El escritor e historiador argentino Eduardo Sacheri destacó la creciente atención que los intelectuales están dando al fútbol como tema literario. Antes solía considerárselo un deporte banal o frívolo, ahora Sacheri celebra el cambio de perspectiva. Según el autor argentino, ganador del Premio Alfaguara de Novela en 2016, el fútbol es una práctica diversa y rica en significados. “Antes existía un fuerte prejuicio como que el fútbol era demasiado banal para merecer la atención de los intelectuales. Creo que eso ha cambiado y me parece bueno”, afirma en esta entrevista realizada durante la 28° Feria Internacional del Libro de La Paz (FIL).
Sacheri no sólo ha incursionado en la novela, sino que también ha escrito cuentos dedicados al fútbol. Su primera colección de relatos, Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol, publicada en el año 2000, incluye 15 relatos sobre sucesos cotidianos en torno al balón, inicialmente difundidos en un programa de radio.
En sus reflexiones sobre el valor del fútbol, Sacheri opinó que es “una práctica muy diversa y muy rica en significados”, aunque en la superficie pueda parecer simplemente un juego. “Los seres humanos depositamos cosas muy profundas en el juego: deseos, temores, apasionamientos, violencias. La literatura es un buen lenguaje para capitalizar esos significados más profundos del fútbol”, explica.
Sacheri escribió artículos para la revista deportiva El Gráfico entre 2013 y 2015 que después fueron compilados en el libro El fútbol, de la mano, obra que contiene desde declaraciones hasta opiniones sobre hechos relacionados a este deporte pero que también narra la vida y sentimientos de las personas. Por eso asegura que solo “los mejores exponentes” del periodismo deportivo pueden dedicarse a hacer literatura, tomando en cuenta que actualmente el fútbol es un tema del cual todos hablan.
“Me parece que el fútbol tiene un lugar mediático omnipresente, está todo el tiempo en los canales y hay gente hablando en la redes, etc. y hablar ininterrumpidamente de algo nos saca nuestras mejores reflexiones a la luz”, enfatizó. A su juicio, hacer eso facilita el trabajo, porque el autor “tiene la posibilidad de insistir en ciertos acentos” y “esencias que considera muy importantes”, pero a la vez, “lo vuelve más complejo, porque obliga al autor a negociar, convencer, renunciar, debatir, buscar nuevas alternativas que no son prácticas literarias habituales”.
Literatura y cine
Sacheri, reconocido a nivel internacional por su novela La pregunta de sus ojos, base de la película ganadora de un Oscar El secreto de sus ojos- también fue autor de novelas que condujeron a otras películas: Papeles en el viento, de Juan Taratuto, y La odisea de los giles, de Sebastián Borensztein (basada en La noche de la usina). En los tres casos, los directores “muy gentilmente” lo invitaron a escribir en conjunto los respectivos guiones.
“En los libros, el autor es amo y señor, el autor toma las decisiones. Por eso es todo un aprendizaje de humildad y de trabajo en equipo al que los literatos no estamos acostumbrados”, señala. Para Sacheri, “es muy difícil definir” lo que supone una obra “bien adaptada” al cine, porque “en general lo que uno constata más fácilmente es el fracaso, la desilusión”.
“Uno ha leído un libro, le ha gustado, le ha entusiasmado, lo ha conmovido. Luego ve la película y se desilusiona. Ese es un tránsito frecuente”, afirma. También considera que la mayor dificultad está en “encontrar la esencia de los personajes” más que de la historia, porque “es más decepcionante” para el lector que va a ver una película sobre un libro que leyó “sentir que han cambiado las personas a que han cambiado los hechos”.
Mientras la lectura es una experiencia “íntima y personal” donde el lector “pone casi todo”, la película “es un maravilloso objeto artístico, pero mucho más estructurado”, lo que hace que algunos lectores no puedan “escapar” de la “frustración inevitable” de los cambios en la adaptación. Sobre la versión estadounidense de El secreto de sus ojos, Sacheri señaló que le gustó “mucho desde lo actoral”, pues Julia Roberts y Nicole Kidman hicieron “un trabajo estupendo”.
“Pero argumentalmente me da la sensación de que perdió matices, la adaptación se convirtió en un policial más, despojado de amor, despojado de humor”, opinó y zanjó: “Tal vez los latinoamericanos estamos más acostumbrados a la mezcla, a las contradicciones, no sólo en nuestra realidad, sino en las ficciones que inventamos”.
Pospandemia y situación social
El ganador del Premio Alfaguara de Novela 2016 confesó que cuando surgió la pandemia de la covid-19, pensó que “iba a ser un golpe muy duro para los hábitos lectores de las personas”, si bien el encierro generó “un regreso interesante del público lector a la lectura”. La situación actual de la literatura latinoamericana “inevitablemente” está relacionada con el “complicado” momento económico que vive toda la región. “Las condiciones de producción son muy diversas, se produce mucho en literatura, pero ade que eso que se produce se convierta en lectura”, manifestó.
Su novela más reciente, Nosotros dos en la tormenta (2023), está anclada en la Argentina de la década de 1970 antes de la dictadura militar, “cuando algunas organizaciones guerrilleras de jóvenes de clases medias” y “educadas optan por la violencia revolucionaria” para conseguir sus objetivos políticos.
“Es un tema que atraviesa toda nuestra América Latina en algunos países todavía hoy, y creo que esta gran cuestión de cómo dirimir nuestras diferencias, si a partir de métodos institucionales y pacíficos o métodos violentos es un dilema que marca toda nuestra historia”, señala y añade que aunque “por fortuna”, en las últimas décadas Latinoamérica “se ha decantado mucho más por los procedimientos pacíficos”.
Fuente: EFE
[Fotos: EFE/ Luis Gandarillas]