Piel de Lava es una de las buenas noticias de la cultura argentina del siglo XXI. El grupo teatral que conforman las notorias actrices Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes se nutre de una fuerza colectiva que está alimentada por la personalidad y destreza de las cuatro integrantes. Sus obras exponen la condición humana e interpelan usos y costumbres de la vida moderna a través de textos tan entretenidos como profundos, las líneas de diálogo surcan como flechas. Es teatro directo, ácido y letal (quién haya visto Petróleo, la obra que goza de permanente actualidad por temática y enfoque, puede dar fe).
Ahora Piel de Lava pone en escena, desde el 13 de agosto (todos los martes de agosto y septiembre a las 20.30 hs. en el Teatro Picadero de Buenos Aires), Parlamento, su sexta obra. No es un estreno exactamente aunque bien puede tomárselo como tal. Es que la obra tuvo una precuela con el trabajo en progreso que pusieron en marcha durante una residencia de dos meses en Arthaus, en el invierno de 2023. Ahora, luego de funciones en Santiago de Chile y Montevideo, Parlamento tiene su temporada en el clásico circuito teatral céntrico porteño.
“En esta distopía futurista (pero no tanto) la dichosa cámara de diputados del mundo (en este caso, diputadas) sesiona en una plataforma galáctica, lejos del planeta Tierra. Parece que allí abajo la cosa está que arde, dicho esto literalmente, ya que se informa que los edificios parlamentarios en todo el mundo son víctimas de las llamas, prendidos fuego por antorchas portadas por muchedumbres de hombres, mujeres y hasta niños. Queda justificado, entonces, el legislar más cerca de las estrellas que de los pueblos. Es una cuestión institucional de seguridad”, escribió Diego Rojas a propósito de aquellas funciones, digamos, de pretemporada en Arthaus el año pasado.
Ahora, en estos días de vertiginosa circulación de información sobre escándalos políticos y sexuales, públicos y privados, la idea de un cuerpo legislativo que tiene que legislar a 300 mil kilómetros (o más) del planeta Tierra, no suena tal alocada. Tanto mismo si se piensa el tipo de escenas que nutren la realidad política argentina, urgente y disparatada ¿Será que Parlamento sintoniza y satiriza la realidad política argentina del presente? En diálogo por escrito con Infobae Cultura, las cuatro integrantes de Piel de Lava responden éste y otros interrogantes: sobre su identidad y funcionamiento grupal, el work in progress que realizaron en público, el contenido “político” de una obra como esta y por supuesto, sobre la realidad argentina. la política siempre es un modo de puesta en escena
“En febrero del 2023 empezamos a investigar los Parlamentos, sobre todo europeos, con foco en España e Italia mientras la realidad política en Argentina iba cambiando vertiginosamente. No vimos con claridad lo que iba a suceder, al igual que muchas personas. Si lo hubiéramos visto tal vez nos hubiéramos metido con otro universo. Una vez que la presidencia de Milei se volvió una realidad cada vez más posible, redoblamos los esfuerzos por no usar referencias locales”, dice Pilar Gamboa.
“No hay referencias concretas en la obra a la política argentina porque siempre es un arma de doble filo trabajar con la realidad”, afirma Elisa Carricajo. Y continúa: “por el simple hecho de que la realidad siempre es más compleja, más filosa y más disparatada que el teatro. Por eso decidimos alejarnos para poder acercarnos. Trabajar con la idea de un parlamento que sesiona en órbita fue una forma de aproximarnos a la realidad y encontrar en esa poética puntos de contacto. La réplica de la política no nos interesaba. No sabíamos ni por dónde empezar, así que nos preocupamos por desplegar este mundo de diputadas que no conocen los verdaderos efectos de estar trabajando desde una órbita. Hay preocupaciones reales por seguir respirando entre protocolos y burocracias imposibles. Obviamente vemos las nuevas formas de teatralidad en la política, pero de algún modo, la política siempre es un modo de puesta en escena. Este dúo es especialmente virtuoso en ese rubro, claro está, pero de todos modos no los usamos como materiales de referencia para este trabajo”.
—¿Cómo trabajan en una creación colectiva teniendo ustedes, a su vez, vuestras propias trayectorias individuales? ¿En dónde se asienta, consideran, el secreto del trabajo en grupo? ¿Hay roles específicos para cada una de ustedes?
Pilar Gamboa: —Estamos juntas hace veinte años y el grupo siempre acompañó las trayectorias personales, siempre fue parte de nuestra dinámica incorporar estas experiencias a favor. Yo creo que el secreto del trabajo en grupo está en establecer pactos. Pero que esos pactos no sean tan rígidos, sino que puedan ir repensándose en la propia práctica.
Laura Paredes: —Los roles en Piel de Lava son múltiples y muchas veces va rotando quien se ocupa de qué, sobre todo cuando se trata de las tareas que rodean a una obra, como la gestión y la producción. Concretamente en la creación de las obras, en su escritura y su proceso, solemos estar todas, todo el tiempo. Ahí sí es el momento en el que esa fricción se pone en juego y es necesaria. Como la necesidad de frotar esos palitos para avivar el fuego y ninguna quiere perderse ese acontecimiento. Tenemos un grupo para eso.
—¿Esta es la obra más “política” que hayan creado y puesto en escena? ¿Cuánto de correspondencia con la realidad global -con el avance de la ultraderecha y discursos extremistas sobre raza, religión y género- tiene la obra?
Valeria Correa: —Es una obra que toma como referencia a la política parlamentaria mundial. Lo interesante de la creación grupal es que las obras no suelen terminar hablando de lo que tematizan. Y eso de lo que “hablan”, es un descubrimiento que se va dando en el proceso de ensayos, y en este caso, de las aperturas a público que fuimos haciendo. Siempre en nuestras obras hacemos un trabajo de investigación sobre el mundo que abordamos. En este caso, observamos Parlamentos del todo el mundo, los avances la ultraderecha y los discursos extremistas, pero esos materiales fueron más un punto de partida. La realidad es tan rica que “representarla” así tal cual, sentimos que siempre empobrece. También burlarse, o sentirse por fuera del problema.
Elisa Carricajo: —A raíz de la observación tratamos de abstraer patrones de formas discursivas que veíamos que se repetían. Formas de estar de los cuerpos, de vincularse. Sistemas que colapsan y cuerpos que intentan sostener el statu quo. El otro día pensábamos que no es tanto una obra sobre la política sino sobre los cuerpos de la política. Sobre cómo se deterioran los cuerpos que están atravesados por esta actividad durante años. Hay una especie de colapso, de envejecimiento prematuro en esas personas que viven en esa constante rosca y manipulación. De alguna manera la obra es una observación sobre ese fenómeno que remite a la fragilidad, a la finitud, a un mundo que se podría estar terminando.
—¿Podrían desarrollar el concepto “teatralidad de los discursos políticos contemporáneos” de la que hablan en la información de la obra? ¿Plantear un escenario distópico es la mejor forma de describir y plasmar en una pieza teatral lo que se está viviendo en el mundo en este momento?
—Laura Paredes: —Cuando empezamos a investigar la puesta en escena de los parlamentos televisados nos interesamos especialmente en varios procedimientos que se desplegaban ahí y como estaban ligados al teatro y a determinados dispositivos que trabajan con la ficción. Si una diputada despotrica contra un bloque político en particular la cámara suele ir a buscar la gestualidad de sus antagonistas. Todo tiene una lógica de buenos y villanos, por ejemplo. O también hay infinidad de acercamientos a la performance: diputados trabajando con la idea del vivo y la sorpresa que puede generar alguna acción que genere revuelo en ese contexto. Todo ese material se puso en juego en el momento de la creación y plantar un escenario distópico fue, paradójicamente, nuestra manera de acercarnos a una realidad política que nos genera preocupación y asombro en igual medida.
—¿Cómo fue el proceso creativo durante la residencia en Arthaus: ¿Es la primera vez que pueden hacer un “work in progress” con público presente? ¿Qué surgió de esa experiencia?
Valeria Correa: —En diciembre del 2022 nos convocaron de Arthaus para hacer un proceso allí. Estaban empezando a programar obras de artes escénicas y les propusimos hacer una residencia y aperturas. No sabíamos si esos materiales iban a devenir una obra o no. Tuvimos total libertad de probar e investigar lo que quisiéramos.
En febrero del 2023 empezamos a investigar y a probar. La idea nunca fue llegar a las aperturas con la obra cerrada. Empezamos a mostrarla en junio del 2023 y siempre cambiamos algo de una función a la otra. La estructura de la obra es la misma de la primera apertura, pero la obra se fue llenando de detalles y complejizando. Lo que al principio eran pinceladas más generales se fue volviendo más particular. También durante el 2023 el panorama electoral fue cambiando abruptamente. No era lo mismo ver la obra en un momento o en otro. Fuimos intercambiando con el público que venía, amigxs, quien quisiera decirnos algo sobre el trabajo lo escuchamos. Fue hermoso hacer un proceso así, poder tener esa libertad. Algo de la creación grupal se volvió más grupal porque muchas personas que vieron el work in progress ayudaron a pensarla en su versión definitiva
[Fotos: Sebastián Arpesella / Santiago Bouzas - gentileza prensa Piel de Lava]