La película chilena “Historia & Geografía”, dirigida por Bernardo Quesney, celebró su debut en Argentina durante la edición del BAFICI. Galardonada en el SANFIC 2023 con los premios a Mejor Director y Mejor Interpretación, este filme narra la historia de Gioconda Martínez, interpretada por Amparo Noguera, una otrora famosa actriz de televisión que busca redimir su carrera artística a través de una obra teatral sobre la conquista de Chile.
El argumento central de Historia & Geografía gira alrededor de la figura de Gioconda Martínez, quien, tras décadas de reconocimiento en la comedia televisiva chilena, se aventura a dirigir una obra teatral que aborda la compleja historia de la conquista de Chile. A través de esta iniciativa, Gioconda enfrenta el desafío de reconciliar su despreocupada imagen pública con el compromiso de narrar un episodio significativo de la historia de su país. La película, además de contar con la participación de actores de renombre como Catalina Saavedra, Steevens Benjamin, Pablo Schwarz, Paloma Moreno y Paulina Urrutia, se sumerge en temáticas de trascendencia cultural, utilizando el humor como medio para explorar cuestiones de identidad nacional e historia.
Bernardo Quesney ha consolidado su carrera en la dirección de cine a través de una obra que combina ingeniosamente el entretenimiento con el análisis social. Tras su debut en Efectos Especiales y el éxito internacional de Desastres Naturales, plasma en Historia & Geografía una estética ecléctica que refleja la tensión entre la cultura popular y la historia oficial, entre el compromiso social y la búsqueda de reconocimiento personal.
La narrativa planteada por Quesney destaca por su originalidad al abordar con valentía y humor temas históricos y culturales sensibles, invitando a la reflexión sobre la identidad chilena desde una perspectiva fresca y provocadora. Así, este film no solo se erige como una pieza de entretenimiento sino también como un vehículo para el diálogo y la introspección. Con escenarios naturales de la pintoresca ciudad de San Felipe (región de Valparaíso, zona central de Chile) Historia & Geografía ha logrado capturar la belleza del paisaje y la esencia de su cultura, promoviendo así un intercambio enriquecedor entre la tradición y la innovación artística.
Infobae Cultura conversó con el director chileno que estuvo de visita en nuestro país para presentar su última película en el marco de la Sección “Comedias” de BAFICI.
—¿Qué aspectos únicos encuentras en la comedia en comparación con otros géneros?
—Creo que la comedia tiene un elemento de juego con la verdad, es como un arte del engaño donde uno puede expresar críticas de manera sutil a través de situaciones cómicas o divertidas. Me refiero a engaño en el sentido de que a veces se pueden transmitir mensajes de manera más disimulada.
—A pesar de ser una comedia, busca reflexionar sobre la realidad chilena
—Su encanto radica en reflexionar sobre la comedia misma, sobre por qué nos reímos, sobre cómo han cambiado los tiempos. La película analiza muchos personajes que, hace 15 años en Chile (y creo que también en Argentina), podrían ser considerados homofóbicos, machistas o burlones hacia los menos privilegiados. Ahora, eso ya no es aceptable, pero es importante estudiarlo para comprender si realmente nos reíamos de eso en su momento. Pero lo interesante era estudiar cómo la cultura televisiva ha dominado en Chile, más que la cultura teatral o literaria. Tenemos un país que ha consumido mucha televisión, pero quizás no siempre de calidad. Por eso, estos personajes en la comedia no necesariamente están diseñados para ser graciosos, sino más bien para reflejar lo que solíamos encontrar cómico, algo que hoy puede resultar chocante o triste. No me gusta juzgar, porque creo que es importante entender de dónde venimos y cómo ha evolucionado nuestro sentido del humor. Más que borrar o condenar, creo que es crucial comprender los límites del humor y reflexionar sobre lo que estaba mal y lo que estaba bien en el pasado.
—¿Cómo quisiste tratar el tema de la apropiación cultural?
—En nuestro caso, quisimos explorar qué sucedería si un personaje foráneo intentara rehacer un mito y para convertirse en una “gran artista seria”, añadiendo nuevos elementos relacionados con grupos que percibe como oprimidos, como los haitianos. Esta lectura puede ser vista como acertada o incorrecta, pero plantea la cuestión de si la manera en que se aborda es adecuada o si cae en clichés. A menudo, cuando alguien intenta abordar un tema serio, tiende a tomar la perspectiva más rigurosa posible, lo cual es sumamente complicado. En la película, vemos a un personaje con problemas de identidad que elige abordar un texto milenario extremadamente complejo de estudiar. Esto puede llevar a situaciones controvertidas, como el uso de símbolos de culturas exterminadas para promocionar productos comerciales, lo cual puede interpretarse como una forma de apropiación cultural. Es fundamental reflexionar sobre el respeto y la ética al utilizar elementos culturales en la sociedad contemporánea, como lo ilustra el caso del yogur con la imagen de una mujer mapuche, que fue retirado después de suscitarse críticas.
—¿Cómo fue recibida la película cuando se presentó en Chile?
—La respuesta fue muy positiva. Ha tenido más de 20 funciones especiales y ahora sigue en cartelera. El recibimiento ha sido excelente en términos tanto de la audiencia como de la crítica. Tenía cierto temor sobre si generaría risas, pero nos sorprendió gratamente descubrir que la gente se reía, incluso en funciones en el extranjero, como en el BAFICI, donde el humor podría haber tenido dificultades debido a las diferencias idiomáticas y culturales. Sin embargo, la conexión fue evidente. La película no solo provocó risas, sino que también generó reflexiones sobre la situación actual, no solo en Chile sino también en Argentina. Se discutió sobre cómo todavía prevalece el humor fácil y la influencia de las estrellas de televisión frente a un panorama cultural en evolución.
—¿Cuál fue uno de los mayores desafíos durante la realización de la película?
—Uno fue hacer que Amparo Noguera, la protagonista, haga una comedia. Si bien es una actriz muy talentosa, en Chile es conocida principalmente por su trabajo en teleseries y películas de drama, muchas de las cuales son dirigidas por Pablo Larraín. Cuando le propuse hacer una comedia, ella estaba un poco incrédula al principio. Sin embargo, logró interpretar su papel de manera espectacular. Fue un desafío para ella desprenderse un poco de la imagen que había construido como actriz dramática y enfrentarse a escenas en las que tenía que actuar de forma ridícula.
—Te diste el lujo de trabajar con actores muy reconocidos
—Fue un verdadero lujo contar con actores de renombre en el elenco, y el proceso fue bastante fluido. El rodaje fue corto y tuvimos la suerte de ser una de las primeras películas en producción después de la pandemia en diciembre de 2020. La mayoría de los actores estaban disponibles debido a la situación, ya que muchos proyectos estaban en pausa. Fue una suerte inusual para nosotros, ya que generalmente enfrentamos dificultades para cuadrar los horarios de los actores, especialmente de figuras como Paulina Urrutia, o mismo la protagonista, quienes están muy demandadas en el ámbito teatral.Logramos coordinar los horarios y contar con su participación en la película.
—¿Cuál es la situación actual del cine chileno?
—Es un panorama complejo. Por un lado, contamos con fondos disponibles para la producción cinematográfica, lo cual es positivo, pero acceder a estos fondos puede ser extremadamente difícil. La competencia es feroz, y a menudo vemos que cineastas con una larga trayectoria compiten con aquellos que están haciendo su primera película. Además, es importante destacar que, aunque se están produciendo alrededor de 40 películas al año, los fondos otorgados a los ganadores son limitados en cantidad y en diversidad de género cinematográfico. Por ejemplo, el año pasado se financiaron tres largometrajes, tres documentales y cinco cortometrajes, lo que deja preguntas sobre la equidad en la industria. En cuanto a la financiación de proyectos, es común recurrir a fondos regionales y municipales, así como a fondos de posproducción. Sin embargo, este proceso puede ser lento y desafiante.
—¿Yué ocurre en las salas de cine?
—Es un tema un poco desalentador. Si bien hemos tenido éxitos, como el documental La memoria infinita, que estuvo nominado al Oscar, estos casos son más bien excepcionales. En general, sentimos que el público chileno no acude mucho a ver cine nacional. Aunque hay algunas películas que logran superar esta tendencia la realidad es que las cifras de espectadores suelen ser bajas. Es frustrante ver cómo películas con potencial no logran atraer a una audiencia significativa. Desde el punto de vista de la distribución, también es una lucha constante. En ocasiones, nos enfrentamos a la dificultad de convencer a las salas de cine para que exhiban nuestras películas. Si bien existe una red de salas independientes, las salas comerciales representan un desafío aún mayor para lograr una exhibición prolongada.