Vos sabés que no tenés que ir a la casa de ese señor en medio de la nada y sin señal, pero vas

Sabés todo pero vas igual porque te ofreció un trabajo, porque te hace falta, porque no puede ser todo tan malo. Cosas así pasan en “Sacrificios humanos”, un libro de cuentos de María Fernanda Ampuero que me hizo temblar

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María Fernanda Ampuero escribió un libro que da miedo.
María Fernanda Ampuero escribió un libro que da miedo.

A mí me gusta mucho contar de qué se tratan los libros. Es lo que hago siempre, te cuento, te muestro. Pero en estos días pensaba qué poco cuento cuando hago eso. Porque los buenos libros hablan de tantas cosas… hablan de lo que hablan y también de lo que muestran en el camino.

Eso pasa, por ejemplo, con la saga de Mario Conde, el detective que creó el cubano Leonardo Padura. Habla del crimen que está resolviendo, que ya de por sí siempre muestra un aspecto de la sociedad en que ocurre. Pero, además, habla de las condiciones de vida de los personajes, de sus sueños, de sus frustraciones. Eso no es LA TRAMA. Pero…

Esto aplica a la novela que acaba de publicar Ariana Harwicz. Perder el juicio se llama y sí, quiere decir las dos cosas: que te vaya mal en Tribunales y volverte loca/o. En este caso es una mujer acusada de violencia y, por eso, separada de sus hijos. Harwicz se cansó de decir que para volver loca a una mujer alcanza con eso, con sacarle los hijos. De eso sabemos bastante en la Argentina, por algo les decían “Las locas de Plaza de Mayo” a las Madres, que hicieron la locura de salir a buscarlos en plena dictadura, de buscar a todos y no sólo al propio y, en definitiva, de no dejar de hacerlo hasta hoy, de distintas maneras.

Ariana Harwicz y su libro "Perder el juicio".
Ariana Harwicz y su libro "Perder el juicio".

La protagonista de Harwicz quema una casa y se manda a mudar con los chicos. Un recorrido largo, lleno de violencia y sexo que termina muy lejos de donde empezó. Para mí, una forma de poner afuera, de convertir en acciones sentimientos que cualquiera conoció. “Le prendería fuego”, pum. “Le partiría la cabeza”. En fin, no te la quiero contar toda. Hablé con ella en esta entrevista y me dijo bastante. Hablo de ella porque también, en el camino de contar esta historia, la novela muestra cómo es ser extranjera, cuánta violencia puede tener el amor como ingrediente constitutivo, el amparo del país propio pase lo que pase, el interior de Francia, el conformismo… bueno.

En realidad, pensé en esas cosas mientras imaginaba cómo hablarte de Sacrificios humanos, un libro de cuentos de la ecuatoriana María Fernanda Ampuero.

El miedo

Lo primero que pensé fue que te iba a decir que había visto allí una de las mejores descripciones literarias del miedo. Fue en el primer cuento del libro que se llama -—ay, cómo no leerlo en clave personal—- Biografía.

Qué imprudente, qué loca, dirán, pero quisiera que me vieran sin documentos en un país extranjero contando y alisando los pocos billetes para poder pagar la habitación y comprar una barra de pan y un café solo, dice el personaje de Ampuero. Así arranca.

Una mujer, escritora, latinoamericana, sola, sin papeles. Fue a trabajar porque no quedaba otra pero “Aquí no empleamos ilegales”, le dicen. Se ofrece como niñera, cuidadora, cocinera. Y nada, nada. Hasta que un día de la desesperación brota una idea y pone un aviso:

“¿Crees que tu historia es digna de un libro pero no sabes cómo contarla? ¡Llámame! ¡Yo escribiré tu vida!”

La llama un hombre, Alberto. Con la frase que estábamos esperando pero dicha de un modo que ya da cosita

“–Tengo una historia que el mundo debe conocer.”

No está el tono de voz en el libro pero la imagino grave, solemne. El hombre tiene una historia, seguramente. Y está dispuesto a pagar muy bien para que ella la escriba. Pero hay una condición. Vive en otra parte, a horas de distancia. Ella tiene que viajar y quedarse un par de días haciendo el trabajo.

¿Te animarías?

Detrás de ella, como un perro jadeándote encima, la pobreza. Las necesidades acá y allá, en la tierra natal, donde una nena, su hija, espera. La ilusión:

“Tendrás dinero para mandar allá. La niña podrá estrenar un vestido, mamá podrá hacer cazuela de camarón, tú existirás con todo el cuerpo. Existirás, boba, existirás.

Así que bueno, adelante. Pensemos en positivo ¿no?, que es eso arregla el mundo.

Tuve miedo todo el viaje hasta la casa, más miedo cuando la fue a buscar a la terminal un tipo que dijo ser un “discípulo del maestro Alberto”. Ya la palabra “maestro” me dio escozor. ¿Maestro de qué? Imaginate cuando ella se da cuenta de que en la casa, bien apartada de todo, no hay señal. Ahí hay que salir, nena, ahí hay que correr bien lejos. Pero ah, la esperanza, esa zanahoria envenenada.

Así que la joven se pone profesional y lo intenta. No te voy a contar qué pasa, es un cuento. Pero sí te adelanto que habrá sorpresas.

Y -—a esto venía la historia—- en el cuento hay muchas ideas sobre otras cosas. Siempre la inmigración. Las mujeres. Las mujeres inmigrantes:

Las mujeres desesperadas somos la carne de la molienda. Las inmigrantes, además, somos el hueso que trituran para que coman los animales.

El cartílago del mundo. El puro cartílago. La mollerita.

“Nos dolarizamos”

Claro, las mujeres. Los y las inmigrantes. Pero para llegar esa situación, para tener que estar de segunda y corriendo riesgos, con otro acento o con otra lengua, lejos lejos de casa, tiene que haber pasado algo en casa. Ese “algo” se va construyendo cuento tras cuento en todo el libro:

“Nos dolarizamos, nos fuimos a la mierda: que cada familia sacrifique a su mejor cordero”.

Así escribe Ampuero -—recordá, es ecuatoriana—- en el libro que se llama justamente Sacrificios humanos. Ecuador se dolarizó en enero del año 2000. El libro de Ampuero salió en marzo de 2021, cuando ya habían corrido ríos bajo ese puente.

María Fernanda Ampuero, en Infobae.
María Fernanda Ampuero, en Infobae.

En otros cuentos habrá una especie de guerra civil entre ricos y pobres, habrá religiosos que abusan de niños con la excusa del cuidado, la adolescencia de una chica gorda que siempre será “la buena amiga” de los chicos que le gustan, gente que desaparece y leyendas que lo justifican todo con argumentos mágicos. Y también el otro lado: el hombre que ve su barrio cambiar porque llegan “otros”, y el odio le crece como un cáncer.

María Fernanda Ampuero nació en Guayaquil en 1976. Vivió en Buenos Aires -—como estudiante en Filosofía y Letras—- en 2003 y 2004. Es periodista y en 2005 se fue a España porque su país, dijo alguna vez, se había hundido en “una crisis económica muy bestia”. Pensó en contar historias chicas de cómo es cambiar de mundo, ver crecer a los hijos en otra cultura, mezclarse, ser menos. Se fue quedando. Y sigue ahí.

Su escritura es tierna, cruda, salvaje, exquisita. No te la pierdas.

Mis subrayados

  1. La edad de la inocencia es la edad de la violencia.
  2. El barrio en el que mi familia empezó a ser una familia no siempre fue lo que es ahora. Tampoco nosotros.
  3. Las inmigrantes indocumentadas guardamos los billetes de colores desconocidos cerquita del pecho, los calentamos con el corazón como a hijitos. Así los hemos parido también, con un dolor que abre en dos, que el cuerpo no olvida.
  4. Salí corriendo semidesnuda por las calles recién lavadas y nadie llamó a la policía porque en ese barrio todos sabían que lo que de verdad castigaba la policía era estar sin papeles, no ser violador.
  5. Aunque me estallen las cuerdas vocales, aunque grite hasta desgarrarme por dentro, no me escucharán. Nada más los árboles, el bello cielo de invierno, pero bajo los árboles y bajo los cielos más hermosos ocurren cosas espantosas y ellos siguen ahí, inconmovibles, ajenos, suyos.
  6. ¿Por qué no gritas, mamá? ¿Por qué no lo mandas a la puta mierda? ¿Por qué no le envenenas la comida? ¿Por qué no le cortas toda la ropa con las tijeras de jardinero? ¿Por qué no le pides el divorcio, mamá? ¿Por qué no dejas de mimetizarte con el sofá, con las cortinas, con el papel tapiz, camaleón estúpido, y no sales de ahí, de donde sea que estés y lo obligas a mirarte a la cara? ¿Por qué no das alaridos de loca, mamá?
  7. El amanecer nos encontró desnudas sobre los sexos erectos de nuestros amados, montadas sobre ellos, cabalgándolos ferozmente como jinetes que se precipitan sobre el mundo para destruirlo.
  8. Me quedé sola. Una gorda sola.

Algo más:

María Fernanda anduvo por Buenos Aires en 2023 y pasó por Infobae para grabar un cuento en el podcast La oreja que lee. Eligió uno de Amparo Dávila que podés escuchar clickeando acá.

Sacrificios humanos salió por Páginas de Espuma y está en librerías, pero si querés echar una mirada a lo que escribe Ampuero, en Bajalibros hay un cuento de unas 20 páginas publicado en formato digital. Lo encontrás en este enlace.

Ahora sí, escribime a pkolesnicov@infobae.com. Siempre leo todo, contesto a medida que puedo.

* Esta nota reproduce el newsletter “Leer por leer”. Ediciones anteriores de este newsletter están recogidas en este enlace.

¡Nos vemos!

Patricia

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