La exposición Aída Carballo: Una puerta abierta a lo infinito reúne, en el Museo de la Cárcova, una selección de obras y documentos representativos de su trayectoria artística, conocida especialmente por el estilo único de sus grabados en los que combina elementos de la vida cotidiana con un profundo compromiso social, como también de su rol docente.
La muestra se organiza en tres núcleos: La Cárcova, que pone en foco su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova; El alma de la Ciudad, donde se despliegan sus modos de habitar la urbanidad que, de algún modo, quedaron plasmados en su obra, y Entre las aulas y el taller, dedicado a su tarea como maestra. Grabados, dibujos, documentos, cerámicas y fotografías componen el recorrido que ofrece una visión acabada del legado de la artista (Buenos Aires, 1916-1985).
“Exhibir su obra en este espacio donde funcionó la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, instancia de formación clave para la grabadora, es también revisar aquella genealogía artística masculina que ha preponderado en nuestras historias del arte y que, desde hace un tiempo, ha comenzado a fracturarse”, adelantan en los textos de sala.
El núcleo La Cárcova se enfoca en la formación de la artista. “En la Cárcova fue donde me encontré realmente. Sentí que estaba ante una puerta abierta a lo infinito [...] Sentía un esplendor de joven artista”, expresaba Aída Carballo en 1982. En 1946, se presenta a la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova y opta por el grabado.
El alma de la ciudad, por su parte, se centra en la ciudad y las personas que la habitan, constantes en la obra de Carballo. “Busco el ruido de las calles de esta misteriosa Buenos Aires y me envuelve el torbellino de su tráfico, con sus colectivos hacinados en los que encuentro la charla de mis alumnas, la figura doctoral de mis colegas, e imagino sentados en sus asientos al presidente de la Nación, al Ministro de Educación, a mis vecinos de barrio, a mí misma [...]”, decía en 1971. La artista elige representar la ciudad y cómo habitarla en toda su heterogeneidad. “A su vez, la palabra escrita, un recurso recurrente en su obra, construye claves de lectura, que en muchos casos aluden al contexto político-social. Tal es el caso de los afiches, parte de la cultura visual urbana, que tuvieron un auge particular durante los años sesenta. Carballo primero los representó en sus estampas y, hacia el final de su vida, se volvieron soporte para festejar el retorno de la democracia”, apunta el texto de sala.
Finalmente, Entre las aulas y el taller se detiene en los más de treinta años que se dedicó a la docencia. Desde mediados de los cincuenta y a lo largo de más de treinta años, Carballo fue maestra de varias generaciones de artistas. Dio clases de Dibujo, Grabado e Historia del Grabado en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón. Asimismo organizó exposiciones de estudiantes, brindó conferencias y, además, apoyó los proyectos y reclamos estudiantiles. Su participación en estas actividades refleja el lugar que ocupaba como referente en la formación artística.
Este vínculo con sus estudiantes quedó grabado en algunas de sus estampas, donde aparecen sus rostros representados. “La actuación artística y docente de Carballo también quedó grabada en la memoria de las nuevas generaciones de artistas. Proclamada como maestra, tanto por su calidad técnica como por su rol docente, Carballo aparece en la actualidad como figura legitimante dentro de la práctica artística y del discurso crítico”, describe el texto de sala.
La exhibición cuenta con la curaduría de Lucía Laumann, autora del libro Aída Carballo, maestra: Producción gráfica y derroteros institucionales en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XX y es una coproducción entre el Museo de la Cárcova, de la Universidad Nacional de las Artes, y del Museo Nacional del Grabado, de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Vale decir que en esta exposición se exhiben obras provenientes de diversos museos, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, el Museo Municipal de Artes Visuales Víctor Roverano y el Museo Nacional del Grabado. Asimismo, la Fundación Espigas y colecciones privadas aportaron valiosa documentación y fotografías.
* “Aída Carballo: Una puerta abierta a lo infinito”, en el Museo de la Cárcova, en Av. España 1701, CABA. De martes a domingos de 10 a 17, con entrada libre y gratuita, hasta el 27 de octubre. Los feriados el museo permanece cerrado