Erótica y poética: hace 20 años moría Marosa di Giorgio, una escritora única

La destacada autora uruguaya fue una voz de lo bello y lo perturbador. Su estilo lírico y sexual y su conexión con la naturaleza siguen inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores

Guardar

Nuevo

Fernando Noy lee “Deja tu comarca entre las fieras y los lirios”, de Marosa di Giorgio

Hoy se cumplen veinte años de la partida de Marosa di Giorgio, una de las poetisas más singulares y enigmáticas de Uruguay. Su muerte, el 17 de agosto de 2004, dejó un vacío difícil de llenar en la literatura latinoamericana. Su obra, marcada por una imaginería desbordante y un estilo inigualable, sigue resonando en las nuevas generaciones de lectores y escritores.

Nacida en Salto, Uruguay, en 1932, Marosa di Giorgio se destacó desde temprana edad por su capacidad de observar y transformar la realidad en poesía. Su universo literario, lleno de imágenes fantásticas, animales míticos y paisajes oníricos, es un reflejo de su profunda conexión con la naturaleza y sus vivencias en la campiña uruguaya.

Marosa di Giorgio permanece como una figura enigmática y fundamental dentro de la literatura del Río de la Plata. Esta poeta es reconocida por su obra visceral y mística, que recrea con intensidad el escenario de su infancia rural. Proveniente de una familia de inmigrantes italianos dedicados a la agricultura, desarrolló una conexión profunda con el mundo natural, algo que influyó notablemente en su producción literaria.

Marosa di Giorgio
Marosa di Giorgio

Esa influencia se puede observar en versos como: “Cuando nací había muchísimos higos. No puede ser, me diran, si era invierno y hacía frío.Sin embargo fue así; estaban en todos los árboles, áun los que no eran higueras, y en medio de las floes. Oscuros, celestes o rosados; algunos desde el origen, traían adherida una violeta o una mosca”.

Su escritura está caracterizada por su mezcla de lo libidinoso y lo místico, elementos que invoca para transformar su memoria en territorios míticos. Su entorno familiar, con su abuelo Eugenio Médici a la cabeza, fue fundamental en su formación. Eugenio, quien se estableció en Salto en 1884, se dedicó a la agricultura innovadora, cultivando hongos traídos de Italia y produciendo aceite de oliva. Esta riqueza de flora y fauna sirvió de inspiración para la obra de Marosa. Su vida se movía entre la actuación, el periodismo y la literatura, con una dedicación constante a la poesía.

“En la escritura de Marosa Di Giorgio las metamorfosis son vividas en presente. Por eso encanta. Es una mística carnalizada, encendida. En ella convive lo siniestro, lo espiritual panteísta, el erotismo, lo dionisíaco. Exacerba los sentidos, blasfema. Sus criaturas bailan, comen y copulan entre sí, mientras lo femenino está siempre a punto de ser devorado. Arma un bestiario de lobizones, murciélagos y mariposas, donde pierde y muta el yo, normaliza lo sobrenatural, altera el género de las palabras. Marosa es reina de un edén salvaje, entre frutales y gallinas, piano y biblioteca, hecha de profanaciones y excentricidad. Su poesía, y ella misma, artificial, extravagante. Crea pliegues con imágenes luminosas y oscuras: un carnaval en el lugar del sueño que convierte la pesadilla en el sustrato”, contó la escritora Fernanda García Lao.

El poema de "La flor de Lis", que eligió Fernanda García Lao para recordar a Marosa di Giorgio
El poema de "La flor de Lis", que eligió Fernanda García Lao para recordar a Marosa di Giorgio

Un estilo inconfundible

La obra de Marosa di Giorgio se caracteriza por su tono místico y surrealista. En sus poemas, la realidad cotidiana se funde con lo mágico, creando un mundo donde lo imposible se vuelve tangible. Su lengua se llena de metáforas sorprendentes que invitan al lector a viajar a través de escenarios donde lo ordinario se transforma en extraordinario.

Catalogada dentro de la esfera de lo extraño, la poesía de Marosa di Giorgio siempre respondió a las exigencias de un mundo interior. Su aislamiento temático y formal dentro del panorama poético de Uruguay y Latinoamérica acentuó aún más esta impronta.

Las metáforas y esos emocionantes mundos que hacen que nadie salga igual después de leer sus versos como ocurre con “Así que ése era el jardín de mandrágoras. Estaba allí y no me había dado cuenta. Ése es el jardín de los ahorcados. Tironeé una mata, y sí, vi la raíz en forma de hombre. Corrí, loca de terror, al interior de las habitaciones, de donde por cierto, nunca me había movido. Así que ése era el jardín de los ahorcados”.

Marosa publicó su primer libro, Poemas de Marosa di Giorgio Médicis, en 1953. A partir de entonces, su estilo se mantuvo distintivo y reconocible, con un enlace constante entre lo real y lo fantástico. Su obra incluye títulos como Humo y Los papeles salvajes, donde fusiona erotismo y naturaleza en un universo literario propio. La edición de esta última en el año 2000, que reunió toda su producción poética hasta entonces, consolidó su estatus en la literatura en español.

“Los textos de Marosa son una caricia, pero de algo que fuera a la vez muy suave y un poco puntiagudo. En ellos el lenguaje lleva siempre la delantera, de algún modo te arrastra, ensucia y a la vez le saca brillo a las palabras, y te las entrega para que las saborees. Construye historias, o imágenes, que no se quedan quietas, las cosas y los personajes mutan, de personas a plantas animales joyas otra vez personas plantas animales y siempre la lengua, al principio y al final”, describe la poeta Anahí Mallol.

Marosa di Giorgio
Marosa di Giorgio

Además, resaltó sobre las temáticas que aborda: “Hay también un vestuario proliferante de sus protagonistas mujeres y animales y flores, un vestido con volados que es un verdadero repollo en el centro del cual está esa punta que tira de todos los hilos, el sexo, y también el deseo. Los árboles son árboles y falos, las flores son vulvas y polleras de mil enaguas, y una se pregunta asombrada, se maravilla, pero ¿cómo? ¡¿Todo eso estaba ahí y no me había dado cuenta?!”.

El impacto de su poesía radica en su capacidad para transformar elementos cotidianos en una mezcla de lo bello y lo perturbador, explorando la violencia implícita en la relación de los seres humanos con la naturaleza. Cómo reflejado en relatos cada vez más intensos, su poesía a menudo atrapa con detalles sorprendentes y un uso innovador del lenguaje.

Entre sus obras más destacadas se encuentran Poemas (1953), su primer libro; Historial de las violetas (1965), que consolidó su estilo; y Membrillo de Lusana (1994), una de sus colecciones más celebradas. Cada uno de estos libros es un testimonio de la fuerza poética de Marosa y de su capacidad para reinventar el lenguaje y la realidad.

Marosa di Giorgio
Marosa di Giorgio

Un hallazgo deslumbrante

El poeta argentino Fernando Noy ha compartido sus recuerdos y la profunda influencia de la escritora uruguaya en el mundo literario. El primer encuentro entre ambos ocurrió a finales de los años setenta. Noy cruzó el Río de la Plata con ejemplares de la revista literaria Mantrana 7000, donde habían sido publicados algunos poemas de Marosa de su primer libro “Clavel y Tenebrario”.

Fernando Noy narró cómo la encontró escribiendo en el legendario Café Sorocabana, un sitio que frecuentaba a diario. Este encuentro inicial fue crucial para ambos poetas. “Fue un hallazgo fabuloso realmente deslumbrante”, comentó Noy. La amistad con Marosa y la admiración por su obra llevó a Noy a gestionarle una invitación al Centro Cultural Ricardo Rojas al año siguiente: “logramos con Batato Barea hacerla invitar al Centro Cultural Ricardo Rojas donde su presencia causó tal impacto que regresó varias veces, ya para un grupo cada vez más creciente de seguidores que hoy son multitud.” Noy enfatiza la fuerza de la poesía de Marosa di Giorgio, describiéndola como un equilibrio constante entre lo surrealista y lo hiperreal. “Todos sus poemas para mí son estremecedores”, señaló Noy, quien considera la obra de Marosa como una “epifanía constante, tan conmovedora como pocas”.

Marosa di Giorgio es, sin lugar a dudas, su propio estilo. Su lenguaje poético inigualable y su capacidad de trasportar al lector a mundos distintos son características que la han convertido en una figura ineludible en la poesía contemporánea. Noy concluyó reafirmando esta idea, destacando la importancia de seguir recordando y celebrando la obra de la poeta uruguaya.

"Los papeles salvajes", de Marosa di Giorgio
"Los papeles salvajes", de Marosa di Giorgio

Lágrimas sobre el papel

A dos décadas de su muerte, la obra de Marosa di Giorgio sigue siendo objeto de estudio y admiración. Su influencia se extiende más allá de las fronteras de Uruguay, resonando en la literatura de toda América Latina. Escritores y críticos continúan explorando sus textos, encontrando en ellos nuevas capas de significado y resonancia.

El poeta Silvio Mattoni compartió sus impresiones sobre la escritora uruguaya, destacando la particularidad de su lenguaje y la vitalidad de sus imágenes poéticas. Mattoni, conocido poeta y crítico literario, ha seguido la obra de Marosa de cerca, asistiendo incluso a sus recitales en vivo en los años noventa, algo que describe como una experiencia mágica. Recordó su asistencia en 1995 a uno de estos recitales en vivo, donde Marosa di Giorgio desplegó todo su talento literario y su capacidad para conmover a la audiencia con sus versos cargados de metáforas y mitologías naturales. “Había una intensidad en su forma de experimentar la vida que se traducía en el ritmo y la cadencia de sus poemas”, afirmó.

Esta experiencia se hizo aún más significativa para Mattoni cuando, a principios de los 2000, tuvo la oportunidad de sentarse junto a Marosa en la presentación de la primera edición argentina de su poesía reunida. Mattoni recuerda detalles vívidos: Marosa di Giorgio llevaba maquillaje con destellos brillantes, en el cabello teñido de naranja. Durante la lectura, Marosa no utilizó un libro impreso, sino un manuscrito escrito con una caligrafía hermosa en tinta, lo que dio un toque personal y auténtico a su presentación. Mientras leía poemas de su libro Diamelas a Clementina Medicis, dedicado a su madre, las lágrimas de Marosa caían sobre el papel, un reflejo claro de la fuerte conexión emocional y la intensidad de su experiencia personal.

Mattoni destacó cómo detrás de las elaboradas metáforas y las descripciones de plantas y animales en la poesía de Marosa, siempre había una experiencia vital que se hacía evidente. “Esa vinculación directa con la vida real era lo que atrapaba tanto en sus obras como en sus recitales”, mencionó. Esta capacidad singular para transformar experiencias cotidianas y emocionales en poesía es lo que, según Mattoni, convierte a Marosa di Giorgio en una figura única y profundamente relevante en la literatura.

Las generaciones actuales descubren en los versos de Marosa una voz única, que desafía las convenciones y abre las puertas a un mundo lleno de misterio y belleza. Su legado es un recordatorio de la capacidad infinita de la poesía para transformar nuestras percepciones y emociones. El linaje familiar de Marosa no sólo moldeó su personalidad, sino que impregna cada rincón de su poesía. Estas conexiones, aunadas a su imaginación desbordante, han resultó en una obra que sigue intrigando y desafiando a lectores y críticos por igual. Su legado literario queda como un testimonio de riqueza creativa y exploración del alma humana.

"La flor de lis", la última producción de Marosa di Giorgio
"La flor de lis", la última producción de Marosa di Giorgio

En este aniversario, recordamos a una escritora que, a través de su obra, sigue viviendo en la imaginación de todos aquellos que se aventuran a recorrer los senderos de su mágica literatura. Marosa di Giorgio no solo dejó una huella en la poesía uruguaya; su voz, inconfundible y eterna, continúa iluminando y enriqueciendo el panorama literario actual.

“La poesía de Marosa puede leerse como un continuo con su prosa. De hecho, Marosa no escande el verso. ¿Pero cabe alguna duda de que Marosa es poeta? Su mundo es único, natural, animal, vegetal, ingenuo y erótico. Esa combinación es su imán. Y esa percepción no tiene tanto que ver con los sueños como con una transferencia de sensaciones físicas, emociones, sonidos, formas, imágenes tal como concibe la filósofa y científica Donna Haraway a la relación interespecies”, resalta Marina Mariasch.

Por otra parte, sobre su estilo, la autora resalta: “Con un pie en el modernismo y otro en Caperucita, Marosa se corre del tono “comprometido” que rodea la producción de su tiempo. Lo suyo es un modo salvaje del barroco latinoamericano tal como lo describe Sarduy, donde no faltan velos ni disfraces. Una cosa parece otra, o algo es algo y luego es lo otro. Precursora del concepto fluido de Judith Butler y epígona de Schérer y Hocquenghem en su Álbum sistemático de la infancia”.

Este nuevo aniversario es también una buena oportunidad para recordar al gran Edgardo Russo, editor de El cuenco de plata” que fue el encargado de editar a Marosa y armar esa antología hermosa que fue Los papeles salvajes que sirvió para que la autora cobrara masividad y sea reconocida no sólo en los circuitos de poesía, logrando un vínculo muy íntimo con ella y su familia que iba más allá de los profesional.

Su último libro, La flor de lis, publicado por El cuenco de plata apenas dos meses antes de su fallecimiento, es considerado por muchos como la culminación de su carrera literaria. La presente edición también incluye un CD con su recital Diadema, rescatando otra faceta importante de esta escritora. Este material permite a los lectores de la obra escuchar la voz de Marosa recitando sus propios poemas, brindando una experiencia auditiva que transforma cada palabra y sílaba en una expresión única. Allí se puede observar una narrativa que se caracteriza por una sensualidad donde parece desbordar cualquier intento de censura moral, creando un ambiente donde las palabras y las cosas se vuelven indistinguibles.

En ese último libro pueden leerse versos maravillosos como: “Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se alimenta de muchas especies y de sólo una. La busca en la noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí. Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande, con rizos, vestido celeste. Un picaflor le trabaja el sexo. Ella brama y llora. Y el pájaro no se detiene”.

Guardar

Nuevo