El sonido de antes es el segundo documental de la directora Yael Szmulewicz, que ofrece un viaje íntimo a través de las experiencias y el amor por la guitarra. Esta obra se sumerge en las múltiples formas de tocar el instrumento, los distintos estilos interpretativos, las sutilezas de la restauración, la luthería y, sobre todo, la pasión por el sonido único de Carlos Gardel. Llega a las salas argentinas el próximo jueves 08 de agosto.
Patricio Crom, un destacado coleccionista de guitarras antiguas, se convierte en el protagonista de esta historia al encontrarse con una guitarra boca de estrella similar a la que utilizaba Gardel. Determinado a recuperar su sonido original, Crom convoca a guitarristas y especialistas en luthería y grabación acústica para ayudarle en esta empresa. “Cuando conocí a Patricio Crom, me dijo una cita de Atahualpa Yupanqui: ‘La guitarra, antes de ser instrumento, fue árbol, y en él cantaban los pájaros. La madera sabía de música mucho antes de ser instrumento’. Su pasión por las guitarras me sedujo”, afirmó Szmulewicz, de acuerdo con información de Infobae Cultura.
A lo largo del documental, se entrelazan testimonios y actuaciones de diversos exponentes de la escena tanguera de Buenos Aires, tales como Horacio Avilano, Maximiliano Luna, Alfredo Sadi, Rodrigo Albornoz, Mirta Álvarez, y Juan Villarreal. A través de estos encuentros, se exploran los distintos estilos, historias y emociones que emergen de la guitarra. “A través de su búsqueda y su amor por las mismas, hablaré de las pasiones, de los esfuerzos por lograr objetivos. Un homenaje a la guitarra de Gardel y del tango, en manos de los mejores guitarristas es el camino para ello”, contó Szmulewicz.
Dos guitarras antiguas, una idéntica a las que aparecen en las películas de Gardel y otra de once cuerdas modelo Manjón, son restauradas por el aclamado luthier Sebastián Núñez. “La idea de Patricio es que las guitarras antiguas puedan ser ejecutadas en manos de guitarristas durante la grabación de un disco en un espacio emblemático de la historia del tango, como el Teatro Roma, último lugar en el que Gardel tocó en Buenos Aires antes de su fallecimiento”, explicó.
Para completar la autenticidad del proyecto, Patricio Crom se asocia con el experto en grabaciones antiguas Guillermo Elías, quien le ayuda a registrar los sonidos como se hacía en tiempos pasados. La directora, Yael Szmulewicz, comentó: “Lo que yo me propongo aquí, a través de la búsqueda de Patricio de encontrar ese sonido de antes en las guitarras restauradas, es descubrir cómo la guitarra y la música pueden ser un canal para el encuentro, para mover emociones, para generar lazos, y crear historias”.
El documental ha sido bien recibido en distintos festivales internacionales, incluyendo su estreno mundial en el prestigioso BAFICI de Buenos Aires en 2023. También ha sido seleccionado para participar en el Festival de Tango de Filadelfia y el Festival de Cine de Dubai. Ha recibido reconocimiento en diversos eventos globales, incluyendo el Festival de Cine de París, donde fue galardonado como el mejor documental en junio de 2023. También fue seleccionado para el Festival de Tango de Buenos Aires, el Festival de Cine de Bogotá y el Encuentro Nacional de Luthería en Buenos Aires, entre otros importantes festivales.
—¿Cómo nació el proyecto y qué es lo que estaban buscando?
—El proyecto nació de una pasión compartida. Pato, un coleccionista y guitarrista apasionado, tiene una verdadera obsesión con las guitarras, no solo por su habilidad para tocarlas, sino por su fascinación con ellas como objetos. Como soy amiga de él y realizadora, me contó sobre una guitarra que había conseguido, idéntica a una que tenía Gardel, aunque estaba en muy mal estado. Eso nos impresionó y nos llevó a embarcarnos en esta aventura. No hubo una planificación inicial para mostrar esto al mundo; surgió de la fascinación que Pato me transmitió. Su entusiasmo me inspiró a documentar su búsqueda para reparar la guitarra, devolverle su sonoridad original y ponerla en manos de grandes referentes de la guitarra actual. Quería seguir su pasión y compartir la experiencia de revivir este instrumento. Creo que eso es lo que hace que la película sea fascinante, incluso para quienes no están familiarizados con el tema.
—¿Cómo pensaron armar la historia para lograr atraer no solamente a los amantes de la música?
—Yo no soy una experta en el mundo de la guitarra, ni especialista ni historiadora. Soy una realizadora que se conmueve con las cosas, y me conmoví con este mundo. La búsqueda que hice tiene que ver con eso: una persona común y corriente explorando un universo desconocido y descubriendo que hay algo alucinante y fascinante allí. Nuestra idea fue mostrar esta historia desde la perspectiva de alguien que no es un experto, sino alguien que se siente atraído y conmovido por la pasión de otro. Estoy feliz porque mucha gente que vio la película se sintió interesada, algunos incluso se han animado a probar la luthería o a aprender a tocar algunos acordes. Eso es genial porque despierta la curiosidad y las ganas de explorar algo nuevo.
—¿Siempre supiste que Patricio iba a ser el protagonista, o tuviste que convencerlo?
—En realidad, él me convenció a mí. Patricio es una persona muy abierta y generosa, además de ser un excelente guitarrista y titiritero. Estaba muy entusiasmado con la idea. Me contó que tenía una guitarra destrozada, similar a las que pudo haber tenido Gardel, y me propuso hacer un video sobre su restauración. Fue entonces cuando le dije: “Hagamos una película”. Creemos que la guitarra pudo haber pertenecido a Gardel porque en esa época él tenía muchas guitarras como esa. Un historiador nos contó que es muy probable que Gardel haya tenido una guitarra de este tipo, lo que le dio aún más valor a nuestro proyecto.
—¿Cómo fueron apareciendo todos los entrevistados?
—Patricio y yo pertenecemos al universo del tango y conocemos a mucha gente talentosa a la que admiramos. Empezamos a convocar a estas personas con la idea de crear un crisol de guitarristas. Queríamos que la película no solo se enfocara en la restauración de la guitarra y la luthería, sino también en homenajear a los guitarristas actuales. Queríamos ver qué pasaba cuando esa guitarra restaurada estaba en manos de músicos que viven de la música hoy en día. Buscamos a los mejores referentes en todos los estilos y de distintas búsquedas musicales. Argentina es una cuna de guitarristas, llena de talento, así que fue difícil elegir a todos los que queríamos, pero logramos incluir a algunos de los más destacados en sus respectivos campos. También trabajamos con luthiers y con Guille Elías, un especialista en sistemas de grabación acústicos, cuya perspectiva y conocimiento fueron fundamentales para nuestra experiencia.
—Una vez que decidieron hacer la película, ¿se sentaron a armar un guion y a investigar?
—Sí, una vez que decidimos hacer la película, elaboramos un guion. En ese momento contábamos con el apoyo de nuestro hermoso instituto del cine, que subsidia y financia proyectos de gente como nosotros que no tiene los recursos para contratar a un equipo completo. Nos encargamos de contratar a camarógrafos, sonidistas, personal para armar el escenario en el teatro, así como a gente de producción, dirección, montaje y músicos. Todo eso tiene un costo, y aunque el amor por el arte y la música es fundamental, es importante valorar y compensar el trabajo de todos los involucrados. Con el respaldo del instituto, pudimos llevar adelante la película y contar con el apoyo necesario para realizar este proyecto.
—Otro de los momentos clave es cuando tienen que juntar todo el material filmado y armarlo y editarlo. ¿Cómo vivieron ese proceso?
—Ese momento fue realmente hermoso. Pasamos muchos meses trabajando con la montajista, Laura Bua, quien es una profesional destacada en nuestro cine nacional. Ella y yo nos sentamos a revisar todo el material filmado y a darle forma. Aunque teníamos un guion para presentar el proyecto al instituto y obtener parte del financiamiento, el proceso de montaje fue esencial para dar vida a la película. Durante la edición, nos encontramos con muchos elementos inesperados. A veces, lo que habíamos planeado no coincidía con lo que realmente habíamos filmado, y eso llevó a nuevas direcciones en el proyecto. La mirada del documentalista implica adaptarse a la realidad que se revela durante el proceso, más allá de las expectativas iniciales.
—Estrenar una película en la actual situación de la industria cinematográfica en Argentina se convierte en un acto de resistencia
—Hacer cine en Argentina hoy es casi un milagro, dada la situación actual. La industria está estancada y todos estamos bastante desesperados. Recientemente, se han emitido nuevas resoluciones que parecen hundir aún más a nuestra querida industria. Estrenar una película en este contexto se siente como un acto de resistencia. Es un acto de amor profundo por lo que hacemos y una forma de mostrarle al país y a la gente que el cine sigue existiendo y es accesible. Una película es el resultado de muchas disciplinas artísticas trabajando juntas: música, fotografía, arte, sonido, y en el caso de las ficciones, incluso maquillaje y peinado. Aunque en el documental no siempre se vea todo eso, hacer una película es una combinación de muchos elementos para crear algo único.
*”El sonido de antes”, se estrena en las salas argentinas el próximo jueves 08 de agosto