Mientras aguarda cerrar las fechas para rendirle un homenaje a su querida y admirada poeta, Alejandra Pizarnik, y espera entusiasmada la salida de su disco en vivo Dijeron de mí, Virginia Innocenti le da los últimos toques en Barracas a los ensayos de Herida absurda, tangos clásicos y otras cositas, que, con dirección de Jorgelina Herrero Pons y producción de Karina Barrozo, estrena este jueves 18 de abril y tendrá una segunda función el 13 de junio en el Centro Cultural Torquato Tasso de San Telmo.
La intérprete no estará sola en escena. La acompañará el cantor y compositor Hernán Lucero, y ya prevén funciones en Mendoza y Bariloche, además de una gira por el exterior. Con una extensa trayectoria en cine, teatro, radio y televisión, Innocenti animó a personajes que se hicieron populares en programas como Zona de riesgo, Poliladron, Los machos, Verdad consecuencia y Mujeres asesinas, entre otros.
—Te conocimos como actriz, pero fuiste cambiando la dirección de tu arte hacia el canto. ¿Cómo fue ese proceso?
—Desde muy niña me formé en actuación, baile y canto, disciplinas que estuvieron muy unidas en mí. Lo primero que hice, a los 16, fue un espectáculo de mi autoría conformado por canciones, textos propios y ajenos y coreografías. El teatro musical y sus acciones performáticas tienen sus orígenes en el espectáculo de cabaret, donde la música estaba al servicio de contar algo con contenido poderoso, con una mirada crítica, no solo por el afán del mero entretenimiento. Es un género que me fascina. En 2000 empecé a presentarme con mi banda en vivo, canté en todos los hermosos espacios de Buenos Aires y ya tengo cuatro discos y un dvd.
—¿Recordarías cuáles son?
—Por supuesto, en 2004 saqué el disco Habrá, con mis canciones y versiones de otros grandes poetas que admiro. En 2006, El agua negra, con el repertorio del espectáculo que hicimos con la directora y autora Mariana Oberszten. En 2011 salio el dvd sobre el espectáculo que escribí e interpreté junto al maestro Diego Vila, Dijeron de mí, sobre vida y obra de Tita Merello, con producción de Lino Patalano y Elio Marchi, en el teatro Maipo. En 2018, salió el tercer disco, En la luna, con el guitarrista y compositor Sergio Zabala. En 2022 saqué el disco Diarios, variaciones sobre Alejandra Pizarnik, junto a Rodrigo Soko, y está por salir el disco sobre las canciones en vivo de Dijeron de mí. Ojalá Herida absurda se convierta en un material musical para disco. Cantar es lo que más amo hacer en la vida, mi modo de expresión más genuino. En los últimos años estuve haciendo estos cuentos musicales y con este show regreso al formato con el que me inicié a los 16 años, donde me siento como pez en el agua, en mi territorio. Estoy muy entusiasmada con Herida absurda, porque además estoy compartiendo escena con otro gran cantante.
—¿Cuáles son los temas que preferís del repertorio?
—Está elegido muy cuidadosamente para esta historia que es el encuentro y romance pasional muy tanguero entre dos cantantes. Si tengo que elegir, diría que, del repertorio que hacemos las canciones que más disfruto son “Pero yo sé”, de Azucena Maizani; “Sin piel”, de Eladia Blázquez; “El bien pagado”, con música de Claudia Levy y letra mía. “Afiche”, de Atilio Stampone y Homero Expósito, me rompe el corazón porque se la canto al personaje que interpreta Hernán. Después, él canta “Quedémonos aquí”, de Stampone y Expósito, conmovedora. Son dos tangazos muy bellos, como pequeñas películas. Y el otro es “La ultima curda”, de donde nace el título del espectáculo.
—¿Cómo se conocieron con Hernán?
—Estrené junto a Sergio Zabala En la luna, canciones de amor, y estuvimos todos los sábados desde el día de mi cumple, en enero de 2017. Invitábamos a grandes artistas de todos los géneros y pasó Hernán, a quien no conocía. Después, fui a su programa de radio, y él vino al que teníamos con Tom Lupo. Es un cantante precioso, un intérprete exquisito. En los últimos años estuvimos intentando armar algo, y ahora se pudo concretar con un duelo amoroso y tanguero.
—Estuviste viviendo fuera de Buenos Aires, ¿cómo fue esa experiencia?
—Ni bien se abrió la posibilidad de salir durante la pandemia me fui a Traslasierra, Córdoba. Alquilé una casa en el valle porque ahí tengo amigas y amigos muy queridos. Necesitaba estar en contacto con la naturaleza, venía de muchos duelos. El cuidado y el fallecimiento de mis padres, la muerte de uno de mis más queridos amigos, Gabo Ferro; atravesar unas cuestiones de salud propias también. Necesitaba oxígeno, estaba muy cerca de Mendoza, mi mamá era de allá, amigas, amigos y algo de familia también. Así que ese fue el plan.
—Y volviste a Buenos Aires...
—Volví por unos meses porque me convocó Verónica Silva, la curadora del homenaje a Tita Merello, cuando se cumplieron los veinte años de su fallecimiento. Abrí con Dijeron de mí en el CCK en 2022, y canté también en el cierre del Festival de Cine de Mar del Plata, para la premiación. Volví a una Buenos Aires en ebullición musical y artística y me reencontré con mi gente, mi casa, mi ciudad. Si bien en Traslasierra hice algunas cosas musicales, mi perrita se enfermó gravemente.
—¿Tenés ganas de volver a hacer teatro?
—¿Teatro? Tendría que ser algo muy especial, que me entusiasme mucho para que se justifique que deje de hacer el formato de contar cuentos musicales. Estoy con más ganas de hacer cine, lo extraño más que al teatro y, de hecho, me estoy subiendo a los escenarios.
—¿Qué otras actividades te convocan cada día?
—Hago lo que hice siempre: mi rutina de yoga y vocalización, doy clases particulares, acompaño a personas a que cumplan con su proyecto artístico como intérpretes de canto o de actuación. Me ocupo de mi casa, de mis afectos, cuido la huerta que tengo en mi jardín; leo, escribo, estoy generando alguna cosa nueva que provoque encuentros, compartir, que es lo que me hace bien. Pero lo que más me nutre y divierte es ir a ver y escuchar qué están haciendo los artistas que me conmueven.
[Fotos: Alejandra López]