La belleza de la semana: la pasión del deporte

Recién terminados los Juegos Olímpicos de París, aún nos queda resonando el movimiento de los atletas: el arte de los cuerpos. En esta ocasión, pinturas dedicadas al fútbol, el ciclismo y otras disciplinas

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La belleza de la semana: la pasión del deporte
La belleza de la semana: la pasión del deporte

Hay un cuento muy famoso de Roberto Fontanarrosa, que se volvió masivo cuando la TV Pública lo convirtió en un corto con Luis Brandoni como protagonista. Se llama “Viejo con árbol”: un hombre mayor mira un partido de fútbol y cuenta dónde encuentra cada una de las bellas artes en el deporte. El final no lo contaremos para evitar el spoiler, pero refleja algo que trasciende: la pasión del fútbol. Algo que se puede aplicar a la mayoría de los deportes.

Ahora, que acabamos de despedir a los Juegos Olímpicos de París, que todavía seguimos extasiados por tanta competición, por tanto talento, por tanta entrega, la propuesta es hacer un recorrido por algunas pinturas que plasmaron diversos deportes. En este terreno, Sócrates solía subrayar “la belleza y la fuerza de la cual el cuerpo humano es capaz”. A continuación, cuatro muestras de esa belleza:

Ciclismo: futurismo y velocidad

“Dinamismo de un ciclista”, de Umberto Boccioni
“Dinamismo de un ciclista”, de Umberto Boccioni

Como todo futurista, Umberto Boccioni estaba enamorado del movimiento. El tercer punto del Manifiesto futurista de 1908 dice lo siguiente: “Nuestra pintura y arte resalta el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo”. Y el cuarto: “Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad”. Boccioni no solo adscribía a cada palabra, la llevaba al lienzo. Como en Dinamismo de un ciclista.

Nacido en Calabria en 1882, tuvo una muerte temprana: en Verona, en 1916, a los 33 años, tras caerse de un caballo. En su corta vida dejó una huella en la historia del arte a principios del siglo XX. Vanguardista, antiacademicista y también escultor, “creó una estética de cero, permitiendo una profunda renovación de las técnicas y principios artísticos, cuyas repercusiones aún se sienten en la actualidad”, escribió el crítico Miguel Calvo Santos.

De eso se trata Dinamismo de un ciclista, pintura realizada en el 1913 que pertenece a la Colección Mattioli y se conserva actualmente en Venecia, cerca de la Peggy Guggenheim Collection en el Palacio Venier de los Leones. ¿Qué vemos? “Abstracciones de plástico-dinámico” que se basan en el movimiento de un cuerpo en el espacio. El cuadro forma parte de una serie de pinturas tituladas “Dinamismo” que creó en 1913, donde se incluyen Dinamismo de un futbolista.

Fútbol: la primera gran rivalidad

“Sunderland v. Aston Villa 1895”, de Thomas M.M. Hemy
“Sunderland v. Aston Villa 1895”, de Thomas M.M. Hemy

“El enfrentamiento entre Sunderland y Aston Villa puede describirse con razón como la primera gran rivalidad del fútbol”, cuenta el periodista James Henchard. El partido se jugó en Newcastle Road el 2 de enero de 1895. Terminó 4 a 4, con dos goles de Gillespie y uno de Hannah y otro de Millar para el local; dos de Smith, uno de Devey y otro de penal de Reynolds, para el visitante. Más de 12.000 personas estuvieron presentes. Fue, sin dudas, un partido épico.

Thomas M.M. Hemy, de quien no sabemos demasiado —pintor inglés costumbrista nacido en 1852, fallecido en 1937— hizo la pintura más antigua de un partido de fútbol que se conozca. El cuadro, que está fechado en 1895, se titula Sunderland v. Aston Villa 1895, pero que también recibe el nombre de El córner. Incluso, entre la crítica y ciertos espectadores especializados llaman a esta emblemática obra de arte La pintura de Hemy.

El pintor pasó sus últimas décadas en la desembocadura del río Tyne pintando barcos: los más famosos son El naufragio del Birkenhead e Invierno en el Tyne. Cuenta Henchard que “murió el 3 de abril de 1937, irónicamente un mes antes de que Sunderland ganara la Copa de la FA por primera vez (...) La historia ha dejado a Thomas Marie Madawaska Hemy prácticamente olvidado, pero no en Sunderland. Su obra maestra futbolística y su legado siguen vivos”.

Remo: carreras bajo un sol de ficción

“Las carreras de los hermanos Biglin”, de Thomas Eakins
“Las carreras de los hermanos Biglin”, de Thomas Eakins

Además de pintar, a Thomas Eakins le encantaba hacer remo. En las décadas de 1860 y 1870, el remo era un deporte popular en Estados Unidos. Pintó varias de estas postales. Una de ellas, tal vez la más conocida, es de 1872 y se titula Las carreras de los hermanos Biglin. Lo más probable es que sea una carrera celebrada en el río Schuylkill en Filadelfia el 20 de mayo de 1872 entre John y Bernard (Barney) Biglin y Harry Coulter y Lewis Cavitt.

Los protagonistas son dos hermanos; los otros dos no aparecen en la escena. “Con la asistencia de miles de espectadores, la carrera de cinco millas comenzó con Coulter y Cavitt tomando la delantera, pero los hermanos Biglin se adelantaron y ganaron cómodamente, gracias a su golpe constante”, se lee en la descripción de la National Gallery Exhibition, donde está el cuadro. No todo es cierto: en el cuadro hay sol, pero la carrera se retrasó unas horas por la lluvia.

Boxeo: la atmósfera oscura del combate

"Dempsey y Firpo", de George Wesley Bellows
"Dempsey y Firpo", de George Wesley Bellows

En 1923, se desarrolló una de las peleas más emblemáticas de la historia del boxeo. El pintor estadounidense George Wesley Bellows, amante del deporte, eternizó uno de sus momentos más álgidos en una obra que hoy es pura cultura popular. Estamos hablando de Dempsey y Firpo. El escritor argentino Julio Cortázar se refiere a esta pelea en “Circe”: “Vino la pelea Firpo-Dempsey y en cada casa se lloró y hubo indignaciones brutales, seguidas de una humillada melancolía casi colonial”.

En un artículo publicado en Infobae Cultura, cuenta la periodista Manuela Rodríguez: “En 1923, Jack Dempsey era uno de los deportistas más famosos en Estados Unidos, y verlo vulnerable, sacado a golpes del ring, fue sin dudas una conmoción (...) En la imagen se ve al boxeador Luis Ángel Firpo –argentino, nacido en Junín– de frente. Acababa de asestar una mano izquierda a Dempsey que cae lentamente entre las sogas hacia afuera del cuadrilátero, sobre los periodistas en el ringside”.

La pintura, titulada Dempsey y Firpo o Dempsey entre las cuerdas, se convirtió en la obra más famosa de Bellows, quien murió poco más de un año después de terminarla. “Con unas pinceladas brillantes, Bellows capta con gran expresividad la instantánea del momento”, agrega Rodríguez, “quizás con la intención de homenajear a su deporte favorito, mostrar la atmósfera oscura de estos combates y, de paso, hacer un estudio de la sociedad neoyorquina”.

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