En un emocionante viaje de tres décadas, el documental Leyenda Feroz dirigido por Denise Urfeig y Mariano Frigerio, explora los entresijos y la trascendencia de Tango Feroz, película libremente basada en la vida de José Alberto Iglesias, “Tanguito”, músico y bohemio, personaje central de los primeros años del rock argentino (coautor de “La balsa”, el primer hit del género). Estrenada en 1993, la obra de Marcelo Piñeiro fue un fenómeno de venta de entradas, se convirtió en un hito del cine nacional y desató una súbita pasión por los orígenes del rock argentino. La película no solo reúne testimonios del director y los protagonistas Fernán Mirás, Cecilia Dopazo y Leo Sbaraglia, entre otros, sino que también indaga en las razones del fenómeno e incluye contundentes opiniones del recientemente fallecido Javier Martínez -congénere de Tanguito, baterista y cantante de Manal-.
Leyenda Feroz se propone desentrañar el por qué de una inesperada y masiva resonancia. La película no solo marcó un antes y un después en el cine argentino, sino que también se considera una obra que, en medio de un tiempo social y político particular (los años del “menemismo”), logró capturar el espíritu rebelde y transformador de una juventud que defendía valores como la educación pública y se identificaba profundamente con la música y la historia de su tiempo. Abarca el proceso creativo y los desafíos de la producción original, y también explora las voces de críticos y músicos que en su momento se distanciaron del proyecto, ofreciendo así un espectro completo del impacto cultural de la película.
El documental tuvo su estreno mundial en el reciente Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) y ahora llega a las salas de cine. No solo es un homenaje a Tango Feroz sino también una reflexión sobre el poder del cine como espejo de su tiempo y herramienta de cambio cultural. Infobae Cultura dialogó con los directores Denise Urfeig y Mariano Frigerio sobre sus experiencias anteriores en el género, el proceso creativo del documental, la búsqueda de testimonios para la película y la significación de su estreno en un momento tan particular del cine argentino.
—¿Cuál fue el origen de este proyecto? Al igual que con Carroceros, optaron por realizar una película acerca de otra película.
Mariano Frigerio: —Hicimos previamente el documental Carroceros, centrado en los admiradores de Esperando la carroza. Al concluir esa película, nos planteamos qué seguiría. Nos interesaba profundizar en el mundo del documental, especialmente en el cine argentino. Surgió la pregunta: ¿qué otra película nos había dejado una marca significativa? Y la respuesta fue clara: Tango Feroz. Para nuestra generación, nacida en los años 80, fue un hito cultural. Recordamos dónde estábamos cuando se estrenó, con quién la vimos, en qué cine. Sentimos que este material era lo suficientemente rico como para explorarlo más a fondo. Así que nos adentramos en su historia y descubrimos un trasfondo fascinante para realizar otro documental.
—¿Qué diferencia encontraron entre este proyecto y aquel, donde no era tan evidente lo que podía haber detrás?
MF: —En Carroceros, teníamos muy claro que nuestro documental trataba sobre los fanáticos, queríamos mostrar ese universo de seguidores, similar a la obsesión por Star Wars en Argentina. Con Tango Feroz fue al contrario, queríamos hacer un documental sobre la película en sí, así que el enfoque fue completamente diferente.
Denise: —Nos sorprendió descubrir la cantidad de fanáticos que tiene Tango Feroz y cómo ha impactado en la vida de tanta gente, que desean volver a verla y que incluso los padres la comparten con sus hijos.
—¿Cómo influyó el aniversario redondo del estreno?
MF: —Fue pura casualidad. Al inicio del proyecto no estábamos al tanto de la efeméride, pero resultó ser una coincidencia muy conveniente. Nos permitió conectar con la proyección documental en el Cine Gaumont, coincidiendo con los 30 años desde su estreno, lo cual fue muy útil para resaltar la emoción que la película continúa generando en la actualidad.
—¿Cuál fue la reacción al contactar a los protagonistas y al director? ¿Sentían que estarían interesados en participar en el proyecto?
DU: —Al contactar a Marcelo Piñeiro, el primero en ser abordado, su reacción inicial fue de sorpresa, ya que no consideraba que su historia fuera digna de ser documentada. Sin embargo, conforme avanzaba el rodaje y, especialmente, tras la proyección en el Gaumont a los 30 años del estreno, donde presenció la emoción del público y la alegría de los actores al hablar de la película, comenzó a comprender la importancia del proyecto.
MF: —Para los actores, al ser el rostro de Tango Feroz, aún reciben preguntas y comentarios sobre la película de manera regular, lo que generó una respuesta diferente. Para Marcelo Piñeyro, la película había tenido polémica y éxito, pero no la consideraba tan relevante en la actualidad. En cambio, Fernán Mirás mencionaba que cuando lo entrevistaban y no sabían de qué hablar, inevitablemente surgía el tema de Tango Feroz.
—¿Cómo contactaron a los músicos que estuvieron en contra de participar en la película?
MF: —Teníamos claro que queríamos abordar este punto en la historia de Tango Feroz porque fue un conflicto real que existió. Marcelo Piñeiro originalmente quería utilizar el tema “La balsa” y no pudo debido a este conflicto con los autores. Así que era importante contar esa parte. Afortunadamente, Piñeiro y Claudio Pustelnik siempre nos dieron libertad creativa; nunca nos censuraron ni nos dijeron que no querían que apareciera cierta persona. En cuanto a la producción, encontrar a esos rockeros fue como en cualquier documental independiente, poco a poco, consiguiendo contactos y presentándonos. Nuestra experiencia previa con Carroceros nos facilitó un poco las cosas, al menos teníamos algo para presentarnos.
DU: —Comenzamos por Litto Nebbia, quien no otorgó los derechos de “La balsa”. Nos habría gustado entrevistarlo, pero su respuesta por correo electrónico fue amable y comprensiva. Nos dijo que podíamos hacer y decir lo que quisiéramos, investigar, lo que nos dejó tranquilos. Sin embargo, dejó claro que no quería hablar del tema porque aún le duele, incluso 30 años después.
—¿Por qué eligieron ciertos escenarios de Tango Feroz para el documental?
MF: —Nos atrajo mucho la poética de la ciudad dentro de la película. Buenos Aires era como un personaje principal, muy protagonista. Casi todas las escenas de la película se desarrollan en exteriores. Así que nos pareció hermoso ver la reacción de los actores al llevarlos a esos lugares nuevamente, y nos funcionó muy bien. Utilizamos escenografías que eran parte de la película, pero que ahora tenían una nueva perspectiva. Por ejemplo, la terraza del Teatro Colón que en la película no se registra que es ahí. La experiencia de llevar a los actores allí fue emocionante. Cecilia Dopazo se conmovió mucho. Con Federico D’Elía y David Masajnik recreamos la escena de Glorias Argentinas, que ahora tenía un giro cómico, pero funcionó perfectamente. Llevamos a Fernán y a Marcelo al Muelle de los Pescadores, un lugar icónico de la película.
—¿Cómo fue el desarrollo del guion para unir todas esas historias y elementos?
DU: —El guion inicial, creado por Mariano, reflejaba bastante fielmente nuestra visión inicial, aunque algunas cosas se fueron ajustando durante el proceso. En él estaban todas las escenas planificadas, las locaciones, y se destacaba el papel de Buenos Aires como un protagonista más. Después, Karina Espósito, la montajista, realizó un trabajo excepcional que embelleció aún más el resultado final. Logró unir de manera fluida el presente y el pasado en un montaje que quedó hermoso, queríamos mostrar cómo había cambiado la ciudad en los últimos 30 años.
—¿Cómo vivieron las presentaciones de la película?
MF: —Estábamos extremadamente nerviosos. Nadie, aparte de nosotros, había visto la película antes de su estreno. Era realmente una premiere. Además de los nervios propios de un estreno, también estábamos ansiosos por las reacciones de los protagonistas. Marcelo y Claudio, en particular, no estaban preparados para la presencia de críticos o voces disidentes, lo cual los ponía un poco nerviosos. Sin embargo, agradecieron mucho su participación, ya que permitió que el documental fuera completo y no solo un homenaje parcial.
DU: —Fue una celebración, un reencuentro. Considerando el momento difícil que atraviesa la industria cinematográfica, la película, que es en sí un homenaje al cine, cobró un significado aún más profundo. La respuesta fue increíblemente positiva. Hubo muchos aplausos en diversos momentos, pero uno que destacó fue cuando se mostró un plano del cine Gaumont y la audiencia ovacionó como si estuvieran aplaudiendo a un ídolo.
—¿Qué reflexión tenían sobre la percepción de “Tango Feroz”, considerando tanto su popularidad como las críticas sobre su comercialización y la representación de sus personajes?
MF: —Sí, teníamos la impresión de que era un gran éxito de los años 90, respaldado por mucho dinero y numerosos productores, con la seguridad de que arrasaría en taquilla y vendería miles de discos. Sin embargo, nos sorprendió descubrir que todo esto era totalmente contrario a la realidad. La película se realizó realmente a pulmón, llevando seis años completarla. Mucha gente no comprendía por qué estaba dirigida a adolescentes en ese momento, cuando ese no era el público objetivo habitual.
DU: —Una de las cosas que más me sorprendió de las entrevistas fue descubrir que tenía la percepción de que Tango Feroz era una película totalmente comercial destinada a ser un gran éxito, pero no fue así. Estaba convencida de que estaba hecha para romperla en taquilla, pero en realidad, se trató de un proyecto que se construyó con mucho esfuerzo y dedicación.
—¿Cómo fue la experiencia de hablar con los actores, considerando que para muchos de ellos la película significó un gran punto de partida en sus carreras?
MF: —Tanto Fernán, Cecilia, Federico, David y los demás, nos expresaron su agradecimiento. Estaban realmente contentos de que quisiéramos realizar el documental y recordaban con claridad muchas anécdotas de la película, mostrando que no la habían olvidado. Para muchos de ellos, fue el inicio de carreras sumamente exitosas. Por ejemplo, Marcelo Piñeiro conoció a Leo Sbaraglia durante el rodaje y dos años después realizaron Caballos salvajes. Y luego, por supuesto, están las carreras destacadas de Cecilia Dopazo y Fernán Mirás. Este último menciona en nuestro documental que la película marcó un punto de inflexión en su carrera, pero también significó un gran desafío para seguir adelante.
—¿Cómo perciben el panorama actual del cine argentino, entre la alegría de estrenar una película y la incertidumbre sobre el futuro?
DU: —Nos sentimos realmente contentos. Siendo espectadores asiduos del BAFICI, estrenar nuestra película allí era un sueño hecho realidad. Sin embargo, el día de nuestro estreno se anunció la posibilidad de cierre del Cine Gaumont por parte del INCAA. Es una tristeza y una incertidumbre total. Nuestro documental ahora adquiere otro significado al mostrar la importancia del cine para la gente y la necesidad de seguir apoyando la producción cinematográfica nacional.
MF: —La industria del cine es una fuente importante de trabajo para muchas personas, y el INCAA posibilita la diversidad de voces en la producción cinematográfica. Con las medidas que se están tomando, parece que solo quedarán películas mainstream, dejando fuera a muchos talentos. Es preocupante y nos insta a estar alertas y luchar. Nuestro documental también evidencia esto: muestra cómo una película puede impactar positivamente en el público, abriendo salas y generando interés en el cine argentino. Es una situación desoladora y preocupante, pero también puede ser una oportunidad para unirnos y trabajar juntos hacia un futuro mejor para el cine argentino.