Deconstruir los estereotipos sobre el arte africano y su diáspora abrazando la diversidad, lejos de antiguas visiones colonialistas, es uno de los objetivos del programa As formas do Oceano (Las formas del Océano) en la edición de este año de ARCO Lisboa, que se desarrolla hasta el domingo 26. Ocho galerías de Francia, Marruecos, Portugal, Italia y Brasil integran este apartado de la muestra, que explora las relaciones entre África y su diáspora, con curaduría de Paula Nascimento e Igor Simões.
Nascimento explicó en declaraciones que las vivencias de los artistas son distintas entre sí, así como los países, “incluso dentro de un mismo país las geografías y los territorios son muy diferentes”, por eso para ellos ha sido importante dar preponderancia a esa diversidad y no dar una imagen homogénea de la creación artística de África.
“Diría que hay algunos temas que son recurrentes, pero no sé si son comunes a todos, son los temas vinculados a la historia, las prácticas coloniales, pero luego son perspectivas muy distintas”, indicó la comisaria angoleña, quien destacó que hay desde artistas plásticos, hasta otros más conceptuales, o que trabajan con vídeo, fotografía o hacen ‘performance’.
Nascimento habla desde el puesto de la galería parisina 31 Project delante de una obra de la artista zimbabuense Georgina Maxim, que trabaja con textil y que al mismo tiempo es una especie de organizadora cultural: “Es una artista importante por su obra y por el trabajo que hace más social”, subrayó.
En ese ‘stand’ se encuentra la fundadora de la galería, Clémence Houdart, que enseña una pieza de otro artista de Zimbabue, Epheas Maposa, que es “un pintor y su tema principal es el cuerpo humano”, que siempre representa mezclado con elementos naturales, como la vegetación y animales.
Houdart comentó que ella comenzó a interesarse en “las escenas africanas” por su historia personal, ya que parte de su familia residió en el continente y había tenido ocasión de viajar a Kenia y Sudáfrica. Como la idea de la curaduría es que haya un diálogo entre los continentes, el programa incluye producción de afrodescendientes en países como Brasil.
La galería lisboeta Coletivo Amarelo ha recogido el guante y presenta las obras de dos creadores con orígenes muy diferentes, el mozambiqueño Osías André y Juliana Matsumura, “que forma parte de la diáspora, es brasileña-japonesa racializada”, precisó la cofundadora de este espacio Stephanie Wruck.
“Son dos artistas y es una cosa más cohesionada, contando una historia que es sobre África y la diáspora y sobre esas conexiones”, remarcó Wruck, que es brasileña, delante del cuadro de Osías André ‘História da condição humana’.
Para la galerista, ahora hay “más esfuerzos” para que la gente conozca esta clase de trabajos y cada vez hay más espacios centrados en artistas africanos, así como curadores e investigadores de arte que se interesan por ellos, pero cree que todavía queda mucho por hacer.
El programa también se fija en creadores del norte de África, como la marroquí Hoda Terjuman, nacida en Tánger, hija de padre sirio y madre suiza. Su foco es la inmigración. Terjuman expone en el puesto de la galería African Arty de Casablanca y detalló que es la primera vez que viene a esta feria y le gustaría que la gente conozca su trabajo, además de ver “algo nuevo de Marruecos” y que se hable de inmigración. “Es un tema muy importante en Marruecos, ya que vivimos con muchos africanos que llegan e intentan ir a buscar una vida mejor”, reflexionó.
Una de sus obras expuestas, con aires surrealistas, muestra una barca en la arena, con unas montañas de fondo, delante de una pantalla donde aparece el mar: “se ve el mar y es una imagen de la gente que quiere irse y ve el mar como el Dorado hipotético y detrás hay unas montañas, que son el obstáculo para llegar”, señaló la artista. “Pero bueno, la barca está ahí vacía -siguió- y entonces yo digo que la gente sí llegó”.
Fuente EFE
[Fotos: EFE/Carlota Ciudad; EFE/ Paula Fernández]