Cómo se construye un lector: Lulu Kirschbaum y Manuel Rud

Escritores, editores, mediadores de lectura y expertos en literatura responden acerca de un tema clave para la formación y felicidad de los chicos. Aquí le toca a los creadores de la editorial Limonero

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Lulu Kirschenbaum y Manuel Rud, fundadores de Limonero, conversan sobre cómo se construye un lector
Lulu Kirschenbaum y Manuel Rud, fundadores de Limonero, conversan sobre cómo se construye un lector

Parece que fue ayer cuando esa casona en el límite entre Palermo y Villa Crespo se transformó en una de las editoriales más reconocidas y premiadas de libros ilustrados para niños y niñas, y no tanto, Limonero, fundada en 2014. Solo pasaron diez años de eso.

Y en el medio, reconocimientos internacionales, como el International Children’s and Youth Literature para el catálogo White Ravens (Alemania); de la Feria del Libro de de New York (Estados Unidos); del Festival de Literatura para niños de Sharjah (Emiratos Árabes); de la Fundación Cuatrogatos (Miami); del Nami Concours (Corea del Sur), el BOP a la mejor editorial de América Latina en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Bologna, Italia, en 2019, entre otros.

En la columna de esta semana, Infobae Cultura conversa con quienes están detrás de ese proyecto que en tan poco tiempo cosechó tanto, Lulu Kirschenbaum y Manuel Rud. Ellos no eran novatos en el sector al momento de crear Limonero, que publica y difunde libros ilustrados para todas las edades, “con el propósito de transmitir el incomparable placer de la lectura”. Hasta el desembarco de la editorial se dedicaban a generar contenidos educativos, pero querían dar el salto. Y lo lograron.

“Estamos felices y orgullosos de la editorial que fundamos. Tenemos un equipo sólido y comprometido que hace que sea posible sostenernos y reinventarnos. Es una gran satisfacción tener un fondo editorial que nos sigue gustando luego de tantos años y un placer enorme estar con nuevos proyectos que nos permiten seguir creciendo”, sostiene Lulu Kirschenbaum.

Los fundadores de Limonero comparten su visión sobre la construcción de la identidad lectora
Los fundadores de Limonero comparten su visión sobre la construcción de la identidad lectora

En tanto, Manuel Rud detalla: “Estamos abriendo nuestra editorial en España y trabajando en una nueva línea de libro ilustrado que busca en los adultos a sus primeros lectores. Tener nuevos proyectos es la mejor celebración”, concluyen mientras celebran.

—¿Cómo se construye la identidad lectora?

—Lulu Kirschenbaum: Bueno, yo creo que es difícil contestar cómo se construye una identidad lectora sin ser una especialista en ese terreno. Lo que puedo hipotetizar, de alguna manera y a lo que Limonero apuesta, es a que la identidad lectora se construye o se puede construir desde la infancia. Y en ese sentido, creemos que se construye en un buen mix entre el gusto que trae el lector y lo que va encontrando, en función de una oferta de calidad. Ese encuentro entre lo que uno elige por intuición, por gusto, por formación o por curiosidad, se puede combinar, de una manera fantástica, con una propuesta de calidad. Y creemos que en ese sentido se puede ir armando, en este diálogo, la identidad lectora.

—Manuel Rud: Creo que, aunque resulte una obviedad, un lector se construye como tal leyendo y en contacto con materiales que inciten y disparen la práctica de lectura. A pesar de las consideraciones apocalípticas ante lo digital y los cambios en los modos de leer, intuyo que la oferta de textos hoy es mayor y más diversa que nunca. Entonces, naturalmente, el desafío está en la selección. La educación y las rutinas familiares son decisivas en este sentido.

—¿Creen que un libro podría despertar el interés por leer?

—L.K.: Definitivamente creo que un buen libro, bien escrito, recontra puede despertar el interés por leer. Diría que, más allá de, muchas veces, la presión social, por llamarlo de alguna manera, la construcción de la lectura como un espacio privilegiado y, más que privilegiado, digamos, de reconocido, como de prestigio, “prestigiado”, me parece que, definitivamente, un buen libro puede construir un interés. Que es lo más lindo y lo más genuino que suceda con la lectura.

Internacionalmente reconocida, Limonero sigue expandiendo su catálogo y misión de fomentar la lectura
Internacionalmente reconocida, Limonero sigue expandiendo su catálogo y misión de fomentar la lectura

—De un hogar sin madre ni padre ni familiares lectores ¿puede surgir un ávido lector?

—L.K.: Bueno, yo creo que hay un montón de cosas que en un hogar de lectores es más fácil que los niños entiendan y vean el placer de la lectura. Muchas veces es muy importante el ejemplo, no en el sentido forzado, sino en el sentido natural, que cuando se baja línea y se dice “la importancia de leer” a alguien que no lee. Pero más allá de esto, que me parece algo muy valioso, definitivamente creo que los lectores, por suerte, se pueden construir de otras maneras. Por eso son tan importantes los planes nacionales de lectura. Por eso son tan importantes las figuras como los bibliotecarios, los maestros, o incluso los los pares, ¿no? La recomendación de libros, la circulación de lectura, la escuela. Hay un montón de ámbitos por fuera de la familia que pueden convocar a los niños a volverse lectores.

—¿Qué es ser mediador de lectura? ¿Es algo ligado a la educación?

—L. K.: Bueno, yo no soy especialista en decir que es un mediador de lectura, pero yo entiendo que es gente que con diferentes recursos lo que hace es volverse un puente entre los libros y los lectores. Entonces hay diferentes recursos para hacerlo. No creo que necesariamente esté ligado a educadores, aunque muchos educadores terminen siendo buenos mediadores de lectura. Pero me parece cualquier instancia de transmisión del placer por la lectura y el interés por la lectura forma buenos mediadores de lectura que lo que tienen como objetivo es esto, ¿no?.: transmitir el placer de leer y hacer llegar los libros a los lectores.

—M. R.: La mediación puede entenderse como tarea profesional muy especializada (de críticos, expertos, periodistas, académicos y editores) pero lo cierto es que, además los padres y los docentes, claro, los hermanos y hermanas mayores, amigos y amigas de la escuela, del club y del barrio pueden funcionar como “mediadores vocacionales”. De nuevo, todo reside en la selección. Entonces, cualquier persona que a cualquier edad nos recomiende un libro o un autor que nos impacte o nos forme termina por ser un médium, un curador. Imagino que, en definitiva, cualquier lector puede ser mediador.

Lulu Kirschenbaum y Manuel Rud reflexionan sobre cómo las vivencias personales influyen en la vida para coinstruirse lectores
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—¿Recuerdan su primer encuentro con libros?

—L. K.: No recuerdo, en general, mi primer encuentro con los libros. Sí recuerdo mi primera novela, que se llamaba Wilbur y Carlota, que era la relación entre una araña y un cerdo en una granja. Un vínculo de amistad. Y lo recuerdo porque fue, creo, el primer libro que me resultó atrapante, y a eso se juntaba que era un libro grueso, que en ese momento tenía todo un mérito de lectura haber leído un libro de muchas páginas. Y después, ahora que estoy pensando en voz alta, también recuerdo una colección que era la colección de los Musicuentos, que eran cuentos clásicos que venían con un disquito y uno podía tener la experiencia de lectura con la experiencia de la música y la experiencia auditiva. Y también lo recuerdo como algo supergrato.

—M. R.: Recuerdo borrosamente mi fascinación con la lectura de la enciclopedia ilustrada Lo sé todo, de Larousse. Recuerdo también una edición muy antigua del Martín Fierro y, ya un poco más grande, llegando a la adolescencia, la lectura alucinada de las novelas de José Mauro de Vasconcelos –, como Vamos a calentar el sol y Mi planta de naranja lima–.

[Fotos: gentileza prensa Limonero]

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