“Un ladrón entre nosotros” es de esos proyectos que, como directora, soñaba recibir por muchos motivos. El primero, un libro ingenioso, divertido y que implicaba la responsabilidad de llevar las palabras de Claudia Piñeiro a escena. El segundo, la posibilidad de dirigir junto a Nicolás Gil Lavedra, director al que admiro por su talento y respeto por su calidad humana. Y por último y, no por eso menos especial, la oportunidad de presentarnos en una casa como Ciudad Cultural Konex. Sueño cumplido.
La propuesta me llega en el 2020 de la mano de Nicolás, quien además de ser el codirector hizo la adaptación de la novela infantil para teatro junto a la autora. Me cautivó rápidamente la chispa y genialidad que hace de cada página de Claudia Piñeiro un universo propio.
Con un libro maravilloso, la producción de Konex brindándonos todo su apoyo y el elenco reunido, pudimos realizar solo dos semanas de ensayos pues nos enfrentamos a la pandemia y tuvimos que suspender el proyecto. Fue desconcertante, como todo lo vivido en aquel momento, pero nos bastaron esas dos semanas para saber que teníamos algo muy valioso y que en algún momento iba a lograr ver la luz.
El año pasado pudimos concretar el estreno, luego de un proceso de ensayos muy amoroso, de mucha reciprocidad con nuestros artistas, así como de todo el equipo creativo. Incluso Claudia participó de algunos ensayos, regalándonos su mirada acertada para que todo creciera y se luciera como lo habíamos planeado.
Me gusta decir que “Un ladrón entre nosotros” es una obra para toda la familia. Es una gran historia que invita al adulto a “espiar” un ratito el aula de chicos y chicas de 4º grado, descubrir cómo se desenvuelven cuando están entre pares y cuál es el vínculo que construyen con el adulto frente a determinadas situaciones; y a los niños y niñas les propone encontrarse con historias cercanas de amistad, compañerismo, astucia y sinceridad.
La historia nos introduce en un aula de 4º grado donde comienzan a desaparecer algunos objetos. La postura que adoptan los adultos frente a esta situación es la de minimizar, mientras solo les ocurre a los chicos. Pero cuando la situación escala y el adulto también es víctima el tema se vuelve relevante. La búsqueda de una explicación al asunto es tomada de diferente forma por grandes y chicos. La maestra y el director califican estos hechos como “inadmisibles” buscando las explicaciones entre adultos, mientras los chicos investigan teniendo en cuenta las causas, comprendiendo que puede haber varios motivos para lo sucedido y así desarrollan un rol de “detectives” con una mirada interesante y muy divertida sobre la justicia, la confianza y la amistad.
Hay algo en el análisis que realizan sobre sus pares donde el texto inteligentemente apunta a que uno es “uno y sus circunstancias”. Esto no intenta justificar el accionar de quien se equivoca pero deja espacio para la empatía y es una práctica que me interesa mucho en las infancias.
Me resultó muy atractivo trabajar con actores adultos el comportamiento y las acciones de los niños tomando estos rasgos como punto de partida sin que implique una actuación aniñada. Es una propuesta poco habitual para infancias donde por lo general se les pide una participación activa de preguntas y respuestas o canciones y bailes. Aquí, la cuarta pared se rompe con un narrador que los llevará por esta historia detectivesca entendiendo que es un público que puede estar atento a esta historia divertida, intrigante y sensible.
Optamos por artistas adultos que pudieron encarnar la inocencia y la curiosidad de los niños y niñas, transmitir la complejidad emocional que subyace en sus interacciones y cimentar los lazos vinculares que fortalecen la narrativa de la historia. Cada ensayo exploramos gestos, tonos de voz y movimientos que colaboraron a construir cada uno de los personajes. Es muy interesante que la narración está en las voces de los niños y niñas, el relator, quien nos lleva de la mano por esta historia intrigante es Ramón, uno de los alumnos de 4º grado.
Cada eslabón de esta cadena la pensamos y creamos teniendo en cuenta cómo y que queríamos contar. Para la puesta en escena, por ejemplo, trabajamos junto a Martina Urruty y Sebastián Grandi pensando en una escenografía naturalista, pero con el condimento de emular la ilustración de un libro.
También nos apoyamos con contenido audiovisual con ilustraciones de Martina Louzao y el diseño de video de Giselle Hauscarriaga. El resultado es muy gratificante cuando la devolución del público es de mucho asombro porque todo “esta dibujado”.
Los climas que logra la música de Martin Bianchedi, el vestuario de Pato Rodríguez y Agustín Cigara que colaboró en la composición que pretendíamos de los personajes hace que todo el equipo, comandado por Geremías Borras, nuestro stage y asistente, refleje en cada detalle lo que pretendíamos para que el espectáculo sea una experiencia reconfortante para los sentidos de grandes y chicos.
Por eso, los invito a adentrarse en los pasillos de este colegio, a asomarse por la puerta de la biblioteca, a escuchar desde la ventana de 4º “A” para desenredar este misterio y descubrir con nosotros las sorpresas de “Un ladrón entre nosotros”.
*La autora es co-directora de “Un ladrón entre nosotros”. Funciones: 13, 14, 18, 19, 27 y 28 de julio a las 15.30hs. Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131 - CABA). Entrada: desde $12.000 en CC Konex