El uruguayo Ricardo Esteves, figura fundamental para el crecimiento de Argentina como polo del arte latinoamericano, falleció ayer en Buenos Aires. Además, se destacó en el directorio de diferentes empresas y tuvo un rol destacado en el fortalecimiento de los lazos entre los empresarios de la región como también con España.
El experto tuvo un rol destacado en la formación de la colección permanente del Museo Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), la mejor compilación mundial de arte de la región, y de la de Eduardo Costantini, gran coleccionista y fundador del espacio porteño.
“Desde Malba despedimos con gran afecto y admiración a Ricardo Esteves (Salto, Uruguay, 1949 – Buenos Aires, Argentina, 2024), figura fundamental en la conformación de la colección originaria del museo y la de Eduardo F. Costantini, que lo consideró siempre su gran amigo y mentor”, publicó este miércoles la pinacoteca en su cuenta de la red social X.
Nació un 25 de mayo de 1949 en Salto, Uruguay y se educó en Concordia, Entre Ríos, su tierra materna. De joven se instaló en Buenos Aires y como empresario asistió al Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales a impulsar encuentros entre empresarios de la Argentina y Brasil, experiencia que a partir de los ‘90 determinó la creación del Consejo Empresario de América Latina.
Cultivó una rica amistad con el papa Francisco, cuando era el sacerdote Jorge Bergoglio, quien se convirtió en su guía espiritual. Atrajo al escritor mexicano Carlos Fuentes, para organizar “Foro Iberoamérica” (2000) para fortalecer lazos culturales entre artistas, empresarios y pensadores de iberoamérica. A lo largo de su carrera profesional forjó relaciones con el ex presidente español Felipe González, el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, el empresario mexicano Carlos Slim y Julio María Sanguinetti, quien fuera presidente uruguayo en dos períodos, entre otras personalidades de la política, la economía y la cultura.
Esteves estuvo 50 años casado con Elena Blomberg Condomi Alcorta, con quien tuvo tres hijos Ricardo, Sol e Ignacio. A nivel empresario, integró el directorio de Bunge y Born, IRSA, Disco, Banco Velox y Banco Francés.
Además como columnista de Infobae, reflexionó sobre historia, política y economía argentina, abordando temas que iban desde la epopeya de San Martín, analizó los 12 años de gobierno kirchnerista a la llegada de Milei a la Casa Rosada, entre otros temas.
Tras su partida, lo despidieron familiares, amigos y directivos de diferentes espacios como Santiago Blaquier, Domingo Cavallo, Enrique Avogadro, Teresa Bulgheroni, Martín, Hugo y Eduardo Eurnekián, Carlos Miguens, Daniel Maman, Paolo Rocca, Eduardo Elsztain, Martín Cabrales, Cristiano Rattazzi, Enrique Pescarmona y organizaciones como la Fundación Foro Llao Llao, el Consejo Empresario de América Latina, el directorio del Banco Hipotecario y Christie’s Argentina.
Recientemente, el Malba bautizó como ‘Sala Ricardo Esteves’ el espacio de su colección permanente en un explícito homenaje al experto uruguayo, auténtico inspirador para el empresario argentino en su afán por recopilar grandes obras del arte latinoamericano.
“Sin Ricardo Esteves, la colección permanente del Malba no hubiera existido”, llegó a decir Costantini, quien creó dicha colección en 2001 y reivindicó que su amigo lo hizo “todo por amor al arte”.
Obras del argentino Xul Solar (1887-1963); de la brasileña Tarsila do Amaral (1886-1973) y de los mexicanos Frida Kahlo (1907-1954) y Diego Rivera (1886-1957), son buena parte de la aportación que Esteves hizo desde su conocimiento a la colección de la pinacoteca porteña.
La obra ‘Autorretrato con chango y loro’, de Kahlo, o ‘Manifestación’, de Antonio Berni, dos de las obras maestras de la colección, también llevan su sello ‘de calidad’. Además, ayudó en la difusión del arte latinoamericano con la preparación de los 57 famosos libros que editó el Banco Velox y la serie de láminas didácticas distribuidas en escuelas del país.
Gracias a su asesoría personal sobre el arte de la región se debe la reciente incorporación a la colección del Malba de ‘Las distracciones de Dagoberto’, de la también mexicana Leonora Carrington, que triunfó en mayo pasado en la casa de subastas Sotheby’s en Nueva York, donde Costantini la compró por 28,4 millones de dólares.
En otra de sus contribuciones culturales, recuperó tangos de antiguos discos de pasta grabados por D’Arienzo, Troilo, Canaro, Pugliese, Fresedo, De Angelis y muchos otros, en una colección de casi 50 CD que evitó la desaparición de esta etapa histórica de la música ciudadana.