Tras una década de litigios con las autoridades de Crimea impuestas por el Kremlin, Ucrania vuelve a exhibir en su territorio una valiosa colección histórica compuesta por objetos de los escitas, los griegos, los hunos y los godos que habitaron entre el siglo V antes de Cristo y el siglo VII en esta península ocupada por Rusia desde 2014.
“Son más de mil años de historia de Ucrania”, explica la responsable de la exposición, la especialista en cultura escita Oksana Lifantii, que destaca la importancia que tiene para su país y para la comunidad museística internacional que las más de 500 esculturas, adornos y objetos de la vida cotidiana puedan exhibirse hoy en territorio controlado por el Gobierno de Kiev.
Diez años de litigio
La epopeya de esta colección conocida como ‘Los tesoros de Crimea’ -que incluye también objetos encontrados en otras zonas de la actual Ucrania- comenzó en febrero de 2014 cuando las tropas rusas tomaron el control de esta península ucraniana del mar Negro, en la que se encuentran los cuatro museos que custodiaban las piezas.
La colección se encontraba en esos momentos en Ámsterdam para una exposición temporal, y las autoridades neerlandesas debían decidir a quién devolver los objetos.
Una de las opciones eran los cuatro museos de Crimea, controlados por la administración impuesta por Rusia, de los que la colección había salido para exponerse en Países Bajos. La otra posibilidad era que los objetos se devolvieran a las autoridades de Kiev y que éstas los guardaran y expusieran en museos del territorio ucraniano bajo su control.
Tras un proceso legal de casi una década en el que se implicaron los mejores abogados del Estado ucraniano, el Tribunal Supremo neerlandés ordenó en junio del año pasado la devolución al Estado ucraniano de los objetos que hoy se exponen en la capital del país.
“En primer lugar es un precedente muy importante para la ley internacional”, dice Lifantii, la responsable de la exposición, que destaca también la relevancia que el fallo de la Justicia neerlandesa tiene para la sociedad ucraniana. “Una decisión distinta habría supuesto un reconocimiento de la ocupación de parte de nuestro territorio”, remacha la especialista.
Una salvación paradójica
La colección se expone en el territorio de uno de los monasterios más importantes de la tradición ortodoxa ucraniana y eslava bajo el título de ‘Los tesoros de Crimea. El retorno’.
Conscientes de que toda la colección se habría perdido si el azar no hubiera hecho que se encontrara en otro país en el momento de la anexión de la península por parte de Rusia, multitud de ucranianos visitan cada día una exposición que da testimonio de la conexión histórica de Crimea con el resto de Ucrania.
“Si estos objetos hubieran estado en Crimea en 2014 no podríamos verlos hasta que recuperemos el territorio”, dice tras visitar la exposición Andrí Kravchuk, un programador treintañero de Kiev.
Además de un testimonio único de la historia de una parte de Ucrania, la colección es también reflejo de muchas décadas de actividad de la comunidad científica que trabajó en su descubrimiento, su estudio y su conservación.
Integrada en el espacio ucraniano
La mayor parte de estos ‘tesoros’ fueron encontrados en el territorio de Crimea, pero también hay objetos que se crearon, utilizaron y hallaron en otras zonas del centro y el sureste de Ucrania.
Lifantii destaca que pueblos que habitaron Crimea como los escitas vivieron también en el resto del territorio de la actual Ucrania, lo que prueba que la península estuvo integrada desde siempre en el espacio ucraniano.
Las estatuas, esculturas y monumentos religiosos, funerarios o simplemente decorativos y los adornos de oro y objetos de la vida cotidiana que conforman la exposición dan una idea de los usos y costumbres y de la estética de los pueblos que habitaron esa parte de la actual Ucrania ocupada por Rusia.
En la colección conviven influencias de diversos espacios geográficos y hay objetos importados tanto del Lejano Oriente como de Occidente, en una muestra elocuente de la misión histórica de Crimea como puente entre civilizaciones ahora interrumpida por la guerra y el aislamiento traído por la anexión ilegal del territorio a Rusia.
Fuente: EFE. Fotos: EFE/ Marcel Gascón