Un tema “maldito” de Astor Piazzolla de los años 70 está sonando de nuevo en la Argentina. Se trata de “500 motivaciones”, que el célebre bandoneonista tocó el 16 de diciembre de 1976 con el primer Octeto Electrónico en el Teatro Gran Rex, pero luego no lo interpretó más y tampoco lo grabó. Ahora, el baterista Luis Ceravolo grabó su propia versión al frente de su cuarteto de tango, que ya puede escucharse en las plataformas digitales, y lo estrenará en vivo el domingo 18 de agosto en la Usina del Arte, en La Boca, como parte del Festival BA Mundial de Tango 2024.
Ceravolo tocó con casi todos: desde Luis Alberto Spinetta hasta el guitarrista de jazz Jim Hall, pasando por el trompetista Arturo Sandoval, Ariel Ramírez, Lalo Schiffrin, Manolo Juárez, Susana Rinaldi, Juan Carlos Baglietto, Machi Rufino, Rubén Rada, Jorge Navarro, Rubén Juárez, Gino Vanelli y Baby López Fürst, entre otros, pero uno de los puntos altos de su carrera fue haber sido músico de Piazzolla: a los 27 años, fue uno de los elegidos por Astor para su gira por Francia, Italia, Suiza y Bélgica, en abril de 1977, que incluyó conciertos en el Olympia de París. Allí también estaban otros talentos: Tommy Gubitsch en guitarra, Luis Ferreyra en flauta y saxo alto, Ricardo Sanz en bajo, Gustavo Beytelmann en piano eléctrico, Osvaldo Caló en órgano y Daniel Piazzolla en sintetizador y percusión.
El redescubrimiento del tema “maldito” surgió gracias a una charla de Ceravolo con Gubitsch, quien le recordó la existencia de “500 motivaciones”, y luego de eso el baterista decidió grabarlo junto con su cuarteto actual, Luis Ceravolo 4, que integran Cristian Zárate en piano, Nicolás Enrich en bandoneón y Juan Pablo Navarro en contrabajo, y que lanzó su primer disco, “Odisea invisible”, en 2022.
De todas formas, la historia del tema incluso registra momentos más curiosos que el hecho de que Piazzolla nunca lo haga tocado más ni tampoco grabado: en los años ochenta, el bandoneonista les regaló la partitura a unos jóvenes músicos que le dejaron un cassette con sus versiones modernas de tangos y que ellos estrenaron con el grupo Nuevos Aires en el Festival de Tango de Buenos Aires en 2017. “Se los regalo, hagan lo que quieran... Este tema creo que ustedes lo pueden hacer sonar mejor yo; se llama 500 motivaciones porque tiene 500 compases”, les dijo Piazzolla, como recordaron el guitarrista Fernando Egozcue y el pianista Claudio Méndez en una entrevista con el diario Clarín.
Ahora, Ceravolo le dio nueva vida a “500 motivaciones”, en una versión con arreglos de Zárate y una duración de 9 minutos, con solo de batería incluido, editada por Acqua Records y con el arte de la portada de la artista Silvia Rivas, que será parte del próximo disco del cuarteto, aún sin fecha de lanzamiento. En el concierto de la Usina del Arte interpretarán otros temas que ya están grabados, como “Vayamos al diablo”, también de Piazzolla, y la única invitada será la cantante Alejandra Martin, esposa de Ceravolo, una de las mejores voces femeninas del jazz en la Argentina.
Además de las plataformas digitales, el tema “maldito” de Piazzolla puede descubrirse a través de un video en el canal del baterista en youtube y en su página web: “¿Por qué es un tema maldito? No lo sé -confiesa el baterista a Infobae-, pero uno de los motivos puede ser que era muy largo. La versión de Astor en el Gran Rex dura más de 10 minutos. Tampoco nos olvidemos de que era bastante cuestionado en esos días porque le decían que no hacía tango. Existía ese prejuicio. Pero ahora escuchás el tema y realmente está presente el tango permanentemente, con todos los movimientos que tiene el género, y además suena a Piazzolla de acá a la China”.
— ¿Cuál fue el origen de esta versión de “500 motivaciones”?
— Hace un año, más o menos, me enteré de la existencia del tema porque hablé con Tommy Gubitsch y como yo iba a viajar a Francia, donde él vive, le dije que podríamos aprovechar para tocar algo juntos. Ahí me dijo que podíamos aprovechar para terminar de ensayar bien 500 motivaciones. Te juro que en ese momento no sabía de qué me estaba hablando. Tommy me hizo acordar que en 1977 lo ensayamos en uno de los pisos superiores del Olympia de París. Agarramos las partituras y lo empezamos a tocar, pero nunca lo tocamos con Astor ni con el grupo completo.
— ¿Qué representó en tu carrera haber tocado con Piazzolla?
— Me marcó para toda la vida. Fue algo muy fuerte para mí. Eramos bastante jóvenes y, aunque había viajado bastante, era la primera vez que iba a Europa. Me acuerdo que llegamos a París y estaba Astor esperándonos en el aeropuerto y después nos llevó a la casa para cenar y tomar champagne. Fue como un sueño. Al día siguiente nos fuimos todos a comprar instrumentos con dinero que nos anticipó porque ninguno tenía plata. Unos días después ensayamos y llegaron esos conciertos increíbles.
— ¿Cómo era Piazzolla en la intimidad?
— En el trato personal pasamos por diferentes etapas. En un principio fue fabuloso, ya desde conocerlo en Buenos Aires, donde tuve una primera reunión en su departamento de la Avenida del Libertador, hasta nuestra experiencia en París que también fue fantástica. Astor tenía esas declaraciones fuertes que hacía, como que “se acabaron los indispensables”, por ejemplo, en referencia a que nosotros éramos más chicos que los músicos anteriores. Era bravo y tuvimos algunas peleas, pero musicalmente fue siempre perfecto. Nunca le escuché una crítica ni demasiadas indicaciones. La música estaba muy definida cómo tenía que ser: por un lado, estaba muy bien escrita y, por otro, era genial.
— ¿Era un desafío ponerle batería al tango?
— Sí, pero de alguna manera era tener una continuidad de lo que ya había hecho el Zurdo (por el baterista Enrique Roizner), que ya había tocado eso. Lo que esperaba Astor seguramente era que teniendo músicos más jóvenes y que tenían que ver con el jazz y con el rock, como nosotros, aportáramos algo distinto. Creo que lo hicimos, pero sin salirnos mucho de lo que él ya estaba haciendo, que no era una música experimental como en esa época me tocó hacer con Spinetta.
Lo destacable en la trayectoria de Ceravolo, entre tantos momentos brillantes de una trayectoria de tantas décadas, es que luego de tocar con Piazzolla fue reclutado por Spinetta, junto con el bajista Sanz, que también había hecho la gira por Europa, para una banda de cuño netamente jazzero que, por esas rarezas del destino, incluyó shows en vivo, pero un repertorio que nunca llegó a un disco.
Además de Luis Ceravolo 4, el baterista le hace su propio tributo al “Flaco” desde 2014 con la banda A 18 Minutos, que recorre el repertorio spinetteano con espíritu de jazz, en sus orígenes integrado por Machi, el eterno bajista del autor de “Muchacha ojos de papel”, y ahora con una formación en la que están Guillermo Arrom en guitarra (otro músico de Spinetta), Álvaro Torres en piano y Pato Resico en bajo y voz. Luego del concierto en la Usina del Arte, Ceravolo y sus compañeros de A 18 minutos presentarán el 24 de agosto en La Trastienda su último disco, que recrea los 8 temas del álbum “A 18 minutos del sol”, de 1977, en el que Spinetta mostró por primera vez su veta jazzística.
En ese álbum, el grupo repasa, con arreglos propios y originales, temas como “Canción para los días de la vida”, “Toda la vida tiene música hoy”, “Viento del azur”, “¿Dónde Está el Topacio?” y ”Viejas mascarillas”, entre otros, con invitados como Lula Bertoldi, Hugo Fattoruso, Silvia Aramayo, Germán “Condor” Sbarbati y Dani Suarez, de Bersuit Vergarabat; Dhani Ferron y Nahuel Pennisi
“Grabamos todos los temas de A 18 minutos del Sol, grabado en el año 76, y toda esa época fue increíble para mí -recuerda Ceravolo-. Pensá que en 1977 toqué con Piazzolla en Europa, vine a Buenos Aires y me llamó Spinetta para integrar su banda. Después, durante mucho tiempo no hice nada relacionado con Astor ni con el Flaco, pero desde hace algunos años estoy totalmente involucrado con la música de los dos”. El show de La Trastienda promete novedades, como la presencia de Claudia Puyó de invitada, y el debut de Ceravolo como cantante líder en un clásico de Spinetta. Quizá es lo único que le faltaba hacer a este genial baterista en tantos años de buena música, además de haber roto la maldición de “500 motivaciones”, el tema nunca grabado y menos conocido de Piazzolla.