Hay personalidades únicas, por talento, por supuesto, pero también por carisma. Adela Basch es un ejemplo de ello. Su trayectoria la precede, pero también se destaca por su humor agudo, que plasma en sus libros.
Profesora en Letras, egresada de la UBA, escritora, dramaturga y especialista en literatura infantil y juvenil, ha recibido gran cantidad de reconocimientos, como el Pregonero de Honor en 2010, el Diploma al Mérito en la categoría Infantil de los Premios Konex en 2014, premio a la trayectoria de ATINA, también en 2014, entre otros. Y también ha participado en diversos jurados y mesas relacionadas con la literatura infantil y juvenil.
Su extensa obra literaria cuenta con más de un centenar de libros en los que explora diversos géneros, como el teatro, la poesía, el cuento y el humor. Ha coordinado talleres y charlas en torno a la promoción de la lectura y de difusión de la literatura infantil y juvenil en toda la Argentina. En 2002 fundó su propia editorial, Abran Cancha, donde le ha brindado la posibilidad a autores noveles de darse a conocer.
—¿Cómo se construye la identidad lectora?
—A medida que crecemos, desde la primera infancia y durante toda la vida, vamos leyendo todo tipo de textos. Algunos nos gustan, otros no tanto, incluso varios no nos gustan para nada. Todo ese recorrido nos construye como lectores, y es un camino increíblemente personal, muy propio. Así como yo no sería la misma que soy si no hubiera tenido las experiencias que tuve, si no hubiera vivido todo lo que viví, tampoco sería la misma sin haber leído todos los libros que leí. Y también los que escribí. Los libros que leí pasaron a formar parte de mí, de mi mundo interior, de mi capacidad de imaginar y comprender, de mis relaciones con otros, de mi propia vida.
—¿Crees que un libro podría despertar el interés por leer?
—Sí, estoy segura de que la lectura de un libro puede desencadenar la lectura de muchos otros. Las ganas y el entusiasmo bien alimentados siempre crecen. Lo mismo pasa con la música, el cine, el teatro. Pero es fundamental encontrar esa primera obra que nos enamore y que nos detone el deseo de seguir leyendo, que nos provoque una sed que solo se calma con otro libro. Y también creo que es importante todo lo que interviene en la lectura, sobre todo, de los primeros libros. ¿Leemos en un contexto de afecto y libertad o leemos por obligación, para realizar una tarea?
—De un hogar sin madre ni padre ni familiares lectores ¿puede surgir un ávido lector?
—Aunque sea más difícil y seguramente le cueste más desarrollar su camino, creo que sí puede nacer un gran lector en una familia que no tiene el hábito de la lectura. Recuerdo que en la escuela había una bibliotecaria que pasaba por las aulas mostrando libros y hablando de cada uno de ellos. Después, en los recreos, todos íbamos a la biblioteca y hacíamos fila para buscar los que nos habían interesado. Estoy segura de que muchos de esos chicos y chicas pertenecían a familias que no tenían el hábito lector. Y también he conocido lugares donde una bibliotecaria provocaba tanto entusiasmo por los libros en los chicos y chicas que finalmente ellos convertían a sus padres en ávidos lectores.
—¿Qué es ser mediador de lectura? ¿Es algo ligado a la educación?
—Si bien cuando pensamos en mediadores de lectura lo más frecuentes es que se nos vengan a la mente docentes y bibliotecarios que intentan acercar los libros a los escolares, los primeros mediadores con los que nos encontramos en nuestra infancia son los padres, los tíos, los abuelos, los hermanos. ¿Si esas instancias de lectura familiares son educativas? Quizás. Al fin y al cabo siempre estamos enseñando y aprendiendo.
—¿Recordás tu primer encuentro con libros?
—Mi primer encuentro con libros fue gracias a mi hermana mayor, que me llevaba doce años.
Recuerdo que me leía libros de la colección Bolsillitos. Cada lectura era una fiesta. Me maravillaba ver cómo de la boca de mi hermana salían palabras que al mismo tiempo estaban en el papel, que iban formando una historia que me envolvía de manera fascinante y me hacían viajar a otro mundo.