni Servillo (un rostro conocido para el público latinoamericano por sus papeles en las películas La gran belleza y Fue la mano de Dios, de Paolo Sorrentino). Este misterioso hombre les ofrece un trato insólito: una semana para que reconsideren su decisión.
El film, adaptación de la propia novela de Genovese publicada en 2018, muestra a Arianna (Margherita Buy), una policía que perdió a su hija; Napoleón (Valerio Mastandrea), un gurú motivacional sin propósito; Emilia (Sara Serraiocco), una gimnasta en silla de ruedas; y Daniele (Gabriele Cristini), un niño con sobrepeso presionado por su padre para ser estrella de las redes sociales. El destino los junta en un hotel donde se les da una semana para vivir en una especie de limbo, observando cómo sería el mundo sin ellos y reflexionando sobre su valor y posibilidades de transformación.
El primer día... no se limita a ser un mero drama. Genovese, conocido por su éxito en la comedia Perfectos desconocidos (la de la reunión amigos y los teléfonos de cada uno sobre la mesa) plantea también situaciones cargadas de cierto humor cínico, emulando clásicos como ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra y Las alas del deseo de Wim Wenders. La narrativa fluye con sorpresas y desarrollos graduales que mantienen al espectador inmerso en la trama.
El enfoque de Genovese es tanto íntimo como reflexivo, y aunque aborda el delicado tema del suicidio, lo hace de manera respetuosa y profunda. La película comenta sobre la felicidad y el dolor que son parte integral de la vida, explorando la complejidad de las emociones humanas sin caer en sentimentalismos fáciles. En lugar de transmitir una simple moraleja, El primer día de mi vida se presenta como una exploración cinematográfica de la capacidad de resiliencia ante la adversidad, mostrando que siempre existe la posibilidad de redescubrir la vida y hallar nuevas razones para seguir adelante.
Las actuaciones de todo el elenco, en especial la de Servillo, contribuyen enormemente a la autenticidad y profundidad de los personajes, logrando que el público empatice con sus dramas personales. La atmósfera de la Roma nocturna y lluviosa añade una capa adicional de realismo y simbolismo al entorno en el que los personajes buscan significado.
Paolo Genovese, con una reconocida trayectoria que incluye comedias reflexivas como ¿Te acuerdas de mí? y Inmaduros, demuestra una vez más su habilidad para manejar temas trascendentales con una combinación de seriedad y humanidad. En diálogo con Infobae Cultural, el cineasta italiano habló de El primer día de mi vida, tanto en su formato literario como cinematográfico, su método para trabajar con los actores y obviamente, de Perfectos Desconocidos, y la adaptación teatral que se realizó en Buenos Aires. “Nunca había visto que en el teatro se hiciera una versión de mi película, de hecho fue muy buena y hasta tuve ganas de hacerlo en el teatro de Italia”, cuenta en esta entrevista.
—¿Cómo nace la idea que plasmaste primero en una novela y luego en esta película?
—El libro nace luego de que vi del documental The Bridge, que se centra en el Puente Golden Gate de San Francisco, donde muestra cómo se ha convertido en un lugar elegido por las personas que buscan acabar con su vida. Un documentalista puso una cámara allí para justamente firmar a los suicidas y después pudo entrevistar a aquellos que sobrevivieron al salto y en todos los casos, se veían arrepentidos segundos después de haber tomado la decisión. Esta idea me impactó y quedó dándome vueltas en la mente. Entonces, pensé en cómo después de una decisión tan importante, cuando una persona ha tocado fondo, puede cambiar en tan poco tiempo. Quería poder contar esas historias de gente que ha tocado fondo y cómo puede haber mecanismos que les puedan hacer cambiar de idea. Primero escribí la novela porque quería rápidamente contar la historia y dejarla plasmada. Pero siempre estuvo la idea de filmarla.
—¿Por qué elegir usar esta especie de realismo mágico para contar la historia?
—Justamente para encontrar esa segunda posibilidad que te da la vida, ya que en estos casos no siempre ocurre ya que es imposible que haya vuelta atrás. El realismo mágico permite ver que no siempre tenemos la posibilidad y que nosotros somos responsables de buscarla.
—¿Cómo fue la experiencia del rodaje que en una primera instancia se iba a filmar en Nueva York y con la pandemia tuvieron que pasar a Roma?
—No fue difícil ni doloroso, porque justamente tenía que ser una historia absoluta, por lo tanto, me gustaba la idea de Nueva York, pero podía ser cualquier otra gran ciudad basta que fuera una metrópolis, porque es allí donde hay más personas solas, pero que también pueden contar con más gente que las pueda dar una mano y las pueda ayudar.
—¿Le encuentras alguna conexión con respecto a películas anteriores?
—Pensando en esta idea de introspectiva, de ver lo que a cada uno le está pasando o de creer que la vorágine del día a día te hace perder la noción de lo que pasa en tu propia casa. Hay siempre una conexión porque me gusta indagar las contradicciones que habitan el alma humana. En The Place, por ejemplo, era totalmente irreal, mientras que aquí el vínculo con la vida verdadera es mucho más real, excepto en el personaje de que hace Toni Servillo que puede ser alguien comprendido e identificado con Dios o para quién cree en otro tipo de figuras. Me interesa siempre conocer la parte oscura del ser humano, que es la que nos cuesta más ver, pero que es la que más me interesa sacarla la luz para justamente poder enfrentarla.
—Con respecto a los actores, ¿los tenés en mente cuando escribís el guión?
—Siempre los elijo, pero cuando termino de escribir toda la historia porque el riesgo es que las características del actor terminan influyendo sobre el personaje, cuando en realidad quiero que sea al revés: que el personaje influya sobre el trabajo del actor.
—¿Cómo viviste la primera presentación de esta película en la Argentina durante la Semana del Cine Italiano?
—Siempre es un placer visitar la Argentina y más si puedo traer mis obras y poder tener contacto con el público. Me sentí muy bien, muy contento. En especial porque vino mucha gente y tuvieron que abrir una segunda función. Noté que el público acá está muy atento y es muy curioso. Al finalizar la proyección hacen preguntas muy interesantes e inteligentes y fue bueno ver qué tipo de reacciones había provocado la película.
—La última vez que viniste a la Argentina tuviste la posibilidad de ver la obra de teatro que se hizo a partir de Perfectos desconocidos, ¿qué te ocurre cuando ves tus historias interpretadas por otros directores?
—Me gustó mucho porque nunca había visto que en el teatro se hiciera una versión de mi película, de hecho fue muy buena y hasta tuve ganas de hacerlo en el teatro de Italia. En el cine no me pasa lo mismo, porque cada versión es diferente, hay una forma distinta de dirigir a los actores y agregan a veces elementos que no estaban en mi película original.
* El primer día de mi vida (Il primo giorno della mia vita) se estrena el jueves 22 de agosto en Argentina.
[Fotos: Maximiliano Luna]