“El fin de una era”: Jorge Dezcallar advierte cómo la Guerra de Ucrania abre camino al nuevo “desorden mundial”

El autor señala el fin del dominio occidental y la emergencia de otro equilibrio global con potencias emergentes. Su libro está basado en una vasta experiencia en diplomacia e Inteligencia

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"El fin de una era", de Jorge Dezcallar.
"El fin de una era", de Jorge Dezcallar.

Jorge Dezcallar es un nombre que resuena con autoridad en los círculos diplomáticos y de Inteligencia, pero también como autor. Recientemente publicó El fin de una era, donde el autor nos invita a un viaje intelectual profundo y conmovedor, sobre el mundo contemporáneo y los cambios geopolíticos que estamos viviendo. Un análisis de la transformación del orden mundial contemporáneo, impulsada por la guerra en Ucrania y el declive del dominio occidental.

Dezcallar analiza cómo este conflicto marca un punto de inflexión geopolítico, subrayando las tensiones entre las grandes potencias y el surgimiento de un nuevo equilibrio global en el que países emergentes como China, India y Brasil pelean por tener un mayor protagonismo. Además, explora las implicaciones que esto tiene para Europa y Estados Unidos, así como la necesidad de un nuevo enfoque en las relaciones internacionales.

Dezcallar ofrece una obra que no solo informa, sino que conmueve y desafía al lector a reconsiderar su comprensión del orden mundial actual. Su experiencia como embajador de España en Marruecos, la Santa Sede y Estados Unidos, además de su papel como director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) durante los eventos cruciales del 11-M, le confieren una perspectiva única sobre los eventos globales.

Su obra previa, Abrazar el mundo, ya había demostrado su capacidad para desentrañar las complejidades de la política internacional, pero El fin de una era eleva esta habilidad a nuevas alturas.

Una reflexión profunda sobre la Guerra en Ucrania

Dezcallar comienza su análisis con la guerra en Ucrania, un conflicto que, según él, marca el fin del dominio occidental y el comienzo de una nueva era. Desde su perspectiva, la invasión rusa es un intento desesperado de Vladimir Putin por restaurar la influencia de la antigua URSS, un esfuerzo que ha subestimado tanto la resistencia ucraniana como la respuesta unificada de Occidente. Sin embargo, escribe que “si bien Putin ha cometido errores graves en su invasión, ha tenido la inteligencia de convertir una guerra claramente ofensiva en otra de defensa del territorio nacional, una vez que la Duma decidió la incorporación de las cuatro provincias ucranianas al territorio de la Federación Rusa. Ahora puede decir, al menos de puertas adentro porque fuera no le dan credibilidad, que Rusia no ataca, sino que se defiende (...).”

Jorge Dezcalalr con su libro "El fin de una era".
Jorge Dezcalalr con su libro "El fin de una era".

El autor muestra cómo la resistencia de Ucrania frente a un enemigo mucho más grande ha sorprendido al mundo. “La voluntad de resistencia de los ucranianos no se ha quebrado como consecuencia de estos ataques inhumanos contra la población civil, pero han provocado hasta seis millones de refugiados en países vecinos y ocho millones de desplazados internos”, escribe. Además, examina cómo esta resistencia ha llevado a un realineamiento de las alianzas internacionales. La formación de nuevas coaliciones y el refuerzo de viejas alianzas, como la OTAN y el G7, son respuestas directas a la agresión rusa.

¿Hay condiciones para que Ucrania triunfe? “Una victoria, siquiera parcial de Ucrania, exige que no desfallezca el apoyo que recibe de Occidente, de Estados Unidos y de Europa, en forma de efectivo para que los servicios mínimos del país sigan funcionando, que disponga de armas y munición con la que combatir, y de informes de inteligencia en tiempo real sobre los objetivos a abatir, pues esas son, junto con el valor demostrado por sus soldados, las razones que explican la resistencia de Ucrania frente a Rusia.

Dezcallar ha declarado a la prensa que una posible derrota de Ucrania en el conflicto con Rusia sería algo “muy malo para Occidente” y dejaría una imagen negativa de la OTAN. Además, cree que “animaría” a Rusia a llevar incursiones militares en otras regiones y países europeos como Moldavia, Letonia o el resto de los países bálticos.

Impacto en Europa, la Unión Europea y Estados Unidos

El autor destaca cómo esta guerra ha forzado a Europa a enfrentar su fragilidad y a reconsiderar su posición en el mundo. La Unión Europea, que durante décadas ha disfrutado de una relativa paz y estabilidad, ahora se enfrenta a la necesidad de rearmarse y reevaluar sus alianzas. Dezcallar menciona que “Europa ya no puede contar con el sur global como hasta ahora y tiene que ‘bajar del pedestal donde se ha colocado desde el final de la guerra fría y pelear en el barro con el reto chino y ruso’”.

Ataque con misiles rusos al hospital infantil de Okhmatdyt en Kiev, Ucrania, el 8 de julio de 2024. (AP Foto/Evgeniy Maloletka)
Ataque con misiles rusos al hospital infantil de Okhmatdyt en Kiev, Ucrania, el 8 de julio de 2024. (AP Foto/Evgeniy Maloletka)

Dezcallar argumenta que Europa y Estados Unidos han sido potencias hegemónicas durante los últimos quinientos años, pero ese tiempo, dice, está llegando a su fin. Cita los inmensos costos humanos y económicos que el dominio occidental ha impuesto a otros pueblos y cómo esto ha generado un resentimiento duradero. La referencia a Simon Sebag Montefiore y los millones de esclavos arrancados de África es un recordatorio del legado oscuro de este dominio .

Un nuevo desorden mundial

El libro también explora el desplazamiento del centro económico mundial desde el Atlántico Norte hacia el Indo-Pacífico. Dezcallar advierte que países emergentes como China, India, Brasil y otros están ganando peso y luchanpor un nuevo reparto del poder mundial.

Estos cambios, según el autor, indican que estamos en un período de transición hacia un nuevo “desorden global”, donde las antiguas normas y estructuras ya no son aplicables. “

El presidente ruso, Vladimir Putin saluda a su par chino, Xi Jinping, en julio de 2024. (Sputnik/Pavel Volkov/Pool vía Reuters)
El presidente ruso, Vladimir Putin saluda a su par chino, Xi Jinping, en julio de 2024. (Sputnik/Pavel Volkov/Pool vía Reuters)

“Occidente pierde fuerza, el sur global gana peso, el centro económico del planeta se ha desplazado desde el Atlántico Norte al Indo-Pacífico, y una serie de países emergentes como China, India, Brasil, Indonesia, Suráfrica, México, Nigeria y otros quieren dos cosas que son justas pero difíciles de conseguir sin romper la baraja: otro reparto del poder en el mundo y otras normas para regir la geopolítica mundial. No me parece que ya sea un nuevo orden pero ciertamente es un nuevo desorden”.

El autor dijo que, finalmente, la Unión Europea tendrá que reconciliarse con Rusia: “Está ahí y no nos interesa que acabe en los brazos de China”, declaró.

En conclusión

El fin de una era es una obra que invita a la reflexión profunda sobre los cambios geopolíticos que estamos viviendo. Jorge Dezcallar, con su vasta experiencia y conocimiento, ofrece un análisis detallado y matizado de la guerra en Ucrania y sus implicaciones globales. Su capacidad para entrelazar hechos históricos con análisis contemporáneo hace de este libro una lectura obligada para cualquiera interesado en entender el mundo de hoy.

Dezcallar argumenta que la resistencia ucraniana ha desafiado las expectativas y ha provocado un realineamiento significativo en las alianzas internacionales. La formación de nuevas coaliciones y el refuerzo de viejas alianzas, como la OTAN y el G7, son respuestas directas a la agresión rusa. En un momento en que la incertidumbre y el cambio son las únicas constantes, la obra de Dezcallar proporciona una guía invaluable para navegar estos tiempos turbulentos, subrayando la importancia de la adaptación estratégica y la resiliencia política en el nuevo desorden global.

El fin de una era (Fragmento)

¿Existe Ucrania?

La pregunta es pertinente porque, aunque los ucranianos están convencidos de tener un país, Rusia niega que lo sea y aquí está el principio de un malentendido que ha provocado una invasión rápidamente convertida en una guerra con muchas víctimas, mucho dolor y que desestabiliza profundamente a Europa.

Según el derecho internacional se necesitan tres elementos básicos para poder ser considerado como un Estado independiente: un territorio definido, una población estable y un gobierno efectivo que posea el monopolio del uso de la violencia sobre ese territorio y esa población. Pero siendo estos requisitos algo imprescindible, no son suficientes.

Otro elemento importante es el reconocimiento por otros países. De acuerdo con el derecho internacional público, el reconocimiento internacional no es un elemento constitutivo de un Estado, sino un elemento declarativo. Es un acto político, efectuado por voluntad propia de cada Estado, que, si bien garantiza el respeto de una posición internacional, no es imprescindible para la consideración fáctica de un Estado.

Resistencia. Dos personas practican técnicas de combate en zonas urbanas durante una formación para la resistencia de la Guardia Municipal, cerca de Kiev. (AP Foto/Evgeniy Maloletka, archivo)
Resistencia. Dos personas practican técnicas de combate en zonas urbanas durante una formación para la resistencia de la Guardia Municipal, cerca de Kiev. (AP Foto/Evgeniy Maloletka, archivo)

Dicho de otra manera, un Estado tiene que ser creíble. Y la prueba del algodón es su admisión en la Organización de las Naciones Unidas. Por ejemplo, la llamada República Turca de Chipre del Norte solo es reconocida por el Gobierno de Ankara y algo parecido sucede con Osetia del Sur, a la que solo Rusia reconoce junto a Siria, Venezuela, Nicaragua y Nauru, lo que no es suficiente. En ambos casos les falta credibilidad y no son aceptados como estados por la comunidad internacional. Otros países que reúnen las tres condiciones como Kosovo, que declaró unilateralmente su independencia en 2008, no son universalmente aprobados por razones políticas, como les ocurre con España y Rusia, entre otros, que no reconocen una independencia declarada unilateralmente con el uso de la fuerza, e igual le ocurre a Taiwán, que reuniendo todas las condiciones es objeto de una fuerte campaña diplomática de Beijing, abanderado de la política de «una sola China», para que los países que la han reconocido retiren este apoyo. Todavía hoy hay diecisiete países que han aceptado diplomáticamente a Taiwán.

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