De maestros, ciudad y yunga, en una potente muestra de pintura tucumana

El Museo de Arte Contemporáneo de La Boca presenta “La función de la utopía”, en la que reúne obra de artistas contemporáneos de la provincia en diálogo con piezas de la Colección

"La función de la utopía" se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO)

Durante 1948, Lino Enea Spilimbergo llegó a Tucumán para hacerse cargo de la cátedra de pintura del Instituto Nacional de Artes (INA) de la Universidad, momento que se considera fundante de la escena provincial que empezaría a desarrollarse, y que tuvo, entre otros alumnos, a Carlos Alonso.

Este momento, casi mítico, se homenajea en el inicio de la exposición La función de la utopía, que en el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO) mixtura obras de artistas contemporáneos de la provincia con el acervo de la colección de la Fundación Tres Pinos. Allí, entonces, a modo de bienvenida, se pueden ver uno de los tantos retratos realizados por Alonso de quien fuera su maestro, al lado de de otro realizado por uno de los grandes maestros del arte argentino.

“Son artistas que no tienen tanta llegada a Buenos Aires, pero que en Tucumán y en el NOA tienen una presencia, junto a otros tucumanos que ya están insertos en el circuito de la Ciudad. Me pareció interesante mostrar el tema de la pintura en la provincia, que sigue siendo muy potente. Son artistas que tienen mucha técnica, pero que también están desarrollando conceptos.”, explicó Cecilia Quinteros Macció, curadora, a Infobae Cultura.

La exhibición mixtura obras de artistas contemporáneos de Tucumán con obras del acervo de la colección de la Fundación Tres Pinos

Y agregó sobre el trabajo con la Colección: “Le presté atención a lo que tenían vinculado a Tucumán. Por eso, la primera obra con la que pensé fue el retrato de Alonso de Spilimbergo, porque está vinculado a la historia de cómo se fue creando nuestro escenario artístico”.

La exposición está centrada en la pintura y no en textiles o escultura, como se podría esperar a priori, y además se despliegan piezas de Berni, Eduardo Audivert (también alumno de Spilimbergo en el INA), Marcia Schvartz, Luis Felipe Noé, Josefina Robirosa junto a tucumanos de distintas épocas como Osorio Luque, Demetrio Iramain, Gabriel Chaile, Eugenia Correa, Sandro Pereira, Carlos Alcalde, Alfredo Frías, Valeria Maggi, Nelson Velardez Lai, RUIDO, Lautaro Sotelo, Maria Rosa Mamana y Emiliano D ́Amato Mateo.

Una de las figuras de las que más obras se presentan es Carlos Alcalde, “considerado el último maestro tucumano de artistas”. “Él no terminaba de ser muy tradicional, tampoco tan contemporáneo, pero siempre se salía de los bordes. Y un poco eso es lo que ha ido transmitiendo algunos artistas que están acá”, dijo Quinteros Macció.

Obra de Carlos Alcalde

“Hay piezas de los 80 y de los 2000. Su legado es de toda una obra muy propia, muy íntima, pero al mismo tiempo tiene una temática súper amplia, utilizando mucho el collage, el tema de la imagen, del retrato. Es un artista muy existencialista y cuenta a través de su obra la historia argentina y la del mundo. Una de las obras es sobre la Guerra de Vietnam y otra sobre un amigo desaparecido en Tucumán. Entonces podía contar como toda esa etapa de la psicodelia donde vivían en un mundo también fantástico y por otro, lo atravesaban otras cuestiones, como el accionar de la dictadura que fue muy tremendo”, sostiene sobre el artista neofigurativo que fue alumno de Ezequiel Linares también en el INA. En este pasaje de maestro a alumnos, Alcalde fue docente de Frías, Correa y Maggi.

Eugenia Correa toma mucho el barroco como influencia y, a partir de esa técnicas e iluminación, toca temáticas que tienen que ver con lo que ella fue atravesando como artista con una mirada feminista. Es una obra cruda, por un lado hay una virgen que está maquillada como zorra, que habla de los estereotipos con los que cargan en los cuerpos las mujeres. En la otra obra, que es Santa Ágata, ¿qué pretende usted de mí?, en la que ironiza con la frase de la Coca Sarli, representa a una mujer mutilada en sus pechos por no haber querido casarse con un rey y dedicarse a Dios. Entonces, aparece esta cuestión del hombre siendo dueño del cuerpo de la mujer y cargándola de ese mandato a cumplir. También juega con el tiempo, en el sentido de que hay temas o preocupaciones que siguen estando”, sostuvo.

La exposición está armada a partir de pequeños diálogos, en los dos pisos del espacio, en los que se contrastan el acervo con los contemporáneos y que buscan retratar distintos aspectos del estilo de vida con el paisaje tucumano, de la yunga a la ciudad.

"Me pareció interesante mostrar el tema de la pintura en la provincia, que sigue siendo muy potente”, explicó la curadora Cecilia Quinteros Macció

Mientras Sandro Pereira presenta un paisaje norteño árido, de altura, con un zorro y un niño que parece un homenaje a El Principito, junto a una pieza de Yuyo Noé y de Robirosa, también lo hace D ́Amato Mateo que desarrolla “la conexión con el territorio, con el paisaje y particularmente con quienes habitan esos paisajes de la yunga, con la presencia de los animales” cerca de un lienzo de Demetrio Iramain, hermano el escultor Juan Carlos Iramain, quien junto a Osorio Luque -también en la expo- realizaron un impresionismo paisajístico de figuras sintéticas, casi como bosquejos de una existencia que se funde con el fondo, que es consumido y la vez deja su marca en las faenas de lo cotidiano.

“Demetrio Iramain pertenece a una familia emblemática ligada a la cultura en Tucumán y es un pintor muy importante de escenas. Me sorprendió un montón ver varias obras de él en la Colección, ya que incluso en la provincia ha sido un poco olvidado”, comentó la curadora.

En el caso de Luque, de corte gauchesco romantizado, se presenta rodeado por los trabajos de Sonia Ruiz y Nelson Velarde, que “hablan las cuestiones populares” y también en ese sondeo del territorio de lo natural, surge Valeria Maggi que “pareciera tener vínculo con lo abstracto, pero todo el tiempo aparece una presencia del paisaje”.

Trabajos de Berni, Gabriel Chaile y María Rosa Mamana

“Hay un conjunto que son rarezas, los Berni que son montes santiagueños hechos témpera, de una serie que no suele verse, al lado de obras pequeñas de Gabriel Chaile, de quien no se conoce mucha pintura. El diálogo que se arma entre Berni y Chaile, que son obras de la Fundación, se complementa con una pintura de María Rosa Mamana, que también es más bien rara de ver, porque ella es una artista textil”, explicó.

Desplegados sobre una pared y rodeados por un sonido ambiente en loop, con “algunos fantasmas urbanos que muchos de los que caminan por las calles de Tucumán van a reconocer”, se encuentran nueve piezas, en diferentes formatos, del proyecto Ruido, formado por Verónica Corrales y Fernando Gallucci.

Desde su surgimiento en 2020, durante la pandemia, el proyecto muralista buscó crear “una especie de museo a cielo abierto” entendiendo que era la “única forma de afectar la vida de los ciudadanos en la calle”.

Las piezas del grupo Ruido

“A partir de El circuito del mural, que aún continúa, rescatamos los espacios públicos que han sido vandalizados o expropiados por la publicidad y la propaganda política. Entonces a medida que va creciendo esta ruta, muchas veces salimos a hacer relevamientos de paredes y eso es un trabajo de campo de investigación, en donde uno va al barrio, empieza a sociabilizar con la gente, entender qué le gusta, qué cosas en común se puede hacer también”, comentó Gallucci a este medio.

Las obras que se presentan surgen “a partir del backstage de lo que es una pintada de mural”. “Sacamos fotos de los contextos y mostramos el otro lado de lo que es la pintada de un mural, recolectando un poco de la esencia urbana, del trabajo informal sobre todo”, dijo.

*”La función de la utopía”, en el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO), Almirante Brown 1031. Miércoles a Domingos de 11 a 19 hs. Entrada gratuita